Gamescom, día 3. Pilotos del silencio
El videojuego suizo 'Lone sails' es una agradable sorpresa con la que despedirse de la Gamescom 2017 con buen sabor de boca
Quién eres no importa. Eres un ser diminuto que apenas sí se aprecia en la pantalla. Una miniatura con piernas y brazos y poco más. Lo que importa es qué pilotas, un extraño artefacto, mezcla de barco y de nave, un artilugio steampunk que debe moverse por un paisaje silencioso, en el que se ven otras obras del hombre pero en el que eres el único ser vivo a la vista. Ni una miserable gaviota en el periplo. Nada. Solo un avance eterno en la nave de vapor en pos de un horizonte infinito.
Esta es la premisa de FAR: lone sails, de largo, lo más interesante que pude probar en mi último día de Gamescom. El juego que intuí en una media hora de toma de contacto es una pequeña joya en la línea de Inside y Limbo pero con unos objetivos estéticos y emocionales completamente diferentes y que apuntan más a Journey. Tanto que hemos hablado de la nostalgia, la que trabaja FAR lone sails es más modernista que contemporánea. Se siente, jugándolo, gracias también a la maravillosa banda sonora, nostalgia de lo humano en general.
Ayuda mucho las múltiples mecánicas que exigen al jugador. Nuestra nave es un mastodonte con múltiples compartimentos que hay que cuidar. El principal, suministrarle energía para poder encender el motor y ganar velocidad. Esto lo hacemos con unas cajas de combustible que se van recogiendo por el escenario. Cuando activamos el motor, un ascensor nos permite subir a cubierta, tirar de una palanca y aprovechar el impulso para extender unas velas que nos hacen coger velocidad de crucero. Pero hay que vigilar el estado de los diversos componentes de la nave. Un accidente intenso o la climatología pueden provocar incendios en la sala de máquinas.
Todo lo innovador y sugerente que resultó Lone sails es todo lo decepcionante que fue la toma de contacto con Metal Gear. Survive, el primero sin Kojima. Es más, lo mejor es olvidarse de que lleva el nombre de la saga. La experiencia que Konami elegió para la Gamescom fue muy desacertada porque era una misión de co-op con otros cuatro jugadores con cero originalidad. Básicamente, una partida de los zombis de Call of duty en la que hay que asegurar las barricadas de una zona e ir crafteando [slang para construir en videojuegos] armas y defensas para resistir su asalto. Que este fragmento se elija como representativo como del nuevo rumbo para una de las franquicias más complejas en lo narrativo de la historia del medio da que pensar, para mal.
Konami se redimió, eso sí, con el otro único baluarte que tiene más allá de sus aventuras con pachinkos en móvil. El Pro Evolution Soccer 2018 (PES en el argot) es maravilloso. Y bien distinto en los controles. Se siente como un salto cualitativo, en lo visual y técnico, de gran tamaño respecto al del año pasado, después de que la franquicia que compite con FIFA volviera a encontrar el rumbo que la convirtió en la mejor del medio en la experiencia de juego. Nuestro problema, que las partidas nos las echamos con un pro-player español de este videojuego, Álex Alguacil Segura, campeón europeo de 2016. 1-0, 2-0, 3-0. Lo humillante fue, en efecto, el que soñar con hacerle un gol fuera eso, soñar. Lo bueno, que Segura era la mar de majo, y no se cebaba. Aunque pudiera.
Poco más hubo ya en este último día de vagabundeo entre los stands, picoteando de las bandejas que dejan las compañías y que se convierten en el peculio sagrado del periodista hambriento, tratando de atrapar una sensación general de todo lo visto. La mía, pues que uno de los sabios de este tinglado, Warren Spector, tiene toda la razón. La industria no tiene ni puñetera idea de cuál es el camino correcto. Porque los hay múltiples y variados: esports, mercado móvil, apuestas raras a lo Switch, nostalgia retro, el videojuego a lo Netflix, las grandes exclusivas, lo indie, lo AAA, el AAA indie, lo virtual, la realidad aumentada... Inabarcable. Lo que sí que parece claro es que se vive el mejor momento creativo del sector, con la amenaza en el horizonte de un techo de ventas si no se logra diseñar como demanda la creadora Bri Code, de manera inclusiva para cualquier individuo, no solo para los que llevan jugando toda la vida.
Con ese feeling empaqué mi mochila, guardé mis archivos de audio con muchas entrevistas aún por ver de luz y me despedí de Colonia con cierta nostalgia, cómo no, de lo vivido en sus tres días. Nostalgia de todo, salvo de la comida. En eso, queridos españoles, no hay lugar como el hogar.
Fe de erratas
En el subtítulo de esta noticia se indicaba que el videojuego 'FAR: Lone sails' es alemán. El publisher que lo publica, Mixtvision, lo es. Pero el equipo que lo desarrolla, Okomotive, es suizo.
Babelia
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