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La corrupción en aforismos

El corrupto está convencido, en lo más secreto de su alma, de que bien se merece todo lo que logra

Divisas internacionales.
Divisas internacionales.REUTERS

No es lo mismo acceder al estatus de corrupto que mantenerse en él. Las condiciones no son las mismas. Para llegar a serlo, el buen corrupto pervierte el significado de grandes valores como la confianza o la solidaridad. Pero para mantenerse como tal, el buen corrupto pervierte el significado de otros valores no menos nobles como la excelencia o la experiencia. Con lo primero se favorece un privilegio: acceder y gestionar los recursos públicos. Con lo segundo, el privilegio es otro: alejar a los competidores, es decir, dificultar que nadie más lo haga. Para evitar el abuso de confianza, por ejemplo, nada como huir de ciertos pregones (“necesito que tu confianza sea ciega o inquebrantable”). Para que no nos cuelen una falsa excelencia, otro ejemplo, nada como mantener el sentido crítico frente a ciertas proclamas (“de este proyecto solo se puede encargar un experto como yo con una experiencia previa como la mía”).

1. El corrupto está convencido, en lo más secreto de su alma, de que bien se merece todo lo que logra gracias a la originalidad de sus ideas y a la osadía de los riesgos que asume.

2. Un corrupto es una forma de psicópata social.

3. Al corrupto se le ven las plumas en su discurso cuando repite demasiado mucho palabras tales como confianza, solidaridad, lealtad o excelencia.

4. Banderas y divinidades dan luz a los corruptos y sombra a los corruptores.

El argumento íntimo del corrupto se inspira en una ley de la física según la cual cualquier vacío es inexorable e inmediatamente ocupado: “Si no me corrompo yo, otro lo hará en mi lugar”

5. El drama de la corrupción no está tanto en el dinero que se desvía por los caminos, sino en el talento que se desperdicia por las cunetas.

6. El argumento íntimo del corrupto se inspira en una ley de la física según la cual cualquier vacío es inexorable e inmediatamente ocupado: “Si no me corrompo yo, otro lo hará en mi lugar”.

7. El poder es la capacidad de hacer sufrir y la corrupción es la manera de lograrlo sin dejar de sonreír.

8. Liberalismo: iniciativa privada para beneficio privado; socialismo: iniciativa pública para beneficio público; socialdemocracia: iniciativa privada para beneficio público; y finalmente, iniciativa pública para beneficio privado:¡corrupción!

9. En el corrupto, corruptor o corrompido, criminal y cómplice se funden y confunden.

10. Propiedad reflexiva de la corrupción: todo corrupto es cómplice de sí mismo (aRa).

11. Propiedad transitiva de la corrupción: si un ciudadano a es cómplice de otro b y éste a su vez lo es de un ciudadano c, entonces el ciudadano a también es cómplice del ciudadano c (aRb, bRc => aRc).

12. Propiedad antisimétrica de la corrupción: si un ciudadano a tiene un cómplice b sin secretos en sus relaciones mutuas, entonces a y b son la misma persona (aRb, bRa => a=b).

13. Un corrupto puede serlo más que otro: las propiedades reflexiva, transitiva y antisimétrica de la corrupción permiten establecer una jerarquía de orden entre corruptos y, ésta a su vez, el levantamiento de auténticas tramas.

14. Hay pocos ciudadanos genéticamente inmunes a la corrupción, el resto necesitamos ­como mínimo cinco segundos de reflexión ética elemental delante de cada nueva ­oportunidad.

15. Todo colectivo humano tiene una parte productiva y creativa y otra corrupta y mediocre, y la proporción relativa determina si aquel funciona o no funciona.

16. Eliminar el dinero en metálico y los paraísos fiscales obligaría a innovaciones revolucionarias en el negocio de la corrupción.

17. En todo colectivo humano se instala la máxima corrupción posible compatible con la tolerancia de sus ciudadanos.

18. En una democracia sana persiste la corrupción que sus ciudadanos se merecen.

19. Menos de la mitad de la población humana vive en democracia, el resto vive en corrupción legal y crónica.

20. La exclamación clímax del creador es “¡Ya lo tengo!” (¡Eureka!), la del corrupto es “¡Ahora me toca a mí!”.

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