_
_
_
_

Pásalo

Fernando Savater publica 'Contra el separatismo', un panfleto de urgencia en el que el filósofo critica una ideología que considera retrógrada y contraria a la igualdad

Andrés Trapiello
Pared con carteles en la Plaza de Cataluña de Barcelona.
Pared con carteles en la Plaza de Cataluña de Barcelona.Luis Sevillano

Cada época en España, desde Quevedo, ha tenido su gran libelista. De los últimos: Unamuno, Bergamín, García Calvo. El de la nuestra es Savater. “No se llamen a engaño: esto es un panfleto. (…) Según la definición de la RAE: ‘Libelo difamatorio. Opúsculo de carácter agresivo’. Me quedo sin duda con la segunda acepción, aunque no niego que pueda haber bastante de la primera”, se sincera en la primeras líneas. Todo buen panfleto es breve, claro, ágil. Este lo es. Como una sucesión de síncopas. Cada una de sus palabras percute sobre la idea precisa y arranca de ella una nota vibrante. Un panfleto ha de llegar también en el momento oportuno. Escrito, como quien dice, en la trinchera, y buscando sacudir, agitar, movilizar. ¿Cómo? Repensando los lugares comunes, arrostrando las mentiras y posverdades, restableciendo la racionalidad. Es decir, uniendo lo que los separatismos diabólicos (del griego dia-bolo, separar) tratarán de desgarrar, lanzando lejos los despojos.

Más información
'Contra el separatismo', el nuevo libro de Fernando Savater, disponible en Casa del Libro

“Contra el separatismo, no contra el nacionalismo”, aclara también Savater. Importa mucho esta distinción, insistirá. El nacionalismo, constituido por rasgos afectivos (los derivados del concepto “patria chica” o de las secreciones sentimentales), puede incurrir en “la moral del pedo” a la que se refería Ferlosio y a la que alude Savater (“ese hálito que no nos molesta salvo cuando es ajeno”), pero es más o menos inocuo. Por sí mismo, si no muta en separatismo como el virus de la peste, no causa mayores quebraderos de cabeza. El independentismo es otra cosa: narcisista, tóxico, xenófobo.

El buen panfletista va al grano sin perder de vista la paciencia. De las dotes pedagógicas de Savater hay ejemplos sobrados: Ética para Amador, millones de lectores en todo el mundo. Claro que los adolescentes, lábiles y versátiles por naturaleza, suelen ser más receptivos que los separatistas. Savater, que ha sido además un activista ejemplar contra el terror etarra, parte en su diserto del hombre en la caverna (individuos “diferentes, nunca idénticos”), para llevarlo a la Grecia del demos (el pueblo como sujeto político), donde aún estamos, donde debiéramos estar como ciudadanos demócratas: “en la isonomía, la aceptación de la ley igual para todos, junto al ser capaces de persuadir y ser persuadidos”.

La de la conquista de la libertad y la igualdad es una historia larga. Lo cuenta él de una manera a la que no hay que cambiarle ni una coma: “La democracia nos fue liberando de los condicionamientos que la naturaleza, el azar o la historia habían proyectado sobre nosotros. Eso es lo que quiere decir que los humanos nacemos libres e iguales: que nacemos igualmente destinados a la ciudadanía, con los deberes y garantías inherentes a ella y especialmente con idéntico derecho a decidir la gestión de la sociedad, sea cual fuere nuestra genealogía, nuestra raza, nuestro lugar natal, nuestro sexo, nuestras habilidades, nuestra religión o ausencia de ella (…). Una vez aceptada la ley común, llámese Constitución o como fuere, cada cual es libre de buscar la excelencia o la felicidad como desee”.

El buen panfletista va al grano sin perder de vista la paciencia. De las dotes pedagógicas de Savater hay ejemplos sobrados: Ética para Amador, millones de lectores en todo el mundo

El separatismo tratará, no obstante, de arrebatarnos “la ciudadanía que nos faculta para decidir junto a los demás”, con el fin de instaurar, basado en un pasado de “leyendas ancestrales”, un futuro utópico, donde lo identitario se manifiesta como totalitario. Para ello no dudará en servirse de la propaganda (TV3, Catalunya Ràdio, RAC1 y periódicos afines y condescendientes), de la política lingüística y del adoctrinamiento en escuelas, institutos y universidades. “El separatismo es, sí, un movimiento fundamentalmente antimoderno”, dirá Savater, lo que en palabras de Daniel Gascón quedaría más o menos así: “La caspa ha cambiado de bando”. Del orden político al psicoanalítico, de la avilantez y la insaciabilidad predatoria (del “España nos roba” al “nos vamos a quedar con todo lo vuestro, empezando por el 3%”) al narcisismo, que es la salida al mar del complejo de inferioridad y su consecuencia inmediata, el resentimiento, Savater no deja un solo rincón en su “donoso escrutinio”. Al fin y al cabo a los independentistas les mueve más que su sedicente amor a Cataluña o a Euskadi su odio a España y todo lo español.

Y a modo de resumen, como buen pedagogo, este cuadro sinóptico con el que abrochará su panfleto: 1. El independentismo es antidemocrático: “Los portadores de derechos son los ciudadanos, no los territorios”. 2. Es retrógrado: “Porque plantea una ciudadanía basada en el terruño, en la identidad étnica, en la lengua única”. 3. Es antisocial: “El Estado social debe ser fuerte para no admitir más privilegios locales que los que pueden revertir en mayor bienestar para todos”. 4. Es dañino para la economía: En Japón, una estampida de bancos y empresas como la que se produjo en Cataluña tras la DUI habría dado lugar al sepuku de todo el Gobierno responsable. 5. Es desestabilizador: A río revuelto, ganancia de los populistas, antisistemas y Putin. 6. Crea amargura y frustración: “El que pierde a sus compatriotas sufre algo más que un daño administrativo”. 7. Crea un peligroso precedente: Sí, es Europa la que está en juego.

No es fácil reseñar un panfleto. Su fuerza está tanto en los hechos e ideas que expone como en el modo sucinto de defenderlos. Este, que se lee con avidez y gratitud, reclama de nosotros la acción. Por eso no se me ocurre otra manera mejor de terminar esta reseña que con una sola palabra: Pásalo.

COMPRA ONLINE 'CONTRA EL SEPARATISMO'

Autor: Fernando Savater


Editorial: Ariel (2017)


Formato: tapa blanda (96 páginas).


Por 9,45€ en Casa del Libro

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_