_
_
_
_
Gibraltar
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El otro Brexit: los llanitos jóvenes ya no ven la tele española

Empieza a ser habitual un tipo de joven insólito hasta hace poco: el llanito que solo habla en inglés

Una calle de Gibraltar el pasado julio
Una calle de Gibraltar el pasado julio
Sergio del Molino

He pasado un par de días en Gibraltar, invitado a un simposio, y tenía mucha curiosidad por ver cómo respiraban los llanitos a un mes de un Brexit que nadie sabe ya cómo adjetivar.

Más información
Greta Thunberg y los marcianos espartanos
El general Franco sigue muerto

Debatimos sobre un cambio que parece sutil, pero es muy profundo: los jóvenes de entre 12 y 18 años no ven la tele española. Incluso en los años de cierre de la verja (1969-1982), las ondas pasaban por encima y TVE llegaba a unos hogares que no sintonizaban la BBC y en los que se hablaba el español coloquial, guasón y travieso de Cádiz. Ahora empieza a ser habitual un tipo de joven insólito hasta hace poco: el llanito que solo habla en inglés. Sus padres y sus abuelos veían las películas de John Wayne dobladas al castellano en las sobremesas del domingo después del Telediario. Ellos ven Juego de tronos sin subtítulos y no les importa quién va a divertirse cada noche a El hormiguero.

La tele era la forma en que los gibraltareños se sumergían en la cultura española, adquiriéndola por transpiración, como ruido de fondo. Desde que solo ven series en inglés, el país del otro lado se ha hecho muchísimo más extranjero. Con Brexit duro o mediopensionista, nunca fue tan grande la distancia cultural entre los adolescentes llanitos y los de los pueblos del Campo de Gibraltar, lo que tiene que ver además con el abismo económico que los separa: el Peñón dispone de uno de los PIB per cápita más altos del mundo (64.000 euros), mientras que La Línea, con 20.000, está casi 10.000 euros por debajo de la media española. Pocas comunidades tan pegadas en lo geográfico viven tan separadas en todo lo demás.

Lo que la televisión unió una vez, por encima incluso de la política internacional, lo separan ahora las tabletas y las plataformas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_