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Nikolaj Coster-Waldau: “Ni loco volvería a embarcarme en otro ‘Juego de tronos”

El actor, que encarnó a Jaime Lannister en la serie de HBO, presenta su primera película posdragones, la danesa 'Suicide Tourist'

Laura Fernández
Nikolaj Coster-Waldau posa ante los fotógrafos en SItges.
Nikolaj Coster-Waldau posa ante los fotógrafos en SItges.Borja B. Hojas (Getty Images)

Sin más armadura que una americana azul marino, Jaime Lannister o, mejor dicho, Nikolaj Coster-Waldau (Rudkøbing, Dinamarca, 49 años), el actor que dio vida durante ocho años al todopoderoso matarreyes de Juego de tronos, se abre camino entre pequeñas hordas de seguidores – armados con carpetas repletas de fotografías, portadas de revistas, algunos, incluso, temporadas al completo de la serie –, hasta pisar el césped en el que atenderá a la prensa. El césped está en el jardín del hotel Melià de Sitges, epicentro del festival en el que se estrena su primera película post Juego de Tronos, una pequeña producción danesa –pequeña en comparación con los números de HBO – del director Jonas Alexander Arnby. ¿Su título? Suicide Tourist. ¿Su personaje? Todo lo opuesto que pueda imaginarse de un Lannister. Es decir, un apocado y moribundo oficinista decidido a tomar el control de lo único que puede controlar: su muerte.

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Esboza,Coster-Waldau, nada más sentarse, una de esas sonrisas que, como diría Jon Nieve, cortan como un cuchillo, y confiesa que no es raro para él estar en España, que conoce “muy bien” Cataluña, porque hace “años” que viene con su familia –tiene dos hijas, habla de ellas a menudo– de vacaciones. “Nos encanta esto”, dice. En un primer momento se muestra reacio a hablar de Juego de tronos, pero es inevitable querer saber si su urgente participación en todo tipo de películas, como él mismo dice, “pequeñas y únicas”, incluso experimentales como Domino de Brian De Palma, tiene algo que ver con su deseo de escapar de Jaime Lannister, de borrar, tan rápido como le sea posible, la enorme huella que la serie ha dejado en su carrera. “No, no estoy huyendo de nada, porque es curioso: para la gente Juego de tronos ha sido algo enorme, pero yo he hecho dos películas por año mientras rodaba la serie. Para mí, era solo uno de mis trabajos”, dice.

Sin embargo, a continuación apunta: “Ni loco volvería a embarcarme en algo parecido a Juego de tronos”. “Hay muchas películas interesantes ahí fuera. Cientos de personajes que interpretar. No me apetece volver a hacer algo tan grande. Lo que más me gusta de Juego de tronos es que permite que existan cosas como Suicide Tourist”, añade. Porque el mero hecho de que su nombre esté en el elenco hace que la historia que partió “de un caos absoluto” –económicamente hablando– pudiera hacerse realidad. “¡Me encanta ese caos, lo disfruto muchísimo!”, apostilla, un segundo antes de ponerse a describir, con auténtica fascinación, a su personaje, Max Isaksen. Habla de sus gafas (“de metal, absolutamente nerds”), de su bigote (“también perfectamente delimitado”), de su flequillo (“y esa raya siempre al lado”), de cómo se abrocha hasta el último botón del pijama (está instalado en un hotel para suicidas muy en la línea Yorgos Lanthimos en el que nadie se quita el pijama). “Es un obseso del control, para mí era todo un reto”, asegura.

El danés deja claro que en ningún momento la película pretende celebrar la muerte sino todo lo contrario. “El mensaje final es que debemos aceptar que no podemos controlarlo todo. Mi personaje está asustado. Tiene miedo a perder a la persona que más quiere. En realidad, le teme a la vida precisamente por eso, porque es incontrolable, y prefiere ponerle fin para no tener que sufrir el descontrol”, argumenta. ¿Diría que un mensaje así es especialmente necesario hoy, cuando parece que la sociedad, en todo el mundo, ha perdido el control? “Es interesante. Diría que sí. Evidentemente, como actor, solo hago el viaje de mi personaje, paso por sus crisis existencial, pero como espectador, diría que podría leerse de esa forma, sí. Los tiempos están cambiando y el mundo se está negando a aceptar esos cambios, de la misma manera que el personaje no acepta que algo ha cambiado en su vida y quiere negar esa vida”, contesta.

¿Algún antídoto al respecto? “Deberíamos, simplemente, dejarnos llevar. El personaje, al menos, debería hacer eso”, responde. Nada amante del terror –“soy muy asustadizo, odio las películas de miedo; solo acepto verlas con un cojín cerca, me tapo la cara todo el rato”, dice –, no se confiesa fan de ningún tipo de género –pese a haber interpretado a personajes que en muchos casos nada tienen de reales–, solo, dice, “de las buenas historias”. Le encantaría que alguien le ofreciera una comedia –“¡Me muero por hacer una comedia!”–, y no para poder desterrar del todo a Jaime Lannister, a quien considera ya por completo desterrado. “Dudo mucho que alguien pida que le devuelvan el dinero cuando salga de ver una de mis películas porque el tío de ahí no es Jaime Lannister. ¡La gente entiende que aquello acabó!”.

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Sobre la firma

Laura Fernández
Laura Fernández es escritora. Su última novela, 'La señora Potter no es exactamente Santa Claus' (Random House), mereció, entre otros, el Ojo Crítico de Narrativa y el Premio Finestres 2021. Es también periodista y crítica literaria y musical, y una apasionada entrevistadora de escritores y analista de series de televisión.

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