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LECTURAS PARA EL DÍA DEL LIBRO

LITERATURA TRADUCIDA

Patricio Pron

Quemar las naves

Autor: Angela Carter. Traducción: Rubén Martín Giráldez. Prólogo: Salman Rushdie

Edita: Sexto Piso

Angela Carter definió su trabajo alguna vez como un esfuerzo consistente en “tratar de averiguar qué significan ciertas configuraciones de imágenes en nuestra sociedad y en nuestra cultura, qué representan realmente”. La autora de La cámara sangrienta exploró a lo largo de toda su obra las construcciones culturales que justifican y hacen posible la opresión a las mujeres; al revisitar los cuentos folclóricos y los de hadas, Carter produjo una literatura de terror ejemplar (y a la vez muy humorística) cuyo propósito es, paradójicamente, dejar atrás, por fin, el miedo.

Todo Ubú

Autor: Alfred Jarry. Traducción: Julio Monteverde

Edita: Pepitas de Calabaza

Angela Carter llamó a Alfred Jarry uno de sus “escritores favoritos” de todos los tiempos, pero esto no es nada especial porque el creador de Ubú parece haber sido también el autor favorito de Raymond Roussel, los surrealistas, Marcel Duchamp, Eugène Ionesco, Samuel Beckett,Jorge Ibargüengoitia y César Aira. Con su creación, Jarry dio nombre y rostro a los delirios de grandeza de los tontos pomposos; si Ubú viviera (lo hace), presidiría los Estados Unidos de Norteamérica o estaría jactándose de un grado académico nunca obtenido.

Ensayos escogidos

Autor: G. K. Chesterton. Selección: W. H. Auden. Traducción: Miguel Temprano García

Edita: Acantilado

“Doblegado ante la autoridad y la tradición de mis mayores por una ciega credulidad habitual en mí y aceptando supersticiosamente una historia que no pude verificar en su momento mediante experimento ni juicio personal, estoy firmemente convencido de que nací el 29 de mayo de 1874”, escribió Chesterton en su Autobiografía: el autor británico nunca dio nada por sentado (incluyendo su nacimiento), y su obra puede ser leída como una larga, interminable polémica, cuyos temas aquí son (entre otros) la obra de George Bernard Shaw, Dios, la infancia de Charles Dickens.

Leche caliente

Autor: Deborah Levy. Traducción: Cecilia Ceriani

Edita: Anagrama

Al dejar atrás el surrealismo de libros como Beautiful Mutants (1986) y Swallowing Geography (1993), la escritora británica Deborah Levy dio con una voz propia y vigorosa a partir de la (excelente) novela Swimming pool (2011). Leche caliente comparte con ella la exploración de las relaciones personales durante las vacaciones en algún sitio idílico (o en Almería) y la revelación progresiva de la fragilidad interior de los personajes: en los libros de Levy éstos aprovechan el verano para liberarse de algo más que de sus ropas..

Lo que vio la criada. Ocho cuentos psíquicos

Autor: Yasutaka Tsutsui.  Traducción: Jesús Carlos Álvarez Crespo

Edita: Atalanta

Los personajes de Tsutsui, por el contrario, no se liberan nunca; pertenecen a una sociedad japonesa de posguerra en la que la incomprensión entre padres e hijos y entre hombres y mujeres, el deseo de adquirir una posición y el miedo a no conseguirlo, las infidelidades y los silencios, caracterizan las relaciones.Nuestra guía por lo que esa sociedad nunca dice es una criada que cambia de trabajo una y otra vez a raíz de los inconvenientes que provoca una habilidad singularísima, la de la leer la mente de las personas.

Visión binocular

Autor: Edith Pearlman. Traducción: Amado Diéguez Rodríguez

Edita: Anagrama

La publicación en español el año pasado de Miel del desierto, el último libro de cuentos de la estadounidense Edith Pearlman,constituyó para algunos una revelación (y para otros el recordatorio) de la existencia clandestina, insospechada por muchas personas, de una grandísima escritora, probablemente “uno de los secretos mejor guardados durante décadas de las letras norteamericanas”. No hay exageración alguna en estas palabras tan manidas:en su aparente simplicidad, los cuentos de Pearlman son extraordinarios, profundos, delicados, bellos, imprescindibles.

Cuentos

Autor: John Cheever. Traducción: José Luis López Muñoz y Jaime Zulaika Goicoechea

Edita: Literatura Random House.

 “No poseemos más conciencia que la literatura”, afirmó John Cheever, quien contribuyó como muy pocos escritores norteamericanos a ampliar esa conciencia con sus historias de hombres y mujeres insatisfechos que habitan unos suburbios que los denigran y los destruyen. Al igual que Neddy Merrill, el protagonista de El nadador, Cheever inauguró unas aguas en las que siguen nadando aún hoy todos los escritores estadounidenses de relatos, tratando, como el personaje de su cuento, de regresar de alguna forma a casa.

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