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Salvador Sobral: “Me equivoqué al participar en el ‘Operación Triunfo’ portugués”

El músico, que presenta su gira de verano por España, asegura que los 'reality-shows' musicales no ayudan a desarrollar el talento artístico

Salvador Sobral posa en la terraza de la Cadena SER, en Madrid.
Salvador Sobral posa en la terraza de la Cadena SER, en Madrid.Víctor Sainz
Fernando Navarro

Se le iluminan los ojos a Salvador Sobral (Lisboa, 1989) cuando habla de la que dice que fue la mejor decisión de su vida: dejar Lisboa tras participar en Ídolos -el Operación Triunfo portugués- para terminar tocando en garitos de Palma de Mallorca. Se le iluminan porque, básicamente, reconoce que conoció “la esencia de la música”. “Toqué en muchos bares de la isla y aprendí a improvisar y arriesgar con mi voz, con mi forma de acercarme a los instrumentos…”, explica sentado junto a un piano en la sede de la SGAE.

Sobral, que por entonces en 2009 estaba estudiando la carrera de Psicología, habla de Mallorca como su “segunda casa”, pero sobre todo se refiere a ese año en la isla como un momento crucial en su vida, que a la postre terminaría impulsando y marcando el rumbo de su carrera artística. “Quería salir del país. Y me matriculé en Erasmus para hacer Psicología deportiva en Mallorca, pero terminé por dejar las clases y centrarme en la música”. Recuerda que en la última clase que asistió sacó un sobresaliente. Tenía examen de la asignatura de Psicología del Arte y presentó un trabajo que analizaba la canción de Bob Dylan, Blowin’ in the wind. “Presenté un documento de Power Point y me puse a explicar cosas de la canción. Cuando terminé, dije: ‘Bueno, como este trabajo analiza una canción qué mejor que cantar la canción’”, cuenta con una amplia sonrisa. “El profesor se emocionó y me dijo que me ponía la más alta nota porque había entendido con mi canto la psicología de la canción. Y la música es arte”, añade con una risita.

El músico portugués, que ha venido a Madrid para presentar su gira de verano por España, decidió entonces investigar en sus grandes pasiones musicales: el jazz, el bolero y la bossa nova, “por ese orden”, apunta. En la isla, cantaba en salas como Palma Jazz Voyager, Saratoga, Sala Trampa o el antiguo Blesville y compartía escenario con destacados músicos locales como Pepe Ragonese, Omar Lanutti, Pep Lluis o Steve Bergendy. Se forjó desde la base y el amor al arte. “Me equivoqué al participar en el programa de televisión. La música es un detalle mínimo en esos programas. Como Operación Triunfo o Factor X en España. Lo que hacen es lanzar arena en los ojos de la gente, pero no tienen nada que ver con la música”, asegura.

De vuelta a Lisboa, publicó en 2016 su debut en solitario, Excuse Me, en colaboración con el pianista Júlio Resende. Un delicioso disco en el que intentaba mostrar el universo sonoro que le fascinaba, donde convivían los ritmos brasileños con el cool jazz. “Me encanta el jazz de la Costa Oeste –representativo del cool jazz-, como Chet Baker, pero hay otros músicos como Jimmy Smith y Brad Mehldau que me han marcado. Y otros como Caetano Veloso –“Fina Estampa es precioso”-, Jorge Drexler, Natalia Lafourcade o Sílvia Pérez Cruz”, cuenta.

En 2017 se proclamó vencedor del Festival RTP da Canção con la balada Amar pelos dois, compuesta por su hermana Luísa. Gracias a esa victoria, Sobral fue ese año el representante de Portugal en Eurovisión. “Nunca participé en ese festival para ir a Eurovisión. Fue para que mi música tras el disco la conociera más gente en Portugal. Ni siquiera podía viajar por mi corazón. Estaba en la lista de espera para el trasplante y estaba prohibido. Tuvieron que reunirse los médicos y darme un permiso especial para ir a Ucrania”, dice.

Pudo haber alterado Amar pelos dois, pero decidió mantener su elegancia instrumental y sus modales fadistas y jazzistas frente a los ritmos machacones que suelen predominar en el evento. Cuando la interpretó entre la pompa y “los fuegos artificiales”, tal y como definió ante toda la audiencia él mismo a Eurovisión al ganarlo, fue como ver escaparse a un pájaro de una jaula. Los mismos que antes le ignoraron o se mofaron de su propuesta para el evento televisivo del año no tardaron ni un día en asaltarle. “Vino gente de todo tipo. Los que más gracia me hicieron fueron los de Universal que ni siquiera se presentaron a la reunión para ver si publicaban mi disco. Fueron los primeros en aparecer y decirme que querían ficharme”, cuenta. A todos les dijo que no. Conservó su contrato con el sello –el más antiguo de Portugal- que apostó por él antes de Eurovisión y también su agencia de comunicación. Nada cambió para él, más allá de hacerse uno de los músicos más reconocibles de Portugal y volver a salir en la pasada edición de Eurovisión para cantar con su querido Caetano Veloso. Y aprovecha para darle un consejo a Amaia, la ganadora de la última edición de Operación Triunfo: “Tiene talento. Me gusta como canta. Le diría que busque una identidad musical. Vi que fue al Primavera Sound y me fijé en las versiones que hizo. Que siga esa senda de buscarse a sí misma. Sin distracciones del negocio”.

Sobral mueve las manos con rapidez y cierto nerviosismo, pero transmite una paz que se impone en toda la sala cuando habla de forma coloquial, con un español envidiable, soltando cada dos por tres la muletilla “tío”, como si fuera un amigo en la barra de un bar contando sus cosas, en su caso que ha vuelto a jugar al fútbol después de diez años sin poder hacerlo por sus problemas con el corazón. “Cuando lo hice, no me fallaba el corazón. ¡Me fallaban las piernas! Me decían: no puedes correr”, explica con una risa para luego contar que prepara un disco donde se incluirá una canción en castellano llamada Cerca del mar. “La música es todo tipo de emociones. Todas esas emociones son lo más importante”, concluye.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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