_
_
_
_
EL HOMBRE QUE FUE JUEVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El imbatible Arnold Wesker

Tras el éxito de ‘La cocina’, su carrera se vino abajo en los setenta pero él no dejó de escribir hasta su muerte

Marcos Ordóñez

Cuando se cumplen dos años de su muerte, Arnold Wesker ha revivido entre nosotros gracias a las estupendas puestas de La cocina, que Peris-Mencheta dirigió en el Valle-Inclán la temporada pasada, y la versión catalana de Sopa de pollo con cebada, que Ferran Utzet y Llàtzer García han presentado en el Teatro de la Biblioteca de Cataluña. Leyendo State of the Nation, de Michael Billington, descubro que Wesker no recibió el espaldarazo en el Royal Court londinense, como pensaba: en 1958, George Devine, su director artístico, envió Chicken Soup with Barley al Belgrade Theatre de Coventry. El perspicaz Billington apuntó que las causas del rechazo pudieron ser formales, y que tal vez el retrato de una familia comunista del East End le pareciera a Devine la típica “pieza bien hecha”, cuando los reyes de lo nuevo eran Beckett o Ionesco. Y que si la obra volvió al Court (en 1960, en trilogía con Raíces y Estoy hablando de Jerusalén) fue gracias al entusiasmo de John Dexter, que las puso en pie en el Belgrade.

Más información
Muere Arnold Wesker, el último “joven airado”
Arnold Wesker: "No éramos tan jóvenes ni tan airados"

Muchos años más tarde, Wesker le contaría a Billington que “en principio, en el Court solo le dieron a La cocina una función de domingo noche”. Tanto La cocina como la trilogía pegaron la campanada en Gran Bretaña y en medio mundo (la primera triunfó en 1966 en el off Broadway, con Rip Torn), pero fueron los últimos éxitos del dramaturgo, cuya carrera se vino abajo en la década de los setenta con una cadena de desastres. En 1970 se arruinó invirtiendo sus ahorros en un proyecto cultural llamado Centro 42; la ambiciosísima The Journalists (1972), con 30 personajes, encargada por la Royal Shakespeare Company, no llegó a estrenarse; el National rechazó The Old Ones; y, guinda negra del amargo cóctel, en 1977, Zero Mostel, que tenía que estrenar The Merchant en Broadway, murió durante una previa. Retitulada Shylock, solo se vio en el Birmingham Rep.

En los noventa, Wesker se quejaba de que solo reponían sus primeras obras y sus nuevos trabajos se rechazaban o iban a parar, con suerte, a salas del off. No volvió a estrenar en el Court ni le programaron en el National pero, y ahí viene la gran enseñanza, no dejó de escribir hasta su muerte: en total, nada menos que 50 obras, una novela, cuatro libros de relatos, dos volúmenes de ensayos, una crónica sobre la ordalía de The Merchant, textos periodísticos, poesía, y una autobiografía, As Much as I Dare, que apareció en 1994. Vivía de los derechos de su teatro en el extranjero, donde sus piezas, traducidas a 20 idiomas, seguían representándose. En su tierra natal se consideraba un marginado, y lamentaba que las nuevas generaciones le ignoraran por completo.

En 2006 tuvo una inesperada alegría: fue nombrado sir. En 2011, el National programó La cocina y el Royal Court volvió a montar Sopa de pollo con cebada. Y en 2013, el Donmar Warehouse presentó una producción de Raíces. Pero el destino de su inmensa obra inédita, que donó a la Universidad de Texas (Austin), sigue siendo un misterio.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_