Una pareja se mide
La nueva obra de Lucía Carballal, 'La resistencia', nos sitúa ante el raro espectáculo de una historia contada en tiempo real con llana maestría
¿Cuánto hay de admiración en el amor? ¿No es este al principio producto de la fascinación que sobre uno ejercen el intelecto, la belleza, el poder o el patrimonio del otro? A priori, La resistencia huele a comedia endogámica sobre una pareja de escritores. En la práctica, tanto da el oficio de sus protagonistas: podrían ser arquitectos, docentes o administrativos, siempre que ambos trabajen en lo mismo, para que cada cual pueda calibrar el éxito profesional del otro con exactitud. A partir de lo que más próximo le es, Lucía Carballal presenta un panorama universal.
La resistencia mueve al espectador desde lo nebuloso hasta la anagnórisis final, en un proceso de conocimiento progresivo de la situación paralelo al que experimentan sus protagonistas respecto a lo que cada uno de ellos siente por el otro en lo más íntimo. Sus diálogos son afloramiento de un acuífero cuya dimensión no calibramos hasta el final. La autora madrileña ha escrito un thriller interior, pues obliga al público a hacerse hipótesis desencaminadas sobre quién es cada personaje y lo que siente. En época donde no hay comedia sin dramaturgia alambicada, que no transcurra en medio de saltos en el tiempo y el espacio, Carballal nos sitúa ante el raro espectáculo de una historia contada en tiempo real con llana maestría, protagonizada por personajes ciertos, que luchan por expresarse sin herir al otro pero sin traicionar tampoco sus propios sentimientos.
Además de conocimiento de causa sometido a elaboración precisa, en el relato dramático bien trenzado de los anhelos de David y Mónica (y del contexto que los ciñe) hay alma y cosmovisión. Empieza uno escuchándolos con distancia crítica, pero acaba conmovido.
Humor, ironía y un ramillete de alusiones al ecosistema editorial (la Feria de Fráncfort, Hanser Literaturverlage, Babelia, la autoficción…) puntúan animadamente un relato in crescendo, que desemboca en una anagnórisis fulgurante, sorpresiva, precisa, demoledora.
Francesc Garrido se va sacudiendo paulatinamente esa afectación primera con la cual habla su personaje, que mediada la función está ya a punto de nieve y listo para lo mucho que viene después. Mar Sodupe conduce a Mónica desde su reserva inicial, a la defensiva siempre, hasta la apertura de par en par: finalmente es un alma tendida al sol. Sus actuaciones confluyen, se retroalimentan, se ajustan como guantes: ambos acaban siendo sus personajes, sin mediación alguna. Exquisitas, la dirección invisible de Israel Elejalde y la producción toda.
La resistencia. Texto: Lucía Carballal. Dirección: Israel Elejalde. Teatros del Canal. Madrid. Hasta el 17 de febrero.
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