Cómo sobrevivir a Netflix, según la BBC
La televisión pública británica ha sabido interpretar los síntomas que afligen al mundo generalista
Jed Mercurio fue médico antes que guionista, y quizás por eso es el creador británico que mejor ha sabido interpretar los síntomas que afligen a la televisión generalista y encontrar la perfecta medicina. Contando con los datos acumulados de cuatro semanas en los principales dispositivos, el capítulo final de su thriller Bodyguard (disponible en Netflix) logró la cifra récord de 17 millones de espectadores. No es su único éxito reciente: el episodio de debut de la quinta temporada de su otro programa en la BBC, Line of Duty, llegó a un 38% de la audiencia televisiva la noche de su estreno, casi ocho millones de espectadores
Mercurio fue uno de los nombres estrella del festival de televisión organizado por el British Film Institute y la revista Radio Times entre el 12 y el 14 de abril, ocasión privilegiada para observar a la industria británica en un momento crítico, entre el Brexit y la irrupción de Netflix. Según el consorcio que mide la audiencia en Reino Unido (BARB), la plataforma de vídeo bajo demanda norteamericana ya está presente en 10 millones de hogares.
Una primera lectura revela el peso de la ficción, el género cuyos espectadores más rápidamente muda hacia las nuevas formas de consumo en diferido (un 33% según BARB, frente al 3,2% de las noticias). La ficción británica no tiene que hacer casi ninguna adaptación al nuevo paradigma. Siempre ha sido autoral: los creadores no van a encontrar en Netflix más autonomía de la que ya disfrutan. En el panel de Line of Duty, Jed Mercurio contó que antes de comenzar a escribir una nueva temporada, sabe si la BBC se compromete a otra más, lo que le permite diseñar mejor el complejo puzle narrativo que es el punto fuerte de la serie. Y los seis capítulos por temporada que son el estándar de producción en Reino Unido se ajustan como un guante al consumo en atracones.
Tener múltiples socios es la clave para una expansión de la producción y la BBC lleva décadas cultivando relaciones transatlánticas, sin exigir una exclusividad que hoy podría resultar limitadora. La creadora del drama histórico Gentleman Jack (estreno el 23 de abril en HBO España), Sally Wainwright, cuenta que el éxito en Estados Unidos de su serie previa Happy Valley fue la base para que HBO entrara como coproductora. Cuando la BBC presentó su informe de rendición de cuentas de la temporada 2017/2018, recordó que, con lo que Netflix se había gastado en los veinte capítulos de las dos primeras temporadas de The Crown (el equivalente a 112 millones de euros), ellos habían producido 85 horas de 18 series. Para 2018/2019 el objetivo de la BBC es ofrecer 15 nuevas temporadas de series en su canal principal, y eso sin contar la ficción más alternativa de BBC2 y las series juveniles de BBC3.
La BBC insiste que su motor es la relevancia, tomar riesgos sobre lo que puede funcionar o no. Lo hicieron con Line of Duty, un drama sobre cómo cazar a policías corruptos, y también con una de las sorpresas del 2018, A Very English Scandal. ¿A quién podría interesar una serie sobre un escándalo político-sexual de los años setenta? Pues de la mano de la fina de sátira de su guionista Russell T. Davies, y de la alianza de BBC con Amazon para su distribución internacional, a bastante gente. Davies regresa en 2019 con Years and Years, una distopía vista a través de los ojos de una familia. No faltan en el primer capítulo refugiados, amenazas nucleares, tecnologías desbocadas y líderes populistas. En su presentación en el Festival del British Film Institute y Radio Times Festival hace unos días, Davies reveló las prisas para terminar y emitir la serie, ante el peligro de que Years and Years fuera superada por la realidad. Parece servir de exponente de la actual estrategia de la BBC: correr hacia el futuro para ganarse un lugar en él.
Concepción Cascajosa es profesora de Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid
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