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Absuelto el agente que mató de un disparo al batería de Los Piratas

El juez sostiene que el guardia civil solo intentaba herir al músico ante el temor de que agrediese a su compañero

Javier Fernández, batería de Los Piratas.
Javier Fernández, batería de Los Piratas.

El guardia civil acusado de un delito de homicidio imprudente por haber matado de un disparo al batería de Los Piratas, Javier Fernández, el 26 de agosto de 2015, ha sido absuelto. El titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra considera que el agente disparó con la intención de herir al músico conocido como Hall 9000 cuando este, que se encontraba bajo un brote psicótico, amenazó a su compañero con la cubertería de su vivienda de su casa de Ponteareas (Pontevedra) a la que los agentes acudieron alertados de que “se encontraba muy alterado y descompensado por sus problemas psiquiátricos”, convencidos de que se trataba de un caso de violencia machista.

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Allí se encontraron con el músico “gritándonos que era Dios, que nos iba a matar a todos y nos iba a cortar en trocitos; estaba como loco”, según reconoció el acusado en su declaración judicial. La famila y los amigos del fallecido negaron desde el principio que este fuese un maltratador y explicaron que padecía un trastorno bipolar, agravado por una retirada de medicación.

La sentencia considera probado que, ante la presencia de personal sanitario, al que había llamado su mujer, y de los agentes, Hall 9000 cogió varios tenedores y un cuchillo de mesa de la cocina y se acercó a uno de los guardias civiles sobre el que “se abalanzó y comenzó a agredir” con los cubiertos “a la altura de la nariz y en la zona pectoral próxima a los hombros mientras el agente retrocedía” por el pasillo hacia la calle.

En ese momento, su compañero “viendo que no podía auxiliarlo ya que estaba situado en el exterior de la vivienda”, sacó su pistola “y rápidamente, cuando consideró que podía hacer un disparo con la finalidad de herir” al músico, le disparó a la pierna para “impedir que continuase agrediendo a su compañero”.

La bala, recoge la sentencia, entró por el hipocondrio derecho, “a seis centímetros de la línea media y debajo del último arco costal y salió por el cuadrante superior externo de la nalga derecha” y el proyectil “desgarró una pared de la vena cava inferior” lo que provocó la muerte de Hall 9000. El agente, según admitió el fiscal en su exposición en el juicio celebrado el pasado 22 de septiembre, “no era tirador selecto ni había recibido formación ni entrenamiento específico para el uso del arma a corta distancia en situación de tensión”.

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