Fervor de Marta Poveda
“Hacer prosa es como correr por la playa y hacer verso es como correr en el agua”, asegura la actriz
Marta Poveda me da una de las mejores definiciones que he escuchado del teatro clásico: “Hacer prosa es como correr por la playa, y hacer verso es como correr en el agua. Helena Pimenta dice algo muy cierto: en el Barroco, a la hora de abordar el texto, la idea está siempre por delante de la palabra. Para alcanzar esa idea, tu cabeza está pensando en lo siguiente mientras dices lo anterior. He dicho ‘correr’, pero es un verbo peligroso. La velocidad puede confundir al público. Si vas demasiado rápido, lo saturas. En teatro clásico, los primeros cinco minutos parece que estás hablando en otro idioma. Cuando relajas el ritmo y modulas el sentido, la estructura musical del verso envuelve al público y es maravilloso. Son como coreografías de danza: no te puedes saltar ningún paso, pero dentro de esa estructura tienes mucha libertad de movimiento, y no me refiero solo a lo físico. Gracias al rigor del verso he trabajado con mucha mayor fluidez la prosa”.
Hablamos de la estupenda compañía del Teatro de la Comedia, donde Poveda encabeza cartel con Rafa Castejón, Joaquín Notario, y Nuria Gallardo, entre otros. Intérpretes de escuelas muy heterogéneas, pero que parecen llevar toda la vida trabajando juntos. “Es verdad. Somos muy distintos, pero nos compenetramos muy bien. No es una compañía formada por nosotros, sino elegida por Pimenta. Con ellos a su lado puedes asumir grandes riesgos. Y no hay que olvidar el privilegio de contar con sesenta y pico días de ensayos, estrenos en Almagro y temporadas en la Comedia, giras por España… Aprendes continuamente. Poder comentar muchas escenas entre cajas con un veteranísimo como Joaquín Notario, que se la juega cada noche, es muy emocionante, un regalo. El peligro es instalarte en un lugar que puedes llegar a creer que es tuyo, que te corresponde. Y no: es un teatro público”, comenta la actriz.
Además de las funciones, una clara brújula del talento es escuchar a un artista hablando de sus compañeros. Poveda se arrebata a la hora de celebrarlos. Solo lamenta que el tiempo sea corto para hablar de todos los que le han enseñado y le enseñan. “Blanca Portillo te ofrece la posibilidad de que construyas el 90% de tu personaje a través de ella. Su fuerza, su inteligencia y su capacidad de escucha te lo ponen muy fácil. No se coloca ante ti como la mujer más poderosa sobre un escenario. Basta con estar tranquila y mirarla para contagiarte de su energía. Pedro Casablanc es otro maestro de la escucha. Cuando empecé, tuve la suerte de trabajar con Gloria Muñoz en Las bicicletas son para el verano. Me fascinó, me dejó loca. También me gusta mucho Eva Rufo. Tiene una gran limpieza de ejecución, es muy concreta en lo emocional y en la palabra. Admiro a Mónica López. Con un dominio de su cuerpo que pocas actrices tienen, y una voz fantástica. Y adoraba a Amparo Baró; la vi mil veces en televisión. Nadie ha hecho Jardiel así. Solo pude disfrutar de ella una vez en escena, y por desgracia fue la última”. Hablamos de mil cosas más. Otro día se lo cuento.
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