La doble vestimenta musical de ‘Roma’
Un disco inspirado en la película de Alfonso Cuarón con canciones de Patti Smith, Beck o Burnett se suma a la banda sonora del filme
La banda sonora de Roma, recién publicada en España por Sony, pronto tendrá compañía: el 8 de febrero sale Music Inspired by the Film Roma, álbum con 14 canciones inéditas (y un collage de sonidos callejeros). En ambos discos se nota la mano de Lynn Fainchtein, la supervisora musical omnipresente en el renacer creativo del cine mexicano durante el siglo XXI.
Fainchtein ha participado en toda la filmografía de Alejandro González Iñárritu o de Diego Luna como realizador, aparte de trabajar en largometrajes de Hollywood firmados por Walter Salles (On the Road) o Lee Daniels (The Paperboy, Precious). Sus créditos incluyen también numerosos documentales y series, como La casa de las flores y Luis Miguel; actualmente, contratada por Netflix, se ocupa del diseño musical de una decena de series televisivas en varios continentes, desde la australiana Tidelands a la jordana Jinn.
En Roma, Fainchtein se encontró con una película que se rodaba cronológicamente, sin que los actores tuvieran el guión completo. Pero la ambientadora musical sí tenía una consigna: sumergir al espectador en el México DF de 1970. La música procedía de la radio, con lo que urgía imaginar lo que se escuchaba en la cocina, los dormitorios, el salón y en los coches.
Fainchtein, que ejerció de locutora de radio, investigó qué emisoras se sintonizarían en cada espacio doméstico, aparte de comprobar si el tema seleccionado sonaba en aquellas frecuencias. Es una familia de clase media y allí escuchan pop en español (Leo Dan, Rocío Dúrcal, Juan Gabriel, Lupita D’Alessio) más blandos éxitos internacionales de Roger Whittaker, el grupo Christie o Yvonne Elliman (del musical Jesucristo Superstar, de gran impacto social en México).
No falta la música nacional (Javier Solis, Trío Chicontepec). Fainchtein debió renunciar a algunos de sus géneros favoritos: “la salsa todavía no había entrado en México”. Sí está el mambo de Pérez Prado y muestras de “una variedad local llamada tropical, que apenas tiene ADN afrocubano: se tocaba con órgano o acordeón”. Con excepción de Javier Bátiz y La Revolución de Emiliano Zapata, no hay rock: “El PRI, que gobernaba desde 1929, detestaba los pelos largos”.
Manda la veracidad, explica. En Roma no hubieran sido posibles antojos como los de Paco León en Arde Madrid, que se permitía colar un himno del hipismo andaluz como El garrotín en una trama que se desarrollaba 10 años antes: “Hay que resistirse a esas tentaciones, si quieres que la serie resulte verosímil. Todo lo más, en Roma hay algún desfase de meses, algún tema que todavía no había salido cuando transcurre la acción”.
El único capricho que se ha permitido el director es Music Inspired by the Film Roma, un nuevo disco donde aparece el estreno de su hija, Bo Cuarón, como cantante. Los contactos de Lynn Fainchtein y de su colega estadounidense, Randall Poster, facilitaron la implicación de grandes figuras como Patti Smith o Beck, que recuperaron canciones añejas en tratamientos suntuosos. La folkie británica Laura Marling recrea Those Were the Days, canción rusa que suena en Roma en la aparatosa interpretación de Ray Conniff. El vocalista Michael Kiwanuka, favorito de los selectores musicales de series, está presente con una sombría orquestación de Unkle.
Otros invitados trabajaron con los sonidos grabados para Roma. Explica Fainchtein: “Les fascinaba especialmente el chiflo del afilador. T-Bone Burnett lo recicló junto con voces de vendedores callejeros más una orquesta militar. El grupo Sonido Gallo Negro prefirió los ladridos del perro Borrás. Piezas que, como el instrumental de DJ Shadow, serían perfecta música cinematográfica si Roma hubiera tenido otro planteamiento”.
Babelia
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