Decepcionante segundo desafío ganadero en la plaza de Las Ventas
Solo el torero mexicano Arturo Macías destacó ante los toros de José Escolar y San Martín
Un desafío ganadero de lo más descafeinado entre las ganaderías de José Escolar, que lidió el único toro destacable, y San Martín echó por tierra una tarde anodina en lo artístico, en la que el mexicano Arturo Macías, todo disposición y entrega, hizo lo más estimable.
El primero de la corrida, de José Escolar, galopó con alegría las tres veces que acudió al caballo desde la media distancia, aunque ya no quiso arrancarse en una cuarta puesta desde la misma boca de riego. Bien Castaño, generoso con el toro y con los aficionados. Pero en el último tercio estuvo muy desconfiado el castellanoleonés con un toro que no admitía dudas, con ese peligro sordo que apenas trasciende, un animal tardo en sus cortas acometidas. Castaño no pasó de las probaturas, despegado, sin acabar de someterlo ni de verlo claro en ningún momento.
ESCOLAR, SAN MARTÍN/CASTAÑO, TORRES, MACÍAS
Tres toros de José Escolar (1º, 2º y 3º) y tres de San Martín (4º, 5º y 6º). Corrida bien presentada y juego desigual. Al primero le faltó fuelle; al segundo raza y fondo; con calidad y temple por el izquierdo, el tercero; muy descastado el cuarto; insulso y sin casta también el quinto; con emoción en varas pero muy a menos en la muleta el sexto.
Javier Castaño: estocada tendida, trasera y atravesada (silencio); el cuarto fue apuntillado tras derrumbarse en el último tercio (silencio).
Ricardo Torres: pinchazo hondo y seis descabellos (silencio tras aviso); estocada baja (división al saludar).
Arturo Macías: casi entera tendida y caída (palmas tras aviso); estocada trasera y desprendida (silencio).
Plaza de Las Ventas. 16 de septiembre. Segundo desafío ganadero. Más de un cuarto de entrada (6.720 espectadores según la empresa).
El cuarto, primero de San Martín, dijo nones en varas y a punto estuvo de herir al subalterno Joao Ferreira en banderillas. El portugués marcó muy pronto los tiempos y el animal se le echó encima. Por suerte, todo quedó en un susto. El toro se paró en el último tercio, descastado, y se derrumbó antes de que un discreto Castaño montara la espada. Al final, tuvo que ser apuntillado entre la decepción generalizada.
Ricardo Torres sorteó un primer ‘escolar’ que apenas se empleó en el caballo en los dos encuentros que mantuvo. En la muleta le faltó raza para perseguir los engaños con codicia en sus cada vez más cortas y defensivas acometidas. El aragonés anduvo digno aunque sin resolver prácticamente nada en lo artístico. Y algo parecido le pasó al quinto, éste de San Martín, un toro sin celo. Torres pasó esta vez de puntillas a pesar de intentarlo de todas las maneras posibles. Salió a saludar sin apenas aplausos en los tendidos. La bronca que se llevó mientras alzaba la montera fue fenomenal.
No quiso tampoco pelea en varas el primero de Macías, que estuvo firme de plantas y valiente en la distancia corta ante un ‘escolar’ de calidad. Se movió muy humillado, mejor si cabe por el izquierdo, pero le faltó ese punto de transmisión para ser un toro completo. El mexicano estuvo entregado e, incluso, logró una tanda al natural extraordinaria. Lástima que no hubiera continuidad, y todo por esa tendencia al encimismo, a no darle más sitio a un astado que a buen seguro hubiera respondido de otra manera. Se pasó también de faena y su labor, al final, quedó en agua de borrajas.
El ‘santacoloma’ de San Martín que hizo sexto fue el que más emoción tuvo en el caballo, aunque se vino abajo en el último tercio. Macías hizo el esfuerzo entre los pitones, pero sin llegar a destacar. Tarde, por tanto, decepcionante.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.