‘Fugitiva’: Paz Vega, una peluca y una huida sin gancho
La nueva serie de La 1 quiere ser una ambiciosa, pero tiene un problema de ritmo y con su protagonista
Fugitiva quiere ser una serie ambiciosa. Quiere ser una historia con una protagonista fuerte y con mensaje feminista. Quiere mezclar géneros y buscar su propia identidad. Pero en el primer capítulo, esos deseos se quedan en eso, sin llegar a cumplirse. La historia, que nos presenta a una familia mexicana de vida acomodada, arranca con fuerza, con escenas de acción durante el secuestro de la mujer y sus tres hijos. Después se irá descubriendo que las apariencias, cómo no, engañan.
Pero los primeros 60 minutos de esta historia (en un capítulo piloto más corto de lo habitual en las series españolas, cosa que se agradece) tienen un problema de ritmo. Y una vez que se supera ese arranque, la acción frena hasta llegar a unos minutos finales tan explicativos que hacen que el espectador sienta que le están tomando por tonto. Tampoco ayuda la voz en off del principio y del final sobre las imágenes de la protagonista buceando. ¿Qué necesidad había?
Una sensación parecida se experimenta cuando tienes que creerte a Paz Vega en la pantalla. Porque si Fugitiva tiene un problema con el ritmo en su primer capítulo, tiene otro muy grave con su protagonista. Tanto su interpretación como su peluca hace que el espectador sea todo el tiempo consciente de que está viendo una gran mentira y no sea capaz de entrar en la historia. Sí, es una serie de ficción y siempre hay que dar por hecho ese pacto por el que, al otro lado de la pantalla, hacemos como que nos creemos que lo que estamos viendo es verdad. Pero en algunas ocasiones es imposible simular.
Todas las series necesitan un tiempo para mostrarse como son realmente. Y en el caso de Fugitiva quizá la cosa cambie cuando entre en harina. Pero, sobre todo en un thriller, si no se engancha al espectador desde el primer capítulo, mal asunto.
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