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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Wagner, el NO-DO y ‘Apocalypse Now’

El filme de Coppola comparte música, 'La cabalgata de las Valquirias', y planos con un reportaje nazi sobre aviones militares de 1944

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En el NO-DO 53 B, de 3 de enero de 1944, se incluye un reportaje sobre el avión de transporte militar Messerschmitt 323 de la fuerza aérea de la Alemania nazi. La noticia sobre esta aeronave seguramente procede del Noticiario Ufa alemán que, bajo acuerdo, entregaba semanalmente noticias sobre la actualidad alemana al noticiario cinematográfico español, tal como explican Rafael R. Tranche y Vicente Sánchez Biosca en NO-DO. El tiempo y la memoria. Pues bien, durante los casi dos minutos que dura la noticia del Messerschmitt 323 en vuelo, aterrizando, etc., suena continuamente el inicio del tercer acto de la segunda ópera de Richard Wagner perteneciente al ciclo de El anillo del Nibelungo, La Valquiria (estrenada en 1870), comienzo conocido como La cabalgata de las Valquirias. Resulta complicado aventurar el motivo de la elección del fondo musical wagneriano para esta noticia cinematográfica sobre un tipo de aeronave militar; o quizá sea tan prosaico como la identificación de esos aviones de transporte, lo mismo de soldados que de vehículos, con las mitológicas valquirias wagnerianas, en tanto que transportadoras al Walhalla, la morada de los dioses, de héroes humanos muertos en el campo de batalla. Sin embargo, al ver esta noticia cinematográfica es difícil no evocar instantáneamente Apocalypse Now (1979), sobre todo por la semejanza, seguramente casual, quién sabe, de algún plano.

Fotograma con los pilotos de los helicópteros de 'Apocalyse Now'.
Fotograma con los pilotos de los helicópteros de 'Apocalyse Now'.

Es indiscutible que la famosa secuencia wagneriana de Apocalypse Now del ataque sobre una pequeña villa vietnamita de un escuadrón de helicópteros comandada por el teniente coronel William Bill Kilgore, del 9º Regimiento del 1º de Caballería, una división de asalto aérea, a pesar del nombre, del ejército de los Estados Unidos, se ha convertido no solo en una referencia popular y reconocible en la ficción cinematográfica y literaria sino también en una insospechada y extravagante fuente de inspiración para la realidad.

Fotograma del NO-DO 53 B, de 3 de enero de 1944, del reportaje alemán con música de Wagner.
Fotograma del NO-DO 53 B, de 3 de enero de 1944, del reportaje alemán con música de Wagner.

Anthony Swofford es hijo de un veterano de la gran pesadilla americana, el descomunal y deletéreo cenagal militar estadounidense en el sudeste asiático de los sesenta y setenta. Swofford fue marine del ejército de los Estados Unidos entre 1988 y 1991. En la actualidad es profesor de escritura creativa en la West Virginia University, y, por cierto, ante una reciente propuesta, o lo que se quiera que fuera, del presidente Trump tras la matanza en un instituto de Florida, ha reaccionado con un artículo en The New York Times cuyo título no deja ninguna duda, I Was a Marine. I Don't Want a Gun in My Classroom. En 2003, Swofford relató sus memorias durante la primera guerra de Irak en Jarhead: A Marine's Chronicle of the Gulf War and Other Battle. El 2 de agosto de 1990, Irak invadió Kuwait, dando comienzo a la que posteriormente sería conocida como primera guerra del Golfo. En el momento de la invasión, Swofford se hallaba en la base de marines de Twentynine Palms, desierto de Mojave, California, en un pelotón de exploradores/francotiradores. Nada más oír la noticia saben que serán movilizados. Y lo primero que hacen es enviar a unos compañeros a la ciudad a “alquilar todas las películas de guerra que pudieran tener”. Durante tres días estuvieron encerrados bebiendo cerveza y viendo películas, sobre todo las de la guerra de Vietnam. Relata Swofford que “rebobinamos y revisamos secuencias famosas, tales como la de Robert Duval y su helicóptero de combate durante Apocalypse Now”.

En 2005, Sam Mendes adaptó las memorias de Swofford en una película de título homónimo al libro. En el film, centenares de marines que esperan a ser movilizados asisten en la sala de cine de la base a la proyección de la famosa escena de Apocalypse Now. Cuanto más alta suena la cabalgata de las Valquirias, mayor es el frenesí de los marines en sus butacas.

A los pocos meses de que estallase la segunda guerra del Golfo el 20 de marzo de 2003, un teletipo de Reuters, fechado el 21 de junio en Bagdad, informa de que tropas estadounidenses se motivaron antes del amanecer con la “extraña repetición musical de la película de guerra de Vietnam Apocalypse Now antes de estrellarse sobre casas iraquíes para cazar hombres armados… Con La cabalgata de las Valquirias aún resonando en sus oídos y el ruido de los helicópteros por encima, soldados embistieron vehículos contra puertas metálicas y tropas a centenares asaltaron casas en la ciudad occidental de Ramadi…”.

En el último capítulo de la tercera temporada de The Wire, el jefe del Departamento de Investigación Criminal William A. Rawls recibe de su superior, por walkie-talkie, luz verde para iniciar una redada a gran escala en Hamsterdam, un barrio degradado y abandonado de Baltimore, convertido extraoficialmente por la policía en zona libre de trapicheo, donde camellos, drogadictos, prostitutas y chaperos hacen sus tratos bajo la mirada relajada de las patrullas. El jefe Rawls cambia el canal de su walkie-talkie y trasmite la orden recibida a sus unidades. Acto seguido, el jefe de Departamento de Investigación Criminal, reglamentariamente uniformado, se inclina sobre la radio de su coche patrulla, enciende una música preparada para la ansiada operación, y a través de los altavoces comienza a sonar La cabalgata de las Valquirias. Pero ahora no es que esa música evoque la película de Coppola, como sucede al ver la noticia del NO-DO, sino que Apocalypse Now actúa como un generador de sentido y sentidos: instantánea y automáticamente, no hay elección posible, la redada se convierte en un raid en el que William A. Rawls ocupa el lugar del teniente coronel Kilgore, y el vietcong, los guerrilleros comunistas vietnamitas de Vietnam del Sur, aquel país probeta americano de los sesenta finalmente fallido que colapsó definitivamente en 1975, es sustituido por camellos, yonquis, putas y chaperos del Hamsterdam del Baltimore de The Wire.

La idea de que Kilgore haga sonar La cabalgata de las Valquirias por los altavoces de su helicóptero de combate en el ataque a la villa vietnamita está presente desde el primer guion de la película, escrito por John Millius, tal como señala Peter Cowie en The Apocalypse Now Book (2000). Pero ya en 1915, Joseph Carl Breil y D.W. Griffith incluyeron en la música de El nacimiento de una nación el inicio del tercer acto de La Valquiria en el clímax del film, concretamente como acompañamiento musical de la carga de la caballería del Ku Klux Klan que acude al galope para salvar a un grupo de arios americanos del norte y del sur de la ira asesina de negros libertos, haraganes, borrachos, y lujuriosos. Por eso, como dice Matthew Wilson Smith en American Valkiries: Richard Wagner, D. W. Griffith, and the Birth of Classical Cinema, la secuencia wagneriana de Apocalypse Now en realidad “satiriza el acompañamiento con La Cabalgata de las Valquirias de la carga culminante del Ku Klux Klan”, al final de El nacimiento de una nación. Cosa distinta, añade Wilson Smith, es que luego esa música wagneriana, tras la maniobra satírica de Coppola con la película racista de Griffith, se haya convertido cínicamente en “sólo otra banda sonora para la guerra”. Toda una grotesca paradoja.

Griffith, metafóricamente, puso en el lugar de las mitológicas y amazónicas valquirias wagnerianas a los caballeros guardianes de la pureza aria del Ku Klux Klan, cuyos enemigos mortales eran los negros libertos tras la guerra de Secesión. Coppola, en Apocalypse Now, hace una transposición satírica de la metáfora de Griffith y sustituye a los negros de El nacimiento de una nación por los vietnamitas comunistas; y en el papel de los caballeros del Ku Klux Klan de Griffith coloca a los herederos del arma de caballería del ejército de los Estados Unidos que arrasó a los indios americanos. Pues aunque “cabalgan” sobre helicópteros, la 1ª División de Caballería a la que pertenece Kilgore en Apocalypse Now, creada en 1921, fue reconvertida y desplegada en Vietnam en 1965 como División de asalto aérea. En la Segunda Guerra Mundial, el caballo, ante los vehículos mecanizados, quedó inservible para el campo de batalla de la guerra moderna. Entonces, los antiguos soldados de caballería fueron condenados a “cabalgar” sobre “torpes” jeeps y tanques combatiendo como soldados de infantería en una clase de guerra muy distinta a la que caracterizaba el espíritu de la caballería desde su nacimiento, y que residía en el efecto de conmoción mediante la sorpresa, la acción centelleante, y la potencia de fuego. En Vietnam, tras su particular travesía del desierto, la caballería recuperó su espíritu original como arma mediante la sustitución de sus ágiles caballos por modernas, veloces y metálicas cabalgaduras voladoras, los helicópteros UH-1 Iroquois, conocidos como Huey, armados con mortíferas metralletas.

Pero la corrosiva trasposición satírica en Apocalypse Now del uso que hace Griffith del motivo wagneriano ya se había hecho en el cine con anterioridad a 1979. En efecto, a principios de 1943, y producido por Walt Disney, se estrenó un corto de dibujos animados titulado The Story of one of 'Hitler´s Children', presentado en los créditos como una adaptación del libro de Gregor Ziemer, Education for Death: The making of a Nazi (1941). En este corto de animación distribuido por RKO Radio Pictures Inc. se parodia la nueva educación del nuevo orden del tercer Reich con una versión del cuento de la Bella Durmiente que supuestamente contarían a los niños en el jardín de infancia. Al pequeño Hans, el protagonista de este corto, le habrían enseñado que la bruja malvada era la democracia; la Bella Durmiente, Alemania; y el Príncipe que con su beso romperá el hechizo y pondrá en fuga a la malvada bruja democracia era... Hitler. Pero la Bella Alemania es una ordinaria, patosa y rechoncha joven rubia tocada con un casco vikingo que, nada más despertarse de su encantamiento, lo primero que hace es mirar si aún queda cerveza en la jarra vacía que sostiene en su mano. Y Hitler es un personaje ridículo, una caricatura absolutamente histriónica. Cuando hace su aparición el bravo caballero protegido por su armadura, por lo que aún no se sabe que es el Führer, al galope sobre su caballo, espada en ristre, y con la misión de desencantar con su beso a la Bella Durmiente, la música que suena es precisamente una versión distorsionada y paródica de La cabalgata de las Valquirias. En la inequívoca inversión satírica de Disney del uso que hace Griffith de la música wagneriana, Hitler ocupa el lugar de los caballeros del Ku Klux Klan que salvará a la Alemania aria de la democracia, la cual, personalizada en una malvada vieja bruja, toma el relevo de los negros haraganes, borrachos, y lujuriosos de El nacimiento de una nación.

En resumen, Griffith usó en El nacimiento de una nación la música de La cabalgata de las Valquirias para acompañar y reforzar la épica de una acción. Y lo hizo al margen de cualquier relación o paralelismo entre el argumento del inicio del tercer acto de La Valquiria y la carga de la caballería del Ku Klux Klan contra la chusma negra. Algo más de seis décadas después, Coppola, mediante una sátira clara de esa embestida del Ku-Klux Klan acompañada de la música wagneriana, lleva a cabo una transposición de papeles que suponen, por si todavía hay quien no se ha enterado, una incondicional crítica política del áspero imperialismo americano en la guerra de Vietnam, que no otra cosa, aunque no solamente, es Apocalypse Now. Pero además, la red que se puede tejer con estos usos fílmicos de la música de Wagner es densa, tiene hilos que llevan a territorios extracinematográficos, y seguramente seguirá tejiéndose interminablemente dentro y fuera del cine.

Aunque también cabe la posibilidad de que todas las interconexiones y relaciones puestas de manifiesto hasta aquí sólo sean meros espejismos o interpretaciones paranoicas, que diría Umberto Eco, y cada caso concreto del uso de La cabalgata de las Valquirias se deba aisladamente a que a todos les pasa como a Woody Allen en Misterioso asesinato Manhattan (1993), que no puede escuchar mucho tiempo a Wagner porque le empiezan a entrar ganas de conquistar Polonia. O ya puestos, Europa entera o Vietnam o Irak.

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