Raymond Depardon: la travesía de un nómada
Una exposición y un libro recorren la obra fotográfica del artista francés. Acompañada de sus propios textos, ofrece una reflexión sobre el acto de la fotografía en sí
Traverser es un recorrido a través de la obra fotográfica de Raymond Depardon (Villefranche-sur-Saône, Francia, 1942). Un viaje que comienza en la granja donde nació y nos traslada hasta lugares remotos para explorar los márgenes del mundo. El periplo de un solitario que, traducido en serenas imágenes repletas de emoción, se expande a lo largo de casi sesenta años. En él se forja su identidad como fotógrafo; un punto de encuentro entre lo real y lo imaginario. “Intento enmarcar el mundo real que tengo enfrente. En verdad, no suele ser muy interesante. ¡Tengo que soñar!”, escribe el artista.
La Fundación Henri Cartier-Bresson nos presenta este recorrido a modo de exposición. Exhibe un centenar de imágenes que, reunidas por primera vez, se acompañan de textos, películas y documentos realizados por este polifacético y prestigioso artista francés: fotógrafo, escritor y cineasta. La muestra se complementa con un libro del mismo nombre publicado por Éditions Xavier Barral, y enfoca su obra desde cuatro vertientes: La terre natale (La tierra natal), Le voyage (El viaje), La doleur (El dolor) y L´enfermement (El confinamiento), con el fin de establecer una reflexión sobre el acto de la fotografía. “Tanto el libro como la exposición tratan de la necesidad del artista de encontrar su inclinación. De la búsqueda de Depardon de su propia voz”, señala Agnès Sire, directora de la Fundación y comisaria de la muestra“. “De ahí la importancia de los textos que acompañan a cada fotografía”.
Para Depardon, el acto de la escritura ofrece una temporalidad distinta del acto de tomar una imagen. El escritor fundamentalmente se escucha a sí mismo e impone su ritmo, mientras que durante el acto de fotografiar el artista debe permanecer en silencio, escuchando una voz ajena, a la espera de un momento no decisivo sino esencial. “Una fotografía es el fruto de un pensamiento. Existe porque ya estaba allí, enterrada dentro de uno mismo. Es la afirmación de un pensamiento”, señala el artista durante una conversación con la comisaria.
Se crio en el campo, en una granja. Allí comenzó a tomar fotografías a los 12 años con la cámara de su padre. Aprendiz en una óptica, abandonará su tierra para irse a París como asistente del fotógrafo Louis Foucherand. Walker Evans se convertirá para él en una referencia a seguir. Pronto debuta como fotoperiodista y comienza a recorrer el mundo. Más tarde será socio fundador de la agencia Gamma. Corrían tiempos en los que el concepto del momento decisivo de Cartier Bresson (esa fracción de segundo, cuando los elementos que dan expresión a un acontecimiento y componen la imagen se conjugan de forma armoniosa) se había impuesto casi como un dogma en el escenario de la fotografía. Pero Depardon, “aun siendo un reportero, siempre se distanció de esta concepción”, explica Sire. "Para él es más importante aquel momento en el que no ocurre nada. La banalidad es más importante que lo extraordinario”.
"Viajar no es nada. Ni turista, ni reportero. No buscar ningún rendimiento. No intentar probar nada”, escribe Depardon.
En 1978 entró a formar parte de la agencia Magnum, donde continuó realizando reportajes solo un año más. “Quería dejar de ser un reportero”, recuerda la comisaria. “Lleva ya años considerando la fotografía como una forma de expresión o documentación, pero no como una explicación de un evento como cuando el trabajo es para la prensa”. Así, su viaje por Líbano y Afganistán le sirvió para elaborar su libro Notes (1979), donde cada imagen va acompañada de un texto. Un texto escrito en la soledad de un hotel, destinado a una mujer de la que estaba enamorado, pero no era correspondido. Lo que a primera vista podría parecer un libro de imágenes de guerra es en realidad una búsqueda de sí mismo, un reflejo de sus emociones.
La exposición se divide en dos salas. La primera comprende La terre natale (La tierra natal) y Le voyage (El viaje), el ir y venir de un nómada que siempre retorna a sus orígenes: la granja de su infancia. En la segunda sala, La doleur (El dolor) y L´enfermement (El confinamiento), destilan la angustia que como creador y como persona ha perfilado su trayectoria artística. Son las imágenes tomadas como fotógrafo de guerra, donde el artista se enfrenta tanto al dolor de los protagonistas de sus imágenes como al suyo propio. Y aquellas tomadas en los psiquiátricos y en las cárceles, que reflejan la obsesión del creador por los muros.
“Hoy tomo venganza por los temores del periodista. He sufrido un estado permanente de voyeurismo, asalto, preocupación (...) solicitud... era necesaria toda la fuerza de mis raíces campesinas para no ceder a la locura”, escribe Depardon.
Traverser: atravesar, cruzar, traspasar, un verbo en acción que resume la trayectoria y la actitud del creador. “¡Necesitábamos una palabra que me hiciera parecer vivo!", bromea el autor en la entrevista que mantiene con la comisaria.
Raymond Depardon-Traverser. Fundación Henri Cartier- Bresson. París. Hasta el 17 de diciembre.
Raymond Depardon-Traverser. Éditions Xavier Barral- 260 páginas. 39 euros.
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