Geografías concretas
Concreta es un proyecto editorial pero también un ejercicio literario elástico y expansivo. Un mapa de ideas para pensar
Lo primero que aparece cuando pensamos en revistas de arte es que no hay. El coste de producción y la falta de ventas es una mala combinación para emprender proyectos editoriales, aunque todavía hay quien se aventura a poner papel al pensamiento. Concreta es un ejemplo. Nació en 2012 cuando las demás revistas cerraban, desafiando lo que parecía no funcionar: una revista de arte y pensamiento publicada en español y en papel. Lo hacía, además, en un contexto tan devastado como Valencia, con Consuelo Ciscar al frente del IVAM y su mala gestión en los titulares de la prensa. La idea de sus editoras fue esquivar la agenda y el mercado, y situarse en los márgenes para editar. Allí siguen: Nuria Enguita desde la dirección del centro de arte Bombas Gens, y Laura Vallés desde Londres, donde ultima su tesis doctoral.
El modelo a seguir lo tenían claro: Afterall, la revista británica vinculada a Central Saint Martins de Londres, un proyecto instalado en la transversalidad o extradisciplinariedad del arte, ese lugar tan ansiado en la teoría pero tan difícil de materializar en la práctica. He ahí una de sus virtudes: conectar actores y recursos del circuito artístico con proyectos y experimentos que no se agotan en el interior de dicho circuito, sino que se extienden hacia otros lugares. Seguramente por ello, Concreta sea uno de los proyectos más destacables del campo editorial. En estos siete años, se ha instalado en las grietas de lo espectacular y de lo normativo abriendo un espacio de debate sobre esas prácticas artísticas, activistas y colaborativas fundamentales para entender qué es lo contemporáneo. O lo que es lo mismo: poner en el mismo plano puntos de vista dispares para ampliar nuestra capacidad de entender e imaginar el mundo.
Para ello trabajan a un año vista, con un equipo asesor aunque amplificando la mirada coral. Hasta la fecha han publicado trece números y, desde hace unos años, invitan a editores externos a pensar con ellas un posible índice cuya estructura incluye formatos diversos, desde artículos ensayísticos a conversaciones, pasando por portfolios o reflexiones sobre los sistemas que definen el arte. En un momento en que el capitalismo del deseo conlleva un consumo homogéneo de la cultura, Concreta busca esa conexión de lo simbólico con lo político e invita a pensar la imagen desde el desasosiego. Ahí nos instalamos con ellas para analizar la idea de presente.
Sobre las revistas de arte. ¿Existen pero no son visibles o realmente no hay?
Se ha producido una paulatina desaparición de un tipo de revistas enfocadas a la crítica de arte de actualidad, en gran medida por la crisis del papel en favor de las nuevas tecnologías. Los nuevos entornos posibilitan otras formas de “seguir” opiniones de autores y autoras, sin intermediarios tan visibles. La escritura de arte en blogs especializados o su trasvase a los muros de Facebook o publicaciones de Twitter e Instagram es muy interesante. Sin embargo, no podemos olvidar que los algoritmos de las redes favorecen la cantidad en detrimento de la calidad, te muestran a unos y no a otras. Está por ver qué consecuencias tiene esto en el pensamiento crítico: ¿avidez o letargo? La carencia de publicaciones o de visibilidad por falta de recursos económicos arrastra el compromiso del lector quien ahora tiene que estar más alerta de los canales on y off line. Lo que es innegable es que cada vez nos alimentamos de más referentes, y de ahí que el sentido de la crítica de arte en publicaciones periódicas como “guía” tienda a desaparecer. A veces tenemos la sensación de que a menudo son los autores los que descubren publicaciones y no las publicaciones quienes proponen nuevos discursos. La dificultad reside en esa creciente inercia inversa que los nuevos modos de idolatría y following conllevan.
¿Qué ventajas y desventajas tiene, pues, Internet para proyectos editoriales?
Internet es una herramienta muy potente y necesaria para comunicar la propuesta editorial. Su gran ventaja es la ventana que ofrece: facilita bucear en los archivos al tiempo que permite navegar en la superficie, en los contenidos más inmediatos y efímeros. Son dos ritmos muy diferentes que necesitan convivir. Nosotras tenemos todos los números volcados en la web y muchos de ellos están abiertos de manera gratuita, pero también tenemos la sección En Línea, con ese otro carácter de respuesta crítica y con cuestiones, en ocasiones, más vinculadas con la actualidad. Con los recursos que tenemos, estamos tratando de redibujar esta relación entre la revista física e internet, y el próximo número de primavera será un pequeño avance. Una andadura que ya comenzamos con Concreta 06 al desbordar las páginas de la revista, comisariar el índice e incluir como “inserto” sonoro: una magnífica pieza de Imogen Stidworthy publicada exclusivamente online, Introduction to BLISS for Two Voices with Chorus. En el último número también hemos planteado otra colaboración con Societat Doctor Alonso de la que estamos súper contentas y que os invitamos a visitar: Andrei Rublev: Una panografía.
Y del papel, ¿qué os interesa?
Su fisicidad, su peso, su visualidad y tacto: el poder pasar las páginas y subrayarlas. También disfrutamos mucho proponiendo vínculos entre elementos, poniendo una cosa en relación con otra. Para nosotras es una manera de comunicarnos y, sin duda, es también una forma de comisariar y cuidar de los contenidos que posibilita otros ritmos más pausados y, en nuestra opinión, necesarios.
En ese mapa de temas concretos, ¿cuál de ellos persiste en los últimos años?
La desafección de los últimos años, que conlleva la cancelación de cualquier idea de progreso o de linealidad histórica, ha puesto un tema muy importante sobre la mesa, el de los cuidados: cómo éstos hacen visibles los vínculos que nos unen, entre las personas pero también con los objetos con los que vivimos, o con el suelo que pisamos. Hace un par de años dedicamos un número a esta cuestión que incluía, entre otros textos fantásticos, una entrevista con Donna Haraway. En el evento que organizamos para presentar el número proyectamos la película que Fabrizio Terranova hizo con la filósofa. Sin duda, la autora anticipa asuntos de gran calado en el debate artístico de la última década: la incursión de la ciencia ficción como espacio especulativo, las utopías tecnológicas, la conciencia ecológica y, por ende, la supervivencia terrícola en el Antropoceno y sus puntos de fricción con el pasado colonial. Aunque no hay nada nuevo bajo el sol: estos temas han entrado en el museo con una fuerza renovada. El mundo se ensancha, pero a la vez se acelera y se comprime, es quizá más el tiempo que el espacio lo que importa ahora.
Una de vuestras líneas de trabajo son los libros de artista. Contadnos.
La revista incluye, en su parte central, una sección a color que cuenta con dos “carpetas” con obra de artistas con prácticas diversas. Los libros de artista nacen como megáfono de esta sección, como espacio de colaboración que amplía todas estas cuestiones que comentábamos. Por ejemplo, nuestro primer libro, Prensadas (2016), de Inmaculada Salinas, ofrece una lectura de la representación de la mujer en la prensa diaria, herramienta a la que Isaías Griñolo también recurre para interpretar, junto a otros colaboradores, la situación política de nuestro país en romance de las plazas (2012) o debla de la noche (2016). Mediante la yuxtaposición de imágenes y texto, Timelines (2014), de Lia Perjovschi, o Brasil, país do futuro (2016), de Carla Zaccagnini, cuestionan la linealidad de la historia y la falacia del progreso como ese horizonte que nunca llega. La contaminación tecnológica de Las calles habladas (2016) de Clara Boj y Diego Díaz, un experimento sonoro de narrativa geolocalizada se complementa con otras narraciones más especulativas y autobiográficas como las que se dan en Boletim (2013) de Carla Filipe o en el próximo libro de Moyra Davey que publicaremos el próximo año.
Una línea que se apoya en Concreta Textos, lanzada en 2017...
Sí. Surge de la necesidad de generar un marco que acoja las investigaciones de algunos de nuestros colaboradores. Zoos humanos, ethnic freaks y exhibiciones étnicas de Hasan G. López, el primer volumen, investiga las relaciones entre la fotografía colonial y la antropología desde el siglo XIX hasta la actualidad. La colección también acoge un espacio dedicado al turismo que surge de la colaboración con el grupo de investigación TURICOM (Imagen, cuerpo y muerte en la cultura del ocio). Aunque acabamos de publicar La gran experiencia: la comuna de Otto Muehl en La Gomera de Ralph Kistler, sobre un grupo de comuneros en las islas canarias cuya utopía se torna resort turístico, ya estamos trabajando en el siguiente volumen que recogerá la obra del antropólogo Fernando Estévez.
Laura, ya que tienes un pie permanente en Londres, ¿cómo se ve la escena artística española fuera?
No es una pregunta fácil y en los tiempos globales que corren, en esos de contornos diluidos que decíamos antes, las fronteras también se disuelven... ¡por mucho que algunos se empeñen en levantarlas! A rasgos generales, la escena española se percibe como comprometida, perseverante y, como sucede con Portugal en estos momentos, quizás también en un momento de apogeo. Muchos artistas, comisarios y docentes han pasado por las instituciones inglesas y mantienen un vínculo con la ciudad, lo que hace que colegas del sector estén al día de la programación de nuestros museos o espacios culturales. Además, a diferencia de en España, muchas instituciones inglesas pasan más tiempo haciendo fundraising que programando. En ese sentido nos consideran afortunados. Algunos colegas se han mudado a Lisboa o Berlín y otros están con un pie ya en España. Tras el Brexit no me extrañaría que esa cifra siguiera en aumento…
¿Salir del arte es la mejor manera de ampliar su público?
La creciente hibridación de formatos y disciplinas hace que el arte contemporáneo, unido a la música y el cine, tenga cada vez más visibilidad. Pensamos por ejemplo en el crecimiento exponencial del Niño de Elche. Nuestra preocupación no tendría tanto que ver con cómo ganar más adeptos ya que, como comentábamos, hasta cierto punto seguimos defendiendo los márgenes. Nos inquieta más que este crecimiento lleve consigo la pérdida de una conciencia crítica.
¿Cuál es la función del arte?
“El arte es el reconocimiento de un acto inútil y el reconocimiento del azar como concepto autónomo fuera de la lógica. El arte es el dilema, el camino a elegir de Edipo. Como dilema habita el dominio del pensamiento mítico; como acto inútil, habita el dominio del pensamiento crítico”. Así arrancaba el artículo inaugural de la revista Arena en el año 89 a manos de Mar Villaespesa, una de esas publicaciones clave que comentábamos antes y que apenas tuvo un año de vida. O como nos recordaba otra persona querida por el equipo, Laurence Rassel, también podría decirse que el arte sirve para seguir haciendo “con amor y rabia”…
Poned un tema de debate sobre política cultural encima de la mesa, el más urgente.
Nos preocupa la fragilidad de las instituciones y de los profesionales del arte, la falta de recursos, de personal, también de elasticidad para repensar sus estructuras… que impide muchas veces el reconocimiento que nuestros y nuestras artistas merecen.
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