El general Franco sigue muerto
Aquí estamos, 44 años después, con los guionistas estrujándose el córtex para escribir una gracieta más sobre un dictador del que no debe de quedar ni el coxis
El franquismo duró tanto que, cuando terminó por imperativo biológico de su fundador, ya se habían agotado todos los chistes sobre él. El mejor lo hicieron unos estadounidenses el mismo año 1975: una cumbre del humor televisivo universal titulada El general Franco sigue muerto. Semana tras semana, a lo largo de toda la temporada, Chevy Chase presentó un falso noticiero en Saturday Night Live (por entonces, recién estrenado) en el que daba siempre el mismo titular: “Nos informan de que el general Franco sigue muerto”. Acto seguido leía unas declaraciones -reales- de condolencia de Nixon en las que calificaba al dictador de “amigo leal y aliado de los Estados Unidos”, mientras se proyectaba una foto de Franco junto a Hitler con el brazo en alto.
El general Franco sigue muerto es una de las bromas recurrentes más largas y celebradas de la historia de la tele. La estiraron tanto que ya no deberían caber más chistes sobre Franco, su muerte y su cadáver en ningún sitio. Y, sin embargo, aquí estamos, 44 años después (nueve más de los que duró el franquismo), con los guionistas de los programas de humor estrujándose el córtex para escribir una gracieta más, la penúltima, sobre un personaje del que no debe de quedar ni el coxis.
Ya es casualidad que anden Amenábar y Karra Elejalde paseándose por las teles para promocionar su Unamuno, manifestando que vivimos aún en el franquismo, como si el mero estreno de Mientras dure la guerra no fuese una prueba irrefutable de que de aquella dictadura no persiste más que la vergüenza de los muertos en las cunetas, que no es poco lastre, pero lo podemos denunciar sin que nos condenen a Carabanchel.
Va a haber que llamar a Chevy Chase para que dé la noticia, una vez más, de que el general Franco sigue muerto.
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