Las dos de tres para que te paguen por dibujar a Batman
Los dibujantes españoles más cotizados en las Américas narraron sus experiencias durante las 24ª Jornadas de Cómic de Avilés
- Ser bueno.
- Ser rápido.
- Ser simpático.
Basta con tener, según los que saben, dos de tres para cumplir el gran sueño de la infancia: dibujar a Batman. O a Spider-Man. O a Conan. Dos de tres, y uno esboza, lápiz en mano, de mina de grafito o digital, ese pedacito de historia de un icono que probablemente lo sobreviva muchas décadas.
En esa situación se encuentran, actualmente, no pocos dibujantes españoles. Seamos claros: arrasan. En los últimos premios Eisner (los Oscar del tebeo), cuatro dieron la campanada: doblete de Julia Madrigal (Giant days) y uno por cabeza para Gabriel Hernández (The Vision Hardcover) y Ken Niimura (Unami). Pero es que había otros cuatro nominados. Y, si nos vamos a años anteriores, se nos acumulan los ganadores y mencionados: los cuatro de David Aja, sin ir más lejos, marca la dimensión del éxito que se está viviendo al otro lado del gran charco.
Sobre él hablaron, precisamente, sus protagonistas durante las XXIV Jornadas Internacionales del Cómic de Avilés, el abuelo de los festivales del tebeo españoles que, camino del cuarto siglo, sigue siendo el de más calidad (y humanidad) para el que entiende de esto de las viñetas. Tienen hasta premios al invitado más guapo o al espectador que menos charlas se pierde.
Pero volviendo al caso. Las charlas se titularon: Dibujando a los grandes iconos del cómic americano desde España; primera y segunda parte. Porque, en efecto, tal cual como en las inagotables sagas que retratan, aquello no cabía en una sola entrega. Francis Portela, Fernando Blanco, Iban Coello y Juan Samu el viernes, a eso de las 12.30, y Sergio Dávila, Álvaro Martínez, Jorge Fornés y Juanan Ramírez el sábado, a eso de las 12.00, dieron buena cuenta de la cuestión. Una cuestión palpitante que atacaron con desparpajo, a veces hilarante, y sobre todo con sana voluntad de desmitificación.
Muy a la española, Jorge Fornés (Batman) lo quería dejar claro: "Uno tiene que olvidarse que a la vez está trabajando de frutero. O que el editor me ha dicho que tal cosa no la hago bien. El editor es el que manda, y si necesita el material que necesita de tal manera, tú se lo tienes que dar. Una vez te han pillado, hay que apretar las tuercas". Sus amigos, evidentemente, asentían. Y añadían más perlas de sabiduría al candelero. Álvaro Martínez (X-Men, Liga de la justicia): "Yo intento tener un equilibrio entre humildad y confianza en mí mismo. A veces se nos olvida que estamos contando la historia de otro [el guionista]; el mercado te pone en tu sitio: eres un dibujante. Lo importante es la historia; es duro, pero es así. No hay otra. Pero a la hora de coger el lápiz, hay que apretarlo bien, no hacerte pequeño".
A los pintamonas, como diría Ibáñez con ironía y ternura, también les ha venido muy mal esta era del wasap. Se cuidan hasta los selfies, para que no te pille el editor equis haciendo novillos en una comilona cuando tienes páginas pendientes. Lo de tardar un día o dos en contestar un mail puede tener un pase; "pero si ya te conocen", apostilla Martínez. El cuarteto del sábado se atrevió a narrar una anécdota de un compañero, sin decir el pecador, que se atrevió a pasarse siete días sin contestar a su editor en su primer trabajo allí; primero y último, evidentemente. Aunque la machacona sirena digital también da sus cosas buenas. "Ahora, de los cambios te informan de manera inmediata. Antes, porque de repente le cambiaban el traje a un personaje o quitaban a alguien, te tocaba rehacer todo el trabajo. Ahora, te enteras mucho antes", resume Fornés.
Ahora bien, ¿selfies? ¡Ni uno!
Jorge Fornés. Es increíble cómo han bajado los porcentajes de fotos subidos a las redes durante las comidas con colegas, porque nunca sabes si el que tienes al lado está pendiente de entregar.
Juanan Ramírez. Ha pasado, ha pasado. El tema vamos a hacernos un selfie y vamos a ponerlo en redes ha bajado drásticamente, sí [risas].
Álvaro Martínez. Es que si te ve ahí [el editor], se va a pensar...
Jorge Fornés. Que te estás rascando las pelotas.
Hubo también una reflexión interesante sobre que, para lanzar una carrera, a veces compensa más estar en un personaje que no vende mucho y hacerlo vender mucho más, que ser uno más que pasa por un personaje que vende lo que no está escrito; un incombustible como Bat-Man o Spider-Man. Este bloque de la conversación tuvo un momento desternillante protagonizado por dos de los contertulios.
Jorge Fornés. Yo prefiero a esos personajes menos conocidos, porque...
Álvaro Martínez. [interrumpiendo] ¡Dijo el dibujante de Batman!
Avilés se partió de risa.
Y casi inmediatamente:
Juanan Ramírez. Yo también los prefiero pequeños: Pulgarcito...
Avilés se partió otra vez.
¿Se es español en las Américas sin sentirse que se es justo eso, español? A tenor de los protagonistas, parece que no. En parte, por el "complejo de inferioridad, tan español" que arrastramos. En parte, también, porque la relación con los guionistas americanos no es la misma. "Notamos la diferencia", concluyeron la mayoría; y no se trata de falta de educación o de respeto, sino de lo que había en cualquiera de esas dos mesas de la mostra del tebeo avilesino: camaradería; relajo; confianza. Sentirse, siendo claros, en el hogar.
A 15 minutos de mi llegada como espectador a la mesa del sábado, y aprovechando que Jorge Iván Argiz (director del festival y buen amigo) abrió la veda, disparé mi mano al cielo para formular dos preguntas, seguidas por un silencio denso, de carcajada nerviosa; de "ve-tú", "nonono, tú".
Fueron estas:
- La primera, la tonta, pero creo que formulada de otra manera a la de siempre. Si somos tan buenos como para engrandecer los mitos de otros, ¿qué podemos traernos de vuelta para nuestra industria para lanzar al éxito mundial a un personaje como Capitán Trueno?
- La segunda, hasta qué punto podéis aprovechar esas malditas tecnologías para tener una relación más estrecha con los guionistas, que me imagino que es algo que deseáis todos.
La primera —que le debía a un apunte de Argiz durante la presentación: cómo en España nuestros personajes clásicos (Jabato, El Guerrero del Antifaz y, más que ninguno, Capitán Trueno) de pronto vieron cortada su continuidad en lugar de renacer una y otra vez en distintos dibujantes— dio mucho que hablar. Salió La casa de papel y también la clásica desesperanza por la ausencia de un tejido industrial real en España en cuanto a lo que el tebeo se refiere. Se vio muy difícil el intentar copiar el modelo con éxito, a pesar de los Paco Roca y David Rubín; aunque luego se matizó que con ellos se abre la puerta a la esperanza, aunque sea un resquicio de esperanza, a que el lector sea fiel y compre más. Y hubo silencios meditabundos y cabeceos afirmativos ante la posibilidad de resucitar, a la americana, a un Capitán Trueno.
La segunda, como se ha comentado más arriba, es, casi siempre, un no. O, como mucho, un "sí, pero...".
De momento, a todos ellos, les quedan muchas páginas que llenar de los mitos que más impactan el subconsciente contemporáneo. Nuevos conquistadores de las Américas desde la mina del lápiz. Y un aviso a navegantes. Rotundo:
Sergio Dávila. Sobre todo, hay que ser profesional. Lo de los likes está muy bien; y cuenta. Pero hay que ser profesional. Sino, a la puta calle.
Álvaro Martínez. Jo, no te querría tener yo a ti de editor.
Y carcajadas.
Ángel Luis Sucasas es director narrativo del estudio de videojuegos Tequila Works y novelista en sellos como Planeta, Dolmen Editorial y Nevsky Books.
Babelia
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