Isabelle Huppert: "Quizá se me sobrevalora"
La diva francesa sostiene que la facilidad es inversamente proporcional a los halagos que recibe.
Sentada al lado de Carlos Saura con una blusa vainilla a juego con su cutis y su pelo durante un homenaje a ambos en la embajada de Francia, Isabelle Huppert parece lo que es. Una mujer madura —mejor no mentarle la edad, según pide por persona interpuesta— fina, elegante más de huesos que de ropa, y francesa a más no poder según mandan los tópicos. Poco que ver con la camaleona que incendia o hiela la pantalla según le dé la real gana. Hechas las —gélidas— presentaciones, la Huppert no empieza a hablar hasta que todo —to-do— está a su gusto. Parece muy acostumbrada a dar indicaciones y que se le obedezca sin réplica. La primera, ella.
¿Cómo lleva una misma ser la imagen de Francia en persona?
Me soprende que me diga eso. Uno siempre se vive de forma diferente a como le ven los demás. Pero me siento muy honrada.
¿Qué atributos suyos se podrían aplicar a su país, y viceversa?
Es difícil contestar. ¿En qué medida una persona puede representar a un país, cuando lo que representa a un país es la diversidad? Pero si hablas del cine francés, de su ambigüedad, complejidad y riqueza de matices, sí quee puedo sentirme portadora de todo eso.
Siempre se la pinta como fuerte y frágil a la vez. ¿No le cansa?
No, porque, afortunadamente, esa foto fija es bastante acertada. Es muy vaga, y todo el mundo es frágil y fuerte a la vez. La diferencia es que yo he tenido la gran suerte de poder comunicar eso a través de muchas películas.
La Huppert en persona.
Es una de las leyendas del cine mundial y, por mucho que lo disimule, lo sabe. La actriz Isabelle Huppert (París, 1963) ha trabajado con los directores más exigentes y su versatilidad sigue sobrecogiendo. Esta semana recibió el Prix de la Amistad Hispano-francesa.
Bueno, pues ya puesta, confiese una fortaleza y una debilidad.
Le podría decir, por ejemplo, que me siento con mucha energía y muy perezosa, muy curiosa y muy indiferente a la vez, aunque no sé si eso es una debilidad. Y ya le he confesado muchísimo de mí.
Ese podría ser un titular, sí.
Sí, me he dado cuenta según lo decía. Se me ha escapado. Pero, por quitarle hierro, diré que la indiferencia no tiene por qué ser un defecto. Como actriz, sobre todo de teatro, tiendes a crearte un mundo propio. Sales a escena, te inventas un mundo, estás metida en él, y eso te hace ser un poco indiferente a todo lo que es ajeno.
¿ Qué piensa una al mirarse al espejo y ver a Isabelle Huppert?
Ni siquiera entiendo qué dices.
¿Cómo se vive teniendo un personaje público tan acusado?
Bueno, te sientes un poco usurpadora. Ves que te atribuyen un valor y una grandeza que tú sabes que no tienes porque sabes quién eres. Es el precio por la fama.
¿Se siente sobrestimada o una impostora que vende su moto?
Sobrevalorada, quizá. Pero de vender la moto, nada, porque me siento muy orgullosa de la gente con la que he trabajado y de las cosas que he hecho. La sensación de estar sobrevalorada es porque lo que hago, lo hago con muchísima facilidad. Los halagos son muy pomposos. Y ese boato se lleva mal con esa facilidad mía.
Saura acaba de decir que teme opinar de mujeres por si se le tacha de machista. ¿Cree que los hombres están descolocados?
Es interesante y provocador su temor a que las mujeres adopten roles masculinos. Provocación por provocación, diré que sigue habiendo misoginia, pero no viene solo de los hombres, sino de las mujeres, conviente introducir el matiz. De todos modos, cuando se tiene que luchar por derechos, la unica opción es pisar fuerte, hacerse oír. Eso no es hablar como los hombres, pero sí imponerse.
¿Mujeres misóginas? ¿Podemos ser las peores enemigas?
No, sencillamente es algo que ocurre. No podemos hablar de las mujeres como si todas estuvieran al margen de celos, envidias y conflictos. Sería una visión muy edulcorada de las cosas que pasan.
Algunos varones dicen que no se atreven a seducir. ¿Pose?
Con todo lo que ha pasado, creo que sí hay una actitud de sospecha. Se ha armado mucho ruido y todo eso se calmará, porque las mujeres saben distinguir cuando se nos propasan y cuando nos toman por tontas.
La diferencia es el respeto
Exacto. Bastantes guerras hay para que haya una permantente entre hombres y mujeres.
Queremos amor y no guerra.
Queremos vivir juntos.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.