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Diez mujeres de la televisión ponen nota a su industria

De la falta de realizadoras en los platós a la tiranía del maquillaje

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La televisión refleja a la sociedad entera, de lo peor a lo mejor. Es capaz de potenciar los tics más sexistas, del mundo de la moda (las mujeres llevan faja, los hombres no) al de la política y la sociedad patriarcal en general (no hay una televisión dirigida por una mujer). Pero, al igual que la sociedad, también es capaz de cambiar, rápido, y prestando mucha atención a su entorno. No hay más que ver lo bochornosos que resultan los programas de hace 20, 15 o hasta cinco años. Una decena mujeres de las principales generalistas españolas cuentan cómo ven su industria en este momento.

Mara Torres (expresentadora de La 2 Noticias)

La televisión tiene un papel de herramienta educativa. Es la referencia de varias generaciones. Para algunas personas es la única referencia, incluso. Y ha sido un reflejo de una sociedad machista reproduciendo estereotipos en series, en películas, en programas y en publicidad.

Las mujeres llevan años liderando la antena, desde directoras de programas magacines como María Teresa Campos en su día o Ana Rosa Quintana, a directoras de sus informativos: Mamen Mendizábal o Ana Pastor. El reto, como en muchas otras profesiones es que formen parte de los equipos directivos de alto nivel y de los consejos editoriales y de administración.

En cuanto a la antena, la televisión tiene dos posibilidades: formar parte del cambio que ya estamos viendo en toda la sociedad, que en series y en programas y en publicidad se condene cualquier conducta machista, desde los micromachismos que viven muchos adolescentes al rechazo social y señalización del maltratador o quedarse atrás.

Mamen Mendizábal (La Sexta)

Además de una brecha de oportunidades en puestos directivos, hay, para quienes trabajamos en información, un desequilibrio que sí justifica la huelga (y yo la voy a hacer): La información tiene una mirada muy masculina. Parece que las expertas en Derecho Laboral o Constitucional son una rareza frente a los expertos. Esta visión del mundo de que los expertos son hombres y la sensibilidad de las mujeres, eso es el mayor reto por delante.

Pepa Blanes (La Script, Movistar +)

La tele es imagen y en la imagen, la mujer siempre pierde porque se le exige más. En La Script [el programa de cine que Movistar+ estrenó en octubre, tras seis años de emisiones en La SER], María Guera y yo rompemos un poco la hegemonía de la cara televisiva. Por edad, por tipo de belleza, por físico, no tenemos aspecto de presentadoras clásicas. En cierto modo, nos ficharon más por contenido que por imagen. Sin embargo, la inercia de la tele es muy fuerte. En la tele, nos eligen la ropa: evitan los escotes, o faldas cortas. Por un problema en el pie no puedo llevar tacones, y tuve que aclararlo en una reunión porque lo primero que te sacan es el tacón de aguja. El maquillaje también se controla al detalle, tenemos que estar una hora ahí. Que lo entiendo, es imagen de marca y hay que respetarla. Tampoco nadie nos ha venido diciendo que tenemos que adelgazar. Pero luego viene un invitado, hombre, y para él, el maquillaje es opcional. Es la inercia de la televisión.

Macarena Rey (CEO de la productora Shine)

La televisión es un sector donde los cargos intermedios están llenos de mujeres. Pero la visibilidad acaba en los puestos donde se decide. No hay ni una televisión dirigida por una mujer. Y eso no debería ocurrir. La mujer tiene un punto de vista de ver las cosas diferente, y seguramente complementario al de los hombres. Debería de ser una obligación como es en algunos países, porque nos lo merecemos. No es un regalo lo que estamos pidiendo. Pero es más difícil cambiar la mentalidad de tantos años.

Noemí Galera (directora de casting en Gestmusic; directora de la Academia en OT)

Imagina un reality donde hay un jurado y un concursante. El hombre le dice: “qué mal lo has hecho”. La mujer le dice lo mismo. Pues quedará que el hombre tiene muchísimo criterio. Qué valiente, cómo se lo dice. Y la mujer es una hija de la Gran Bretaña (sic). Y si encima esa concursante es mujer, es peor: ya es que le tienes envidia. Así que te autocensuras.

En cualquier profesión, para cualquier mujer, tener hijos significa renunciar a ciertos sueños. Pero si tu trabajo es de cara a la cámara y te tienes que ir cuatro meses de baja maternal, no se te va a ver. Cuatro meses en según qué televisión puede ser la vida: y luego es todo lo que viene después. Los niños van a tener urgencias, se van a poner malos, y esa tarea la llevamos nosotras.

Y esa presión se suma a otras. Nosotras tenemos que estar demostrando lo que valemos. Si hay un puesto para un hombre y uno para una mujer, la mujer va a tener que demostrar más que el hombre.

Cayetana Guillén Cuervo (presentadora de Versión española, La 2; actriz en el Ministerio del Tiempo)

En la ficción faltan personajes protagonistas y secundarios que no dependan de la anécdota o del núcleo dramático que esté viviendo el personaje masculino. Que esos personajes tiren de los carros de las historias. Las series en las que ocurre eso, definitivamente funcionan, interesan al público.

Los retos en televisión para la mujer serían que definitivamente pudiera ocupar puestos de decisión, puestos de gestión y puestos de creación dentro de los distintos sectores que tiene la televisión para que pudieran tomar sus propias decisiones, para que el punto de vista fuera el suyo y por tanto también los contenidos. Es lo que falta por conquistar.

Lara Siscar (Asuntos Públicos, RTVE)

En televisión la tiranía de la imagen determina la carrera de una persona, sobre todo si es mujer. Hay más exigencia que en el hombre y de una forma muy perversa. Cuando se te encasilla en el apartado de hacer imagen es muy difícil que se cuente contigo para tareas directivas. A la gente que puede dar buena imagen les puede beneficiar, pero depende de cuales sean tus objetivos: si tú lo que quieres es tener una carrera con fundamento, puede incluso ir en detrimento tuyo.

Se ven muchas mujeres presentando informativos, unas más jóvenes, otras más maduras (en la televisión pública en ese sentido hay menos exigencia), el margen que tiene una mujer en la televisión pública para exponerse al público es mucho más amplio, no tienes que ser bellísima y jovencísima.

También cada vez se da menos, pero se sigue dando, y es algo que deberíamos de desterrar, esta especie de obligación no escrita pero sí seguida a lo largo de los años en las televisiones: parejas mixtas, hombre, mujer, en los informativos, cuando realmente tampoco representa la proporción de periodistas que hay en una plantilla de televisión. Indirectamente, lo que hace es favorecer también el trabajo de los hombres, porque, como hay menos, con que más o menos lo resuelvan, ya tienen un espacio asegurado haciendo imagen, cosa que las mujeres no en ese sentido.

Sonia Martínez (directora de ficción, Atresmedia)

La diferencia se nota más en según qué facetas. En los consejos directivos falta más visibilidad. Pero me faltan técnicas mujeres en los rodajes. Directoras, o responsables de fotografía. Aún hay ese gap y yo espero que pueda cambiar. Creo que es un tema educacional. Hay que actuar desde abajo si lo queremos subsanar, poco a poco, hasta alcanzar una situación de igualdad.

Carme Chaparro (Cuatro al día, Cuatro)

Me atrevería a decir que la televisión es uno de los trabajos menos desiguales que hay. En mi casa, Mediaset, sólo hay que darse una vuelta por la programación, zapear. No sólo hay una mayoría de mujeres al frente de los programas, sino que esas mujeres somos diversas: en manera de pensar, en edad, en físico-. Llevo 22 años aquí –he crecido y estoy envejeciendo aquí- y nunca –y recalco nunca- he sufrido ningún tipo de desigualdad, ni he tenido miedo a quedarme embarazada. Sin embargo, fuera de la televisión sí que me ha pasado. Cuando gané el premio Primavera por No soy un monstruo, un famoso escritor me dijo que era demasiado guapa para escribir novela negra y que no me arreglara tanto porque si no, no me tomarían en serio. Afortunadamente los lectores le han quitado la razón.

Susanna Griso (Espejo público, Antena 3) 

Llevo casi 30 años en televisión y he visto las cosas que han cambiado. Y algunas han cambiado. Cuando empecé en Antena 3 hace 20 años había una fórmula: el periodista veterano y la chica joven al lado. Yo era la joven de TV3 al lado de Matías Prats, que era la experiencia. Ahora eso se ha roto. Hay informativos con dos mujeres. En Antena 3 la mañana es entera de mujeres. Cuando asumí Espejo público, tenía serias dificultades para encontrar contertulias. Ahora no siempre consigo la equidad que querría, pero muchas mañanas ves, cuando hacemos nuestro juego de pantallas partidas: yo presentando en el centro y cuatro mujeres a mi alrededor. Eso también ha cambiado. Muchísimo. Lo que quiero decir con esto es que queda mucho por hacer, pero si el pasado nos enseña algo es que, tarde o temprano, cambiará.

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