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Blogs / Cultura
Elemental
Coordinado por Juan Carlos Galindo

Lisle Noir: la combustión criminal en la idílica campiña francesa

Una crónica en primera persona de uno de los encuentros literarios más originales de Europa

Algunos participantes del festival.
Algunos participantes del festival.LAURA MUÑOZ

En 2015, primera edición de Lisle Noir, escribí que “la culpa de todo esto pertenece a Claude e Ida Mesplède, junto a la asociación que dirigen, y el Ayuntamiento de Lisle. Gracias por este maravilloso 'castigo': Lisle Noir ha sido un paliativo para afectados del noir que ha dado para mucho. Que dará para más”. Así que aquí viene ese “para más”. Tercera celebración de la novela noir y el polar. Cuarenta escritores internacionales en la Plaza Paul-Saissac y el olor a la cosecha por todas partes. En todos los sentidos.

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Se dice que la alquimia es una práctica protocientífica de carácter filosófico. Que combina la química, metalurgia, la física, medicina, biología y otras ciencias y artes. Así que, quizás de modo no del todo consciente, acabo de asistir a la tercera combustión por oxígeno que ya postuló el francés Lavoisier. Puede ser. Porque vi la química entre los elementos: autores, espacio abierto, lectores. Entre las manos un resultado y tras el objetivo la fórmula. Con todos los factores despejados. En un caldo de cultivo estudiado para una ecuación de resultado redondo.

La Historia

El estadounidense afincado en Cherokee, Peter Farris, antes músico de rock que escritor, aterriza en Lisle-Sur-Tarn para presentar “El diablo en persona”, un retrato mordaz de una América incontrolable. A su lado, Sophie Loubière toma prestada la famosa ruta 66 en White Coffee, una nueva entrega de su heroína francesa, que viaja a Estados Unidos en busca de su marido desaparecido. El tiempo pasa, los cadáveres crecen pero ella regresa a su país natal sin respuestas. Con el paso del tiempo, es su hijo quien cree que su padre sigue vivo y se hace cargo del testigo.

La historia dentro de la historia

En la mesa compuesta por Alberto Garling, Rafael Reig y Hervé Le Corre, los periodos históricos más recientes son el escenario y germen: las tensiones italianas, la transición democrática española y la postguerra en Francia. Los tres autores dejaron claro que la novela negra no escapa a la historia y que, claramente, se alimenta de ella. Por esta razón, la historia ha sido elegida como tema de esta tercera edición del festival, saber dónde y cuándo a menudo explica el porqué. En la novela y en la vida.

Después aparecen las secuelas que provocan esos traumas históricos, y para explicarlo, Aníbal Malvar, Maurice Gouiran y Marco Vichi hablaron de los ex franquistas en Galicia, los antiguos nazis acechando La Toscana y los experimentos secretos del Tercer Reich revelados en el sur de Francia.

El territorio

Alexis Ravelo, José Luis Muñoz, Henri Lœvenbruck e Ian Manook son los encargados de dar la bienvenida a las Islas Canarias y sus playas paradisíacas, donde se está gestando un secuestro sin sentido; a California, donde todas las carreteras parecen llevar al infierno de Tijuana; la inmensidad del desierto de Gobi donde Yeruldelgger ha decidido retirarse; la frontera entre norte y sur, literal y metafóricamente, donde el norte es la racionalidad y el sur las pasiones. Pueden, como hizo José Luis Muñoz, llevárselo al terreno físico y darle una vuelta. De cualquier modo, este encuentro se desarrolló entre un ambiente urbano sofocante y los grandes espacios y su peligro, donde se renueva la novela de género.

También una invitación a través del agujero negro, o noir, o polar, o todo a la vez: ¿son las leyendas o la cosmología clones, algún tipo de transgénico, quizás nanopartículas o, por el contrario, representan las infinitas posibilidades que atrapan a escritores y lectores? La astrofísica Sylvie Vauclair y los autores Jean-Luc Bizien, David Khara y Bernard Werber hablaron de los límites de la imaginación, si los hay, y de cómo la ciencia desentrañó ese “otro mundo” para abrir otras rutas.

El papel, la pantalla y la imaginación

De forma paralela, una conversación entre Bernard Minier y Laurent Scalese. Ambos con sus comandantes de policía sobrevolando la carpa. El “Lo hice por ti” de Scalese y la “Nuit” de Minier. Laurent, apasionado por el cine y la literatura de género, ha participado en numerosos guiones para el cine y la televisión, y Bernard ha visto su primera novela “Glacé” llevada a la pequeña pantalla. El público quiso saber su grado de implicación en el guion de la misma y su opinión al respecto.

Y no es en lo único que participó Minier: se subió a lomos de una Harley Davidson con otros compañeros de La Liga del Imaginario, un grupo de escritores y escritoras franceses que, por primera vez, han convocado un certamen literario junto a la organización del festival y la tienda Cultura. Seis nominados por los integrantes de La Liga y que fueron votados por los lectores durante el pasado verano. Como resultado, el autor Benoît Minville se hizo con el galardón.

Centro de mandos

La Plaza Paul-Saissac estaba llena de familias enteras con libros bajo el brazo, filas para las firmas de autores; en el medio de todo y como centro neurálgico, los stand de los vinicultores de la zona, ofreciendo sus mejores caldos. No sólo seguidores de género y fans de autores y/o personajes, sino los curiosos que portaban, minutos después, pilas de libros.

En el ambiente la luz del sol rabioso, las uvas y la melodía permanente de la banda Memory Jazz Band. En medio las carpas de actividades y las mesas de firmas. Alrededor, los restaurantes participantes del festival. Un altavoz que nos cuenta qué viene; la voz de Ida Mesplede omnipresente, igual que Claude Mesplede, con su sonrisa, sus libros y el paseo constante. Y de repente, la ficción hecha realidad: un caballo negro guiado por el afiche de Lisle Noir. Sí, lo que leen. El personaje protagonista del cartel oficial paseó alrededor de la plaza para mezclarse con la cultura. Un contraste de azules sobre los amarillos de este otoño recién estrenado. La calavera más viva que he visto.

Gotitas de noir inoculadas por inercia. Quizás por necesidad. En las mesas redondas y los cafés. Con la particularidad de la multiopción: la ficción, la historia, el ensayo autobiográfico, las exposiciones, el cómic (disponibles TRES exposiciones de Max Cabanes en TRES localizaciones del festival), los cafés polares. Con un padrino de lujo: Daniel Pennac, que en la distancia de sus tiempos de (mal) estudiante se acerca a los alumnos que lo entrevistan. Y discuten de la razón que tienen, o no, la familia y profesores ante el desastre estudiantil. Una nueva entrega del Caso Malaussène bajo el brazo y una sorpresa a través de las palabras, y carteles, de Clotilde de Brito. Ella es maga del puzzle, coloca las piezas en su justo momento, revuelve letras y crea pociones que esparce en el espectáculo que ofrece. Hay para todos los autores, sus novelas. Una suerte descubrir a la campeona mundial de slam poertry mientras el aplauso y la risa lo dominan todo.

Y la enseñanza: el último cartel entre las manos de De Brito es el mágico fin de fiesta. La palabra CRIME que se convierte en MERCI.

Resumiendo, Lisle Noir es una combustión provocada. Gracias por el incendio.

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