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Pacífica novillada del temible hierro de Saltillo en la plaza de Las Ventas

Jesús Díez, ovacionado como sus compañeros de terna, firma lo más destacado

Jesús Díez, en un muletazo con la mano derecha a uno de sus novillos.
Jesús Díez, en un muletazo con la mano derecha a uno de sus novillos.Plaza1

Pertrechados para la guerra, Alberto Pozo, Manuel Ponce y Jesús Díez hicieron el paseíllo en el primer festejo del mes de septiembre en Las Ventas. Dentro de chiqueros, seis novillos de Saltillo aguardaban para saltar al ruedo. Madrid y Saltillo; una dura prueba. Más aún sabiendo el bagaje de la terna. Dos de ellos, Pozo y Díez, se presentaban en el coso madrileño sin haber toreado ni una sola novillada la pasada temporada. Y Ponce, que hizo su presentación en la capital el año pasado, tan solo sumó media docena de festejos en 2017.

Mejor no imaginar lo que podría haber pasado si el encierro del histórico hierro propiedad de José Joaquín Moreno de Silva llega a salir como la corrida lidiada la pasada Feria de San Isidro, o en el abono de 2016. Esta vez, sin embargo, los temibles saltillos vinieron en son de paz. Quizás, demasiado. El encierro, desigual de presentación y con algún ejemplar excesivamente terciado y de escaso remate, sacó nobleza y apenas desarrolló complicaciones. Algunos, incluso, llegaron a blandear. Sólo el tercero tuvo peligro evidente y recordó a esos diablos vestidos de cárdeno que impusieron el terror, hace no tanto, en esta plaza.

Precisamente ese tercero le correspondió a Jesús Díez, el más joven de la terna. Y aunque evidenció su falta de oficio, el pacense suplió esa carencia a base de arrojo y valor. Pese al cortísimo recorrido de su enemigo, que reponía y buscaba el pecho del torero en cada embestida, Díez se puso en el sitio y no se alivió en ningún momento. Tras varios sustos, como era previsible, llegó la cogida, dramática, pero que sólo le dejó un puntazo en el muslo derecho, de pronóstico leve. Sin arrugarse, lo siguió intentando el novillero, aunque todo lo estropeó después con la espada.

SALTILLO / POZO, PONCE, DÍEZ

Novillos de Saltillo, desigualmente presentados, algunos muy justos, nobles y mansos en general. El mejor, el buen quinto. Complicado y peligrosos el tercero.

Alberto Pozo: pinchazo y pinchazo hondo muy bajo y atravesado (silencio); pinchazo y estocada muy trasera _aviso_ (saludos con protestas).

Manuel Ponce: pinchazo hondo bajo y atravesado, cinco descabellos _aviso_ y otro descabello (silencio); estocada (saludos con protestas).

Jesús Díez: espadazo caído muy superficial, dos pinchazos, pinchazo hondo y estocada corta tendida (saludos con protestas); pinchazo hondo trasero, caído y atravesado _aviso_ y tres descabellos (saludos).

Plaza de toros de Las Ventas. Domingo 2 de septiembre. Menos de un quinto de entrada (4.723 espectadores, según la empresa).

De nuevo desacertado con los aceros, ante el noble y soso sexto, Jesús Díez firmó los mejores muletazos de la tarde. Sobre la mano izquierda y a media altura, el par de tandas de naturales limpios y templados que logró supieron a gloria.

Tras ocho años desde su debut con picadores, el albaceteño Alberto Pozo también hizo su primer paseíllo en Las Ventas. Y aunque no fue la suya una actuación para recordar, al menos se justificó. Especialmente frente al primero. Acelerado al principio, muy brusco en los toques, Pozo se fue acoplando al soso astado de Saltillo hasta ejecutar un puñado de estimables naturales. Ante el cuarto, que se movió distraído y sin clase, anduvo vulgar.

Sin duda, el mejor novillo de la tarde fue el quinto. Y, como suele pasar, su matador no estuvo a la altura. Muy despegado en todo momento y retrasando constantemente la pierna contraria, Manuel Ponce no aprovechó la movilidad y nobleza de Consejote, que fue ovacionado en el arrastre. Blando resultó el segundo, y Ponce, desconfiado, no dijo nada.

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