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Henrik Olesen dibuja un atlas de la homosexualidad perseguida

El artista danés protagoniza en el Reina Sofía su primera retrospectiva en España

'Some Illustrations to the Life of Alan Turing', de 2008, de Henrik Olesen.
'Some Illustrations to the Life of Alan Turing', de 2008, de Henrik Olesen. MUSEO REINA SOFÍA

El matemático británico Alan Turing, considerado el padre de los ordenadores, fue procesado en 1952 por ser homosexual. De nada le sirvió su gigantesca contribución a la humanidad. Obligado a ingerir hormonas femeninas sintéticas que le convirtieron en un monstruo, decidió poner fin a su vida tomándose una manzana envenenada con cianuro. El drama de este científico, recogido parcialmente en la película The Imitation Game (2014), de Morten Tyldum, inspira también uno de los más conocidos trabajos del artista Henrik Olesen (Esbjerg, Dinamarca, 1967): The life of Alan Turing (2008), una serie en la que a través de collages, dibujos numéricos y fotografías se recuerda al científico como víctima de la ideología y se destaca su enorme aportación al desarrollo de la inteligencia artificial. Esta pieza forma parte de la primera retrospectiva que se le dedica en España a Olesen, que se podrá ver desde mañana miércoles hasta el 21 de octubre en el edificio Sabatini del Reina Sofía.

Toda la exposición es un recorrido por los temas que le preocupan a este artista de apariencia poderosa y timidez apabullante. El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, explica que, a través del minimalismo y del dadaísmo, el creador deshace ficciones convencionales para romper las normas heteropatriarcales: “Vista de manera global, podemos decir que lo suyo es una historia del arte de la homosexualidad, el primer atlas en el que se recogen los gestos y formas que han definido la homosexualidad occidental”.

Entre las seis instalaciones y medio centenar de piezas de las que se compone la exposición, una de las que mejor resume su filosofía es Algunos artistas gais y lesbianas significativos para la cultura homosocial nacidos entre 1300 y 1870. Varios paneles repletos de collages reproducen obras en pequeño formato de creadores que pudieron haber sido silenciados e ignorados solo por su apariencia. Son imágenes coleccionadas por Olesen de todos aquellos creadores que le parecían queer, que escapaban de lo que convencionalmente se considera heterosexual. Otra espectacular pieza es Algunos gestos maricas (2007), consistente en siete paneles donde se juntan imágenes extraídas de la historia del arte antes de que las definiciones modernas de la sexualidad pasaran a castigar las relaciones entre personas del mismo sexo. Las imágenes están catalogadas por gestos o posiciones de los personajes que aparecen. Uno de los más llamativos está dedicado a la sodomía. Con esta cartografía, explica Borja-Villel, el artista construye una imagen múltiple y positiva de la historia cultural homosexual.

'Naked Lunch Box', obra de Olesen de 2018.
'Naked Lunch Box', obra de Olesen de 2018.JENS ZIEHE

Parte esencial en algunas de las salas es la documentación que el visitante puede coger de las pilas de papeles que aguardan a la entrada. En una de las hojas se ilustra sobre los padecimientos, siempre documentados, de los artistas hombres que practicaban sexo en lugares de acceso público como los urinarios para caballeros. En Inglaterra, la ley de Sodomía, aprobada en 1533, sobrevivió con algunas modificaciones hasta 1967. Hasta 1861, quienes infringían la norma fueron castigados con pena de muerte. Después, la condena osciló entre los 10 años de cárcel y la cadena perpetua.

La instalación siguiente, Falta de información (2001) está dedicada a los medios de comunicación y a los discursos legales. En ella se dice que 195 países del mundo cuentan con su propia ley anti sodomía. Su práctica sigue suponiendo prisión o pena de muerte. Helena Tatay, comisaria de la exposición explica que toda la obra de Henrik Olesen es un rechazo frontal de la sociedad patriarcal y una negación de la familia.

Uno de los grandes referentes de Olesen es el pensador francés Michel Foucault y, en especial Vigilar y castigar, su famosa obra dedicada al nacimiento de las prisiones publicada en 1975. Sencillos objetos cotidianos como cubiertos o vasos se muestran escondidos en cajas formando metáforas sobre la necesidad del ocultamiento ante el castigo inminente, como se puede ver en la obra Superficies pintadas a mano (2018).

Todo el recorrido resulta tan agobiante como opaco y, en ocasiones, difícil de descifrar. Borja-Villel no duda en asegurar que la exposición es una biografía del artista. El aludido prefiere no responder. Todo lo que tiene que decir está en las salas.

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