DOCfield 2018: amores ambiguos
En su sexta edición, el festival de fotografía documental y fotoperiodismo nos adentra en las zonas más grises del amor a través de 23 exposiciones
Jeanie tenía 82 años, Will 84 y Adina 90 cuando se vieron envueltos en un conflicto amoroso. Un amor a tres bandas que durante un tiempo ofreció consuelo a sus protagonistas ante la soledad y el duro proceso de envejecer. “Vivimos por encima de la ley, no fuera de la ley, sino por encima de ella. No somos forajidos“, señalaba entonces Will al explicar su historia. Durante cuatro años, y tras la muerte de su abuela, Isadora Kosofsky fotografió la evolución de este trío: sus reuniones diarias fuera de la residencia donde se sentían libres, los vaivenes y choques propios de tal tesitura, así como la expresión de su entrega. Ello tuvo como fruto Senior love triangle, una de las exposiciones que forman parte de la sección oficial del festival de fotografía documental y fotoperiodismo DOCfield 2018. En su sexta edición, el festival regresa a Barcelona con el ánimo de “ampliar nuestro conocimiento y experiencia sobre el mundo en que vivimos”. Este año toma como lema el amor. No el amor romántico, sino su vertiente más ambigua; los efectos del afecto.
“Nos hemos centrado en tocar las problemáticas sociales que pueden generar el amor, el desamor y el afecto“, dice Helena Velez Olabarria, directora artística del festival. “Esto nos acerca a distintas temáticas, que como en otras ediciones del festival, más que darnos respuestas nos ayudan a plantearnos preguntas”. Así, Senior love triangle nos adentra sin reservas en las zonas opacas del amor en la tercera edad. ¿Cómo es posible que nadie vea más que yo a estos tres seres humanos? ¿Por qué soy la única en verlos en un vecindario donde abundan los actores, guionistas y cineastas?, se preguntaba mientras recorría las calles de Hollywood fotografiando a sus protagonistas. “Tendemos a pensar que a medida que envejecemos perdemos el deseo que acompaña a la juventud”, señala Kosofsky. La fotógrafa tenía 17 años cuando comenzó el proyecto, y se vio "reflejada como en un espejo, en cuanto al miedo a la exclusión y deseo de intimidad que yo también experimentaba entonces. Creo que los triángulos amorosos tienen que ver más con el miedo a la soledad que con el amor”.
Belleza prohibida forma también parte de las siete exposiciones que componen la sección oficial. Da título a la serie en la que la fotógrafa egipcia Heba Khamis documenta una práctica habitual en Camerún: el planchado de pechos. Casi una cuarta parte de las mujeres han padecido este suplicio, realizado con artilugios de cocina calentados con carbón. Es realizado por parte de sus madres o abuelas, con el fin de retrasar el desarrollo de los pechos y resultar menos atractivas a los hombres. De esta manera, impiden un matrimonio temprano. Un acto de protección y una demostración de amor cargada de dolor.
“La vida es un regalo y nadie me prometió la longevidad”, son palabras de Howie Borowick, al ser diagnosticado con un cáncer de páncreas. Su hija, Nancy Borowick, comenzaría entonces a documentar el proceso por el que paso su padre, camino de la muerte, acompañado de su madre, Laurie, que llevaba luchando 17 años con un cáncer de pecho. Periplo recogido en La huella familiar. La artista utiliza la fotografía tanto para narrar una historia de amor como para acercarse a la enfermedad y al duelo, al tiempo que afianza los vínculos familiares. “Fotografié a mis padres para agarrarme a su memoria y capturar su esencia y su fuerza en ese momento”, dice la fotógrafa. Destaca también la obra de Olivia Harris quien explora las consecuencias de la ley del aborto en Irlanda, abolida en 2018 en Bendito es el fruto. La guerra sagrada a los vientres irlandeses, así como la obra de la colombiana Juanita Escobar, Llano. Esta es "quizás la historia más pasional”, según Silvia Omedes directora de la Fundación Fotographic Social Vision, impulsora del festival. “Es una historia de amor, a una geografía, a los llaneros que habitan el lugar y a los caballos que lo recorren”. Llama la atención que la sección oficial está compuesta fundamentalmente por mujeres. “En el ámbito entendido como la fotografía documenta hay muchas mujeres haciendo proyectos, pero no tanto en el fotoperiodismo entendido como el reportaje de fotos de conflicto. Allí es donde las mujeres somos solo un 15%. Lo que hemos constatado es que cuando hemos querido buscar trabajos más íntimos, sobre los vínculos, y los afectos, los trabajos más interesantes que hemos encontrado son los hechos por mujeres".
La programación expositiva cuenta con un total de 23 exposiciones y da visibilidad a más de 100 autores. Desde 2001, la Fundación Fundación Photographic Social Vision y ha organizado 154 exposiciones, ha difundido el trabajo de más de 2.200 autores y ha congregado más de un millón de visitantes con las exposiciones del World Press Photo y DOCfield. “El público sigue estando interesado en recibir información en la que confía”, destaca Velez Olabarria, “Seguimos confiando en el fotoperiodismo. Es un lenguaje que aparentemente todos entendemos”. Un sector con gran potencial que no vive sus mejores momentos en nuestro país. “El fotoperiodismo está maltratado en España. Hay mucho talento,mucho compromiso y se están haciendo proyectos muy interesantes, pero muchos de nuestros fotógrafos están publicando fuera para ganarse la vida y difundir sus proyectos. Sus cómplices tradiciones ya no son los medios de comunicación”, afirma Omedes. “Son los festivales, las galerías, los museos, y las redes sociales, sobre todo Instagram, los altavoces de este tipo de proyectos”.
DOCfield 2018. Barcelona. Del 8 de noviembre al 9 de diciembre.
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