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Dios bendiga a aquel inmigrante

El himno no oficial de EE UU, 'God Bless America ', cumple 100 años en medio de la severa ofensiva de Trump contra la inmigración irregular

Pablo de Llano Neira
El compositor Irving Berlin posa con sargento de la Armada de EE UU en 1917.
El compositor Irving Berlin posa con sargento de la Armada de EE UU en 1917.FPG (Getty Images)

El miércoles pasado, como cada cuatro de julio, los estadounidenses celebraron su Día de la Independencia entonando el himno no oficial God Bless America (Dios bendiga a América), que cumple su centenario este año con una marcada resonancia política. En medio de la severa ofensiva del presidente republicano Donald Trump contra la inmigración irregular, resalta que la gran balada de amor a Estados Unidos, mayor expresión musical del patriotismo americano, fue compuesta por un inmigrante.

Si hoy infinitud de centroamericanos tratan de cruzar a pie la frontera de EE UU escapando de la violencia de las pandillas, en 1893 el pequeño Israel Baline llegaba en barco con su familia a Nueva York huyendo de los pogromos, las masacres de judíos en la Rusia zarista. Allá su casa había quedado reducida a cenizas. Veinticinco años más tarde, en 1918, aquel refugiado conseguía la nacionalidad y componía el God Bless America en el que expresaba su gratitud a su tierra de adopción; My Home Sweet Home (Mi hogar, dulce hogar), dice la letra. Por entonces –y tras un fallo de imprenta que le pareció muy afortunado– había pasado a llamarse Irving Berlin, el nombre con el que entraría en la historia de la música como uno de los grandes de la canción popular estadounidense. A su muerte en Manhattan a los 101 años, Berlin dejaría un millar de composiciones, entre ellas este himno y otras canciones tan célebres como Cheek to cheek o el universal villancico White Christmas (Blanca navidad).

El matrimonio Baline llegó con sus ocho hijos. Después de que los padres y los niños fuesen separados provisionalmente acabaron recibiendo la autorización de entrada, se reagruparon y se asentaron en un barrio judío de Manhattan. Su padre Moses, rabino, murió joven y el futuro Irving Berlin abandonó los estudios y se puso a trabajar. Tras ser repartidor de periódicos, entró de camarero-cantante en un restaurante de Chinatown. Así, sin haber estudiado música, comenzó su carrera autodidacta. En 1911 compuso su primer éxito: Alexander’s Ragtime Band, que sonó en EE UU y en Europa. En 1918, durante la I Guerra Mundial y cumpliendo con su servicio militar, le encargaron que escribiese una canción patriótica. Berlin parió God Bless America, aunque no quedó satisfecho y la dejó guardada. “La pareció que su patriotismo era demasiado obvio incluso para que la cantasen soldados”, explica por correo electrónico Sheryl Kaskowitz, autora de un libro sobre el himno. Veinte años más tarde la sacó del cajón y le dio unos retoques para que fuera interpretada en un programa de radio. Fue un éxito inmediato. Corría 1938 y el nazismo se cernía sobre Europa. A un año del inicio de la II Guerra Mundial, los estadounidenses encontraron en el God Bless America el himno idóneo para loar los fundamentos de tolerancia de su país.

En 1940 el Ku Klux Klan y simpatizantes de la Alemania nazi llamaron en EE UU a boicotear la canción por haber sido escrita por un judío. También fue criticada por Woody Guthrie, que la vio demasiado dulce y complaciente para los problemas que padecía la clase trabajadora y en respuesta compuso This Land is Your Land (Esta tierra es tu tierra). En realidad, la vaguedad del himno de Berlin sirvió para que desde su concepción la hayan abrazado movimientos disímiles. En los cuarenta y cincuenta la entonaban los huelguistas; en los sesenta, los estudiantes que luchaban contra la segregación racial; pero en los setenta la cantaban los contramanifestantes conservadores en las protestas por la Guerra de Vietnam, y en los ochenta los grupos antiabortistas; en 2001 fue la canción que unió a los estadounidenses en su catarsis tras el atentado de las Torres Gemelas; y desde hace años se canta en manifestaciones a favor de los inmigrantes y en las ceremonias de nacionalización.

Llamó la atención a principios de junio la dificultad del presidente Trump para cantar en un acto en la Casa Blanca el God Bless America. Siguió las primeras líneas y luego se quedó callado, sonriendo a las cámaras. El patriota en jefe no fue capaz de cantar de memoria la canción de amor a EE UU que creó un inmigrante.

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