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La venganza de la chica de la ortodoncia

Una película rescata la historia de la rapera Roxanne Shanté, que deslumbró en los ochenta antes de caer en el olvido

Lucía Lijtmaer
La rapera Roxanne Shanté, durante una sesión fotográfica en 1988 en Nueva York. 
La rapera Roxanne Shanté, durante una sesión fotográfica en 1988 en Nueva York.  MICHAEL OCHS (GETTY)

"No dejes que entre la chica de la ortodoncia”. Entre 1984 y 1987 este era el único mandato que tenía que cumplir cualquier portero en los clubes del este de Nueva York. La chica de la ortodoncia era Roxanne Shanté, una adolescente negra de Queens, y su leyenda la precedía: si te enfrentabas a ella en una batalla de improvisación de rap, ibas a perder. Además, no cobraba menos de 100 dólares por combate. Así estaban de prevenidos en el ambiente del hip-hop de la zona: Shanté no perdía, así que ibas a perder tú.

Bienvenidos a la historia de Roxanne Shanté, la rapera estado­unidense que lo tuvo todo muy deprisa y lo perdió más rápidamente aún. En su momento de gloria, Shanté llegó a formar parte de la saga de batallas entre raperos más famosos del momento, las Roxanne Wars. Hoy día, solamente los aficionados al rap de los ochenta la recuerdan. No supo hacer la transición a una carrera larga, pero eso no significa que fuera olvidada. En estas fechas se estrena una película en Netflix basada en su vida y triunfos, producida por Pharrell Williams, que recupera la importancia de su trayectoria y figura dentro del rap estadounidense.

¿Quién fue Roxanne Shanté? Nacida bajo el nombre de Lolita Shanté Gooden, criada en Queensbridge, Queens (Nueva York), en las viviendas de protección oficial más populosas de Estados Unidos a finales de los setenta por una madre soltera, Shanté comenzó a destacar muy rápidamente por su capacidad para rimar. Pronto se convirtió en la estrella de los bloques que se imponía en todas las batallas de improvisación rapeando en la calle, en clubes y en competiciones locales, en las que se apostaba al ganador. Inevitablemente, Shanté siempre ganaba.

Los hombres le tenían miedo y a los fans del género les encantaba que una chica tuviera, por una vez, una visión agresiva y desafiante

Antes de haber grabado un disco, Shanté ya era lo más parecido a una campeona de boxeo de alta competición. Se repetía una y otra vez que nadie podía alcanzar a Shanté. No importaba tu rango, tu edad o tu género; si te enfrentabas a ella, te destrozaba.

Una tarde, el DJ Marley Marl, de fama local, la grabó improvisando sobre el ritmo del tema de UTFO Roxanne, Roxanne en su apartamento. A Shanté, acostumbrada a improvisar hasta 45 minutos seguidos, le pareció una tontería, pero esa canción, bautizada Roxanne’s Revenge, le cambiaría la vida.

Shanté, rebautizada desde entonces como Roxanne Shanté, se convirtió en una estrella de la noche a la mañana. Su flow subvertía la cultura macho del hip-hop: los hombres le tenían miedo y a los fans del género les encantaba que una chica tuviera, por una vez, una visión agresiva y desafiante. La canción entró en las listas de éxitos en un momento en que era imposible radiar temas de rap, fue replicada una y otra vez por UTFO en otros temas —que fueron conocidos en su conjunto como las guerras de Roxanne, las “Roxanne Wars”—, y Shanté giró por todo el país.

Tras un éxito desconocido para una mujer en el rap —fue precursora de Queen Latifah y Salt n’Pepa— y con solo 18 años, Shanté se semirretiró: se dedicó a la maternidad y sufrió una larga etapa de violencia por parte del padre de su hijo. Pese a todo, siguió grabando y actuando en el circuito, con irregular éxito. Algo había cambiado en el sector, cada vez más industrializado y con nuevas reglas. A mitad de los noventa, su estilo agresivo —se metía con todo el mundillo del hip-hop en sus rimas— ya no se llevaba. Tenía 25 años.

Olvidada por la industria musical, han tenido que pasar 30 años para que, en un alarde de revisionismo histórico, Shanté ocupe el lugar que merecía. No es la única: la película Roxanne, Roxanne –premiada en el Festival de Sundance– llega siguiendo la estela de Straigh Outta Compton, el biopic sobre NWA (Niggers With Attitude), y Dirty: Platinum Edition, sobre Ol’ Dirty Bastard. La diferencia es que la fama de Shanté fue efímera, pese a su importancia dentro de la cultura hip-hop. De ello da buena cuenta la película, donde un jovencísimo Nas, también vecino de Queensbridge, se intenta medir con la rapera. Él no aprendió la lección: no hay que meterse con la chica de la ortodoncia. Aun así, él sí alcanzó el reconocimiento mundial. A Shanté por fin le ha llegado su venganza, mucho tiempo después.

Roxanne, Roxanne (2017) es una película dirigida por Michael Lernell.

Sobre la firma

Lucía Lijtmaer
Escritora y crítica cultural. Es autora de la crónica híbrida 'Casi nada que ponerte'; el ensayo 'Ofendiditos. Sobre la criminalización de la protesta' y la novela 'Cauterio', traducida al inglés, francés, alemán e italiano. Codirige junto con Isa Calderón el podcast cultural 'Deforme Semanal', merecedor de dos Premios Ondas.

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