_
_
_
_
_
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sagrada orfebrería

'Bloodstained. Curse of the moon' demuestra que la nostalgia no siempre es una oda banal y huera a un pasado que no volverá

Hay una ventaja inherente entre el artesano y el artista, si es que tal distinción de matiz peyorativo ha tenido sentido alguna vez. El artista está completamente al albur de que su oiga caiga o no en gracia. El artesano sabe perfectamente que si es un maestro en hacer determinada pieza, el valor de dicha pieza se da por descontado.

Información útil

Título: Bloodstained. Curse of the moon

Dirección: Hiroki Miyazawa

Desarrolladora: Artplay, Inti Creates Co.

Distribuidora: Inti Creates Co.

Plataformas: Steam, PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch, Nintendo 3DS, PS Vita

Precio: 9,99

Podemos decir que Bloodstained. Curse of the moonextraordinario prólogo de ese esperadísimo metroidvania que viene a suplir la fatal ausencia de la saga Castlevania­­­­— es un ejercicio de artesanía. Pero en absoluto es un ejercicio ausente de arte. Es simplemente que el motor que alimenta cada una de las decisiones tomadas en sus extraordinarios nueve niveles obedece al perfeccionamiento de una fórmula que se evocó por primera vez en 1986, cuando fueron publicados las primeras entregas de Metroid y el Castlevania.

Estructuralmente, Curse of the moon debe mucho más al segundo que al primero. Al contrario de lo que viene siendo habitual en este género, el metroidvania —voz que nace de hibridar sus dos sagas más famosas ya mentadas—, el objetivo no es sumergir al jugador en un mapa no lineal sin sucesión de niveles que fomente la exploración. Aquí se trata de vencer sucesivamente unas fases que terminan con el inevitable (y extraordinario) jefe final. Aunque hay no pocas pinceladas para los veteranos que permiten descubrir una alinealidad oculta en el aparente camino prefijado, alinealidad que es muy relevante tanto para la dificultad de esos niveles como para las escondidas recompensas que en ellos pueden encontrarse.

Curse of the moon entra en primer lugar por los ojos. Vencida ya la obsesión por el fotorrealismo para gran parte de los jugadores, lo que se busca hoy en día es una estética personal, trabajada con mimo y que sorprenda bien por emplear estilos poco comunes en el videojuego (Cuphead o Hollow Knight), bien porque sublima o innova en los ya conocidos (el reciente pixel-art de Octopath traveler). Curse of the moon es de estos últimos y es fascinante ver cómo el equipo de ArtPlay ha entendido la fortaleza del pixel-art de 8 bits.

En las consolas de 8 bits, las paletas de colores estaban restringidas a unas pocas decenas en pantalla. Esto hacía que los artistas de la época se vieran obligados a tender al expresionismo para transmitir un impacto visual al jugador. Curse of the moon se autoimpone esta limitación, evidentemente. Pero es capaz de jugar dentro de ella con absoluto control para conseguir momentos inolvidables. La lluvia de sangre que acompaña a una vampiresa en uno de los niveles. La niebla azul que se separa en el arranque del título. La silueta de un castillo que sugiere una garra monstruosa. O detalles más intrincados en el diseño de personajes, como los ojos tintos en sangre del vampiro Gebel hablan de un amor pero sobre todo de un conocimiento de la técnica extraordinarios.

Hay mucho más al margen de la estética. Al comienzo del juego, es evidente cómo ArtPlay aprovecha la tecnología del hoy para elevar la escala de la épica. Ya desde el primer nivel, una apasionante aventura a bordo de un tren desbocado, vemos ese intento de dar un espectáculo desde la nostalgia que esté a la altura del recuerdo precisamente porque lo desborda. En los enfrentamientos contra los últimos jefes, este compromiso con la épica se hará mucho más visible, llegando a la catarsis en el desenlace del juego con uno de los grandes duelos, por complejidad y belleza, de este 2018.

Uno de los jefes finales de 'Bloodstained. Curse of the moon'.
Uno de los jefes finales de 'Bloodstained. Curse of the moon'.

Pero es en las mecánicas donde el equipo de ArtPlay se ha permitido reinventar la rueda. El juego permite reclutar a lo largo de la aventura a otros tres aventureros: una joven guerrera, un monje mago y un vampiro. Cambiar entre ellos es el mero pulsar de un botón. Lo interesante es que el juego desvela a partir de entonces su arquitectura escondida. Poseer a los cuatro héroes permite descubrir sendas y tesoros secretos en cada nivel. Permite también adaptarse mejor a los jefes finales, ya que diversos momentos de estos grandes combates se pasan mejor combinando las habilidades de los héroes —especialmente útil resulta el escudo físico de bolas de fuego del monje—, pues los efectos de una habilidad permanecen al cambiar de héroe. Y permite lo más inesperado y placentero, desbloquear narrativa invisible.

Castlevania. Symphony of the night, la obra maestra del género más memorable y que fue creada por parte del equipo tras Bloodstained, escribió una página de oro en la historia de los videojuegos por múltiples motivos, pero sobre todo por su narrativa invisible. En un acto suicida pero de colosales consecuencias para el jugador, la mitad del juego quedaba completamente bloqueado, salvo que se hiciera una oscura aventura secundaria que permitía adquirir unos objetos con los que podía cambiarse el desarrollo del último enfrentamiento del juego. Completado este acertijo, un segundo juego más grande aún que el primero se presentaba al jugador con una metáfora arrolladora: el castillo que habíamos recorrido tenía un homónimo especular donde se escondía el archienemigo de la saga, el Conde Drácula.

Póster del juego, aún pendiente de lanzamiento, 'Bloodstained. Ritual of the night'.
Póster del juego, aún pendiente de lanzamiento, 'Bloodstained. Ritual of the night'.

Curse of the moon no llega tan lejos en lo que esconde, pero cuenta también con dos hechos narrativos de gran empaque a los que solo se puede acceder bajo unas circunstancias muy concretas. Uno de ellos, el modo pesadilla, es peculiarmente jugoso por añadir un nuevo nivel final con un combate si cabe más impresionante que el que se encuentra en el modo convencional. Hasta en este punto ha pensado en recompensar el equipo de ArtPlay a aquellos jugadores que son su razón de ser.

No se puede olvidar destacar un último rasgo de esta obra redonda: su razón de ser. Bloodstained. Curse of the moon no es más que una recompensa a una histórica campaña de Kickstarter, un entremés a la gran obra, Bloodstained. Ritual of the night, que está pergeñando Inti. Que su calidad sea tan superlativa no puede más que alimentar las más locas esperanzas una vez que la pieza principal esté lista para ser tocada por los jugadores. Desde luego, a este viejo veterano y enamorado del género se lo han ganado como incondicional.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_