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EN POCAS PALABRAS

Neila García Salgado: “No es necesario amar un texto para traducirlo”

Con solo 27 años, García Salgado acaba de ganar el Premio Nacional de Traducción

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Con solo 27 años, Neila García Salgado (Ourense, 1991) acaba de conseguir el Premio Nacional de Traducción por su traslación al español de la poesía completa de la sueca Edith Södergran. 

Le han dado el Premio Nacional por una traducción del sueco. ¿Qué le llevó a profundizar en ese idioma y la cultura nórdica?

Una fascinación muy temprana por Pippi Calzaslargas, una adolescencia de amor por la música y la cultura suecas, y dos estancias Erasmus: una en Gotemburgo y otra en Heidelberg.

Además, es un libro de poesía. ¿Se suda más traduciendo poemas que novelas?

Es difícil de cuantificar. Todo cuesta —independientemente del género— e incluso surgen dificultades cuando uno menos se las espera.

¿Qué está leyendo ahora por placer?

Piso compartido, un libro muy divertido, inteligente y entrañable de mi colega y amiga Ana Flecha; Melancolía de la resistencia, de Krasznahorkai, y una antología de Krynicki traducida al inglés, The Magnetic Point.

¿Cuál es su autor nórdico favorito?

Tranströmer, Strindberg, Bergman.

¿Hay que amar un texto para traducirlo?

No.

¿Qué libro le dio más quebraderos de cabeza en el proceso de traducirlo?

Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, la poesía de Södergran.

¿Y cuál le resultó más placentero?

Visto en conjunto, tal vez La juventud de Martin Birck, porque tras una aparente sencillez se escondía una gran obra. Pero traducir algunos poemas y aforismos de Södergran me produjo un placer inmenso.

Desearía traducir a…

Anna Świrszczyńska si mi polaco estuviera a la altura. Sería feliz también traduciendo literatura del inglés y el alemán, y alguno de los títulos que me voy apuntando en un cuadernito de propuestas editoriales.

¿Y qué encargo no aceptaría jamás?

Uno que no pudiera traducir con la conciencia tranquila.

¿Ve películas dobladas o siempre en versión original?

Desde hace bastantes años, solo en versión original.

Si no fuera traductora, ¿qué le gustaría ser?

Intérprete, redactora, editora de mesa, escritora… aunque en realidad todas esas ocupaciones son compatibles con la traducción.

¿Qué canción escogería como autorretrato?

Me imagino más bien una lista de reproducción autobiográfica, extensa y variada, con Be My Baby de The Ronettes como comienzo (mi primera canción favorita, a los tres años) y Gracias a la vida de Violeta Parra como colofón.

¿Qué trabajo de traducción merecería un Nobel?

¿Un Nobel de Literatura? Con que todos tuviéramos presente que es la labor de los traductores la que permite que los galardonados se lean en diferentes idiomas, me daría más que por satisfecha.

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