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Columna
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Spike Lee

El realizador presenta una serie en Netflix, 'Nola Darling', diez capítulos absolutamente infrecuentes en la televisión que honran al medio.

Ángel S. Harguindey

Cuando un joven realizador negro estadounidense presentó su primera película, Nola Darling, en 1986, crítica y público supieron que se encontraban ante un iconoclasta del cine, alguien que conscientemente se desmarcaba de la narrativa clásica, de la presentación, nudo y desenlace, un individuo, en definitiva, que mostraba mucha más admiración por la nouvelle vague o el free cinema que por lo tradicional. Se llamaba y se llama Spike Lee. 31 años después, ese iconoclasta presenta una serie en Netflix: Nola Darling, diez capítulos absolutamente infrecuentes en la televisión que honran al medio.

Una artista emergente que lucha cotidianamente por sobrevivir en un Brooklyn amable, que admira a Malcolm X, que tiene tres amantes sin querer renunciar ninguno de los tres (en realidad cuatro, pues hay también una atracción lésbica. No renuncia a ningún posible placer), que es cinéfila y posee un gran gusto musical -la banda sonora de la serie es extraordinaria, desde Frank Sinatra al hip-hop-, es decir, el álter ego de Spike Lee salvo en la cuestión de los amantes, de los que no hay constancia en el caso del realizador, rinde homenaje a los ídolos del creador, productor y director. Lee, por su parte, nos muestra su enamoramiento de Brooklyn con mayor pasión que la que nos mostró Woody Allen -una referencia obligada- con Manhattan. Es su territorio y lo ama.

Con Nola Darling, como con la mayoría de las obras de su autor, no caben los términos medios: o se le admira o se le desprecia. Ventajas e inconvenientes de quien no se ajusta a lo establecido. En esta serie, probablemente, Spike Lee desvela al espectador su manera de ser, de estar y de pensar como no lo hizo antes. En realidad casi se trata de un muy personal diario audiovisual del realizador, algo que también tuvo en mente llevar a cabo en su día Víctor Erice, otra rara avis de la cinematografía mundial, afortunadamente para el cine.

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