Siempre hay tiempo para David Bowie
El documental 'David Bowie: Los últimos cinco años' explica las claves del artista a través de sus dos últimos trabajos con la mirada puesta en toda su carrera
El documental David Bowie: Los últimos cinco años (emitido en Movistar Xtra) es emocionante y revelador. Y desmonta por completo la imagen que se podía tener del artista británico. De esa estrella a la que le encantaba cambiar de aspecto y que siempre trató de estar a la vanguardia se pasa a un artista cercano y transparente que sabe que va a morir pronto y que no tiene miedo a mirar hacia atrás, incluso con nostalgia, oponiéndose así a todas sus creencias. Y de arriesgar. Sus dos últimos álbumes, The Next Day y Blackstar, que se publicó apenas tres días antes de que el artista falleciera (esta semana ha hecho ya dos años de su muerte), son dos muestras de que el autor de himnos como Space Oddity o Heroes fue un artista lúcido hasta el final.
Son esos dos álbumes que publicó y el musical que montó durante el último lustro de su vida en lo que se basa esta película. Es increíble ver la pasión y la entrega que Bowie le metió a la recta final de su vida en un momento en el que estaba fuera del radar y poco se sabía sobre él o sobre su estado de salud. Genio hasta el final. Y para hacerlo, el director y productor del documental, Francis Whately, no duda en recuperar antiguas conversaciones y actuaciones antiguas. El cineasta ya conocía bien al artista por otra película que hizo sobre los cinco años en los que Bowie estalló como una estrella del rock en los años setenta.
A través de entrevistas con los músicos con los que ha trabajado, la recuperación de imágenes de los años en los que estuvo desaparecido y de un poco de hemeroteca, Los últimos cinco años muestra al personaje más crudo y a la vez más cercano que Bowie ha creado nunca: él mismo, sin maquillajes, con ilusiones, sin trajes, con nuevas ideas, sin fuegos artificiales, con pasión. Y siempre con audacia. Vean el fragmento en el documental dedicado al video musical de la canción Lazarus (en el que aparece en una cama, casi moribundo) que Bowie grabó justo a la vez que se enteró que le quedaba poco tiempo. Llorarán. Siempre hay tiempo para ver, escuchar y empaparse de David Bowie. Y siempre sorprende.
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