‘SMILF’, la tragicomedia de la maternidad en bancarrota
Bridgette es la última persona en el mundo para dar lecciones de nada. Una madre terrible y una persona terrible. Y aún así, adorable

"Soy una madre terrible". Lo repite Bridgette, la protagonista de SMILF, en varios capítulos de la serie. Y bastante desastre sí que es. Claro que las circunstancias que la rodean tampoco se lo ponen demasiado fácil. En una situación económica complicada, con escasa ayuda por parte de su madre —más desastrosa todavía que la hija— y teniendo que hacer malabares entre los trabajos que la salen y la crianza de su hijo, además del deseo de no dejar de seguir disfrutando de su condición de mujer joven e independiente (o relativamente independiente, visto lo visto), la vida no es sencilla para ella. Por suerte o por desgracia, quizá por eso es fácil verse reflejado —llevado al extremo, por supuesto— en ella.
Creada y protagonizada por Frankie Shaw, SMILF se mueve a medio camino entre el drama y la comedia con un marcado tono indie heredado del corto, también de Shaw, en el que se basa. Lo caótico de la vida de Bridgette se refleja en esta historia tan dura como tierna e inteligente que con su recién terminada primera temporada (en España, en Movistar +) ya suma dos nominaciones a los Globos de Oro como mejor comedia y mejor actriz de comedia.
Los personajes que pasan por esta serie son bastante desastrosos todos, sobre todo la protagonista y su madre, interpretada por una gran Rosie O'Donnell en un papel tan cómico como trágico y tan desagradable como, en algunas ocasiones, achuchable. Pero en el caos y desastre de su vida, en medio de su sueño por ser jugadora de baloncesto profesional o triunfar en la actuación, Bridgette consigue trasladar al espectador cierto halo de esperanza. Es una mujer temperamental y descuidada, que quiere a su hijo por encima de todo pero que en ocasiones parece sentir que esto de la maternidad se le ha quedado grande y que no está preparada para ello. SMILF también plantea cuestiones de feminismo, de empoderamiento de la mujer, de moralidad... y todo sin querer dar lecciones de nada en realidad. Porque Bridgette es la última persona en el mundo para dar lecciones de nada. Una madre terrible, una mujer terrible y una persona terrible. Y aún así, adorable.
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