La revista taurina más antigua es francesa y fue fundada por una mujer
‘Toros’ sigue siendo una excelente referencia del periodismo taurino libre e independiente
Se titula Toros, —así, en castellano—, y es la revista taurina más antigua del mundo. Nació en 1925, en la ciudad francesa de Nimes, y fue fundada por una mujer, Marcelle Cantier 'Miqueleta', su primera directora hasta 1939. Tras una breve interrupción impuesta por la Segunda Guerra Mundial sigue hoy en contacto con sus lectores, como una excelente referencia de periodismo taurino libre e independiente.
A ‘Miqueleta’ le sucedió su hijo, Francis Cantier ‘Paquito’, que estuvo al frente de la publicación desde 1946 hasta 1980; después, vinieron Pierre Dupuy y Joël Bartolotti, y desde 2014 la dirige un exigente aficionado, Francis Fabre, jubilado como viticultor de la zona Cotes du Rhone y exprimer ejecutivo de una asociación de empresarios del sector vinatero del país vecino.
“En los años veinte del pasado siglo, había muchas pequeñas revistas de toros en Francia, pero la mayoría de ellas tenía compromisos con los empresarios”, cuenta Fabre. “Miqueleta —continúa— se empeñó en fundar una publicación absolutamente independiente de todos los poderes taurinos, y lo consiguió”.
Y para demostrarlo, el responsable destaca que la característica fundamental de Toros es que todos los que trabajan en ella —cuenta con unos 50 colaboradores— lo hacen de manera altruista, e, incluso, pagan de su bolsillo las entradas de los festejos que presencian. Solo los fotógrafos están autorizados a solicitar una acreditación para realizar su trabajo en el callejón. Una vez al año, la empresa los invita a una comida, generalmente en una ganadería, y de ese modo todos se dan por bien pagados.
“Nuestra línea editorial es la defensa del toro, eje fundamental de la corrida”, afirma Francis Fabre, director
La revista no admite publicidad general, y mucho menos de toreros, y solo acepta como tal el cartel de feria de algunas plazas singulares. “Nuestros lectores no entenderían que actuáramos de otra manera”, afirma Fabre.
Toros edita 20 números al año de 20 páginas y cuatro especiales con 40, y distribuye 1.500 ejemplares, de los cuales el 85% es por suscripción. Publica unas 250 crónicas de los festejos que se celebran cada temporada en Francia y en las ferias españolas más importantes, como Madrid, Sevilla, Pamplona, Bilbao, Valencia, Castellón, San Sebastián, Azpeitia y Tafalla. El precio anual es de 74 euros, y cada ejemplar se vende en los quioscos al precio de 3,90 euros.
“La revista se mantiene económicamente porque no tiene gastos; aquí solo cobran la imprenta y el distribuidor”, concluye Fabre.
El director expresa una indisimulada satisfacción cuando se le pregunta por la línea editorial: “El toro”, afirma concluyente. “Es el eje fundamental de nuestra concepción de la corrida”, aclara.
Pregunta. O sea, que ustedes no son toreristas.
Respuesta. No. Algunos colaboradores lo son, pero yo les insisto en que el toro es lo primero, y, después, deben valorar la actuación del torero en función de las condiciones del animal que tiene delante.
Como corresponde al responsable de una publicación tan singular, Francis Fabre es muy crítico con la tauromaquia en su país, y rompe algunos tópicos extendidos en España sobre los aficionados galos.
“El toreo en Francia es prácticamente igual que en España”, asegura, “y yo solo destacaría dos diferencias relevantes; la primera, que en mi país el número de espectáculos es más estable, y la segunda, es que, en términos relativos, en mi país hay más aficionados al toro que en España, y, en consecuencia, valoramos más el tercio de varas; pero en el resto de cuestiones, Francia y España son iguales, y ahí está el ejemplo del empresario Simón Casas, que actúa del mismo modo en Nimes que en las plazas españolas”.
P. Se puede concluir que ustedes conceden más importancia al toro…
“En Francia hay más aficionados al toro que en España y se valora más el primer tercio”
R. No en todas las plazas; eso es verdad en algunas localidades pequeñas como Vic Fezensac, Ceret y Orthez, por ejemplo, pero no en las demás. Tampoco es cierto que la gestión empresarial esté, por lo general, en manos de los aficionados; así ocurre en las tres ciudades que he citado antes, pero poco más. En el resto abundan las grandes empresas, y el sistema es un calco del español.
No cree Fabre que los aficionados franceses tengan más conocimiento y sean “mejores y más exigentes” que los españoles, y cita de nuevo el ejemplo de Nimes, donde se lidian “corridas del encaste Domecq y se cortan muchas orejas”.
El director de Toros se atreve, además, a expresar su peculiar punto de vista sobre los medios de comunicación taurinos de ambos países.
Destaca, el primer lugar, la existencia en su país de cuatro revistas, además de la suya, “independientes y críticas”: Tauromaquia (mensual), Semana Grande (semanal), Planeta corrida y Tierras Taurinas.
Y añade: “Las crónicas taurinas que se publican en la prensa generalista española suelen reflejar, más o menos, lo sucedido en la plaza, pero eso no ocurre en Francia, donde los diarios no son críticos porque reciben mucha publicidad de las empresas taurinas. Y lo mismo sucede con las revistas taurinas españolas: viven de los toreros y empresarios, y están al servicio de ellos y no de los lectores”.
Confiesa Fabre que, aunque no tiene una ganadería preferida, “me gusta mucho el encaste Albaserrada”, y siente un creciente interés por la tauromaquia del torero Antonio Ferrera. “Lo que interesa es la emoción que trasmite la lidia, ya sea un toro, un matador o un subalterno; esa es la única verdad de la tauromaquia”.
P. ¿Tiene futuro la fiesta de los toros?
R. A mi juicio, el porvenir de la fiesta depende de su capacidad para generar movimiento económico. No se podría entender Nimes sin su feria taurina por el gran caudal turístico que genera, pero en una ciudad pequeña, que organiza un festejo al año, el futuro es preocupante. La razón de fondo es que la fiesta se aleja cada vez más de su esencia, que es la emoción. Por eso, si los toros contribuyen al bienestar de una ciudad, tienen futuro; en caso contrario, la fiesta está en peligro.
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