Villanías
Cerca del 10% de los braceros que a diario cruzan clandestinamente México en ruta hacia el norte son víctimas de extorsión, secuestros y asesinatos
La separación familiar decretada por Trump para desalentar la inmigración ilegal fue revocada por indigerible, pero antes descompuso a los niños incapaces de comprender por qué sus padres les dejaban solos. “No me hablaba. Creyó que lo quería abandonar”, declaró una mexicana sin papeles. El drama de los indocumentados ha sido abordado en películas, series y reportajes porque sus realidades son diversas.
Coincidiendo con la crueldad presidencial, Movistar + repone una película oportuna por sus efectos cauterizadores: Frontera, dirigida por Michael Berry, y protagonizada por Ed Harris, Michael Peña y Eva Longoria. El desenlace del filme es superficial y moralista, pero bienvenido.
Roy es un exsheriff íntegro y jubilado en el sur de Arizona, cuyo rancho linda con México. Le disgusta el paso de espaldas mojadas por las alambradas de su propiedad rumbo hacia el Estados Unidos, pero no es como Joe Arpaio, el alguacil de Maricopa, que los atrapa a lazo. La bondadosa esposa de Roy se topa con dos ilegales y tres adolescentes aburridos, y muere accidentalmente. Buscando la verdad y conteniendo la ira, el viudo se adentra en el mundo de los ilegales.
Cerca del 10% de los braceros que a diario cruzan clandestinamente México en ruta hacia el norte son víctimas de extorsión, secuestros y asesinatos, según un informe de Amnistía Internacional. Seis de cada 10 mujeres sufren los abusos y violaciones de traficantes proxenetas y policías, y muchas acaban en burdeles. Antes de emprender viaje, las precavidas toman un anticonceptivo denominado inyección anti-México.
El primer largometraje de Berry hay que verlo con la fe del creyente después de escuchar los lloros de los niños arrebatados y maldecir la impiedad. Reconforta el comportamiento del exsheriff, la rectitud del migrante inculpado y la detención del malo. La obra es de héroes y villanos. Como la villanía se aloja ahora en la Casa Blanca, los héroes son más necesarios que nunca, aunque solo sean cinematográficos.
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