Pensar a tiempo
Xisco Mensua construye un espacio confuso y complejo con sus copias pintadas al óleo de páginas de libros y portadas de publicaciones
Aún estamos a tiempo de pensar el tiempo. Xisco Mensua (Barcelona, 1960) lo hace para construir un espacio confuso y complejo. Uno donde el tiempo no es cualitativo, por donde discurre el tiempo de vida, sino cuantitativo, abstracto, separado, expropiado de las cosas, de las gentes. No tiempo de esto o de lo otro, sino tiempo en el que ocurre esto o lo otro. Un tiempo a secas, impermutable, denso, interno e intenso. El dibujo siempre ha sido su arma arrojadiza para hablar de la idea de cúmulo y de trance asociado a un tiempo encadenado y un tiempo de condena. No lo digo con pesar. Vivir el tiempo, o lo que es lo mismo, saberse partícipe de algo inacabado e inacabable, está en la base de proyectos como Álbum de Cronos, que ahora vemos en la galería F2.
Son copias pintadas al óleo de páginas de libros y portadas de publicaciones de su biblioteca personal. También la construcción de un universo de ficción que utiliza la misma base infinita del tiempo para trazar una colección siempre abierta e inacabada. Por eso, del cuadro que se vende, el artista hace otra réplica para mantener íntegra la colección, de cuadros y de tiempos. Hay mucho aquí de obsesión, cantinela y letanía. También de rumor y de certeza de que el tiempo es una ilusión, como la pintura.
Todo surge de poner en relación el arte y el lenguaje y ver las conspiraciones que surgen entre ambos. No el tiempo propio, sino uno enfadado. Tiempo de muerte: imperturbable, lineal, superficial, externo y extenso. Una hazaña épica para dar fe del asombro que supone estar en el mundo. Eso es lo que hay tras la obra de Xisco Mensua: un ejercicio de perplejidad y de amor por lo que no podemos pronunciar. Un vacío a partir del cual y hacia el cual se habla. El lenguaje al infinito, decía Foucault. Joseph Conrad le daba otra vuelta. “Todo arte narrativo”, decía, “es magia, evocación de lo invisible en formas persuasivas, iluminantes, familiares y sorprendentes”. Conociendo el valor ético que Conrad le daba a la exactitud del uso de las palabras, no creo que se tratara de una frase retórica. Las imágenes que cada uno lleva consigo, cuya obsesión descubre a medida que avanza en la vida, representan un patrimonio personal de misterio. Igual de misterioso es quien construye con ese hacer visible con palabras su relación con el mundo. Aquel que piensa sobre el narrar y el ver. Sobre el hacer visible generando una nueva invisibilidad.
Álbum de Cronos. Xisco Mensua. Galería F2. Madrid. Hasta el 30 de enero.
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