“El mundo del flamenco es muy machista”
La cantaora Rocío Márquez se hace acompañar de una formación de jazz en el disco ‘Firmamento’
Agrandar el lenguaje. Rocío Márquez (Huelva, 1985) se refiere a lo que logra con la ausencia de guitarras flamencas en su nuevo trabajo discográfico, Firmamento. “Cuando conoces los códigos, sabes que al final de tal frase va tal otro acorde, y si la guitarra me lo da, es raro que yo me vaya a otro lado. Cuando de repente te sacan a un escenario que no conoces, el lenguaje se agranda bastante”.
Amplitud de composición y técnica vocal es lo que esta cantaora, una de las más innovadoras de su generación, ha buscado en este trabajo junto a la formación jazz Proyecto Lorca (curtidos en los escenarios flamencos junto al bailaor Israel Galván), el productor Raül Fernández, Refree, y el asesoramiento de Pedro G. Romero. Es el cuarto disco de su carrera, que sigue el camino de búsqueda iniciado en El Niño (2014). En esta ocasión va más allá, y parte de los palos tradicionales del flamenco para componer sus propias variaciones musicales.
La relación con Proyecto Lorca nace de un encargo del Teatro Real en 2014 sobre Lorca. Ella pensó en el grupo de jazz para buscar una reinterpretación de las canciones que el poeta granadino grabó junto a La Argentinita. Lo hizo a partir de composiciones propias. Y para terminar de abrir su mapa flamenco, Márquez trabajaba, en paralelo, sobre su tesis doctoral, que deposita el próximo martes, y que gira en torno a la técnica vocal. Si su defensa, prevista para el próximo julio, concluye con éxito, será la primera cantaora doctora.
“Con la tesis lo que defiendo es que no existe una única técnica vocal”, dice y a continuación explica con entusiasmo lo impresionante que ha sido comprobarlo en los experimentos físicos que ha hecho con un equipo de resonancia magnética y con el cruce de datos con compañeros como Estrella Morente, Arcángel o Niño de Elche, entre otros. “El disco ha sido una manera de desarrollar esos otros códigos que me permiten esa libertad y esa búsqueda, pero no sé si ha influido más la tesis en el disco o al revés. Se ha juntado todo”.
Esa libertad musical también se ha trasladado a las letras. Aproximadamente la mitad son de su autoría y para el resto ha querido rodearse de mujeres que, además, añaden un toque reivindicativo: Christina Rosenvinge, que por la admiración mostrada por la cantaora se le ofreció con un romance, que recoge la tradición e investigación de este género poético con un punto de vista femenino (y feminista); la poeta Isabel Escudero, de quien dice llevó durante mucho tiempo un libro suyo, Acelere, en el bolso, hasta que un día Pedro G. Romero las presentó y pudieron trabajar juntas, que en el disco actualiza la letra de los caracoles que popularizó Chacón sobre los andaluces en Madrid para abordar la crisis de los refugiados sirios y hacer un canto a la solidaridad; la también poeta María Salgado que recurre a los fandangos de Huelva, esos que cantan las bellezas de la provincia choquera, que aquí ponen encima de la mesa la contaminación por el polo químico y los vertidos de los fosfoyesos y Santa Teresa, que según la cantaora, le aporta el plano místico que también quería incluir en el disco. "Me identifico mucho más, en una sociedad patriarcal, con la palabra y la voz de una mujer que con la de un hombre”, dice sobre su elección. “Además, el mundo del flamenco es muy machista y creo que hay que empezar a moverlo un poquito”.
Márquez sintió la necesidad de que los temas se acercasen a la actualidad que le rodea. “De un tiempo para acá la situación está cada vez más tensa, socialmente hay muchas cosas que decir”, cuenta. “Pero lo hago de una forma bastante sutil porque me considero una persona bastante así, la confrontación directa no me es nada cómoda”, confiesa. Sutil, pero profunda, si el que escucha pone atención.
La misma atención que hay que poner en la escucha para, como si fuese una cebolla, permitir que el álbum muestre sus referencias en la tradición del flamenco. “Esa es la dirección de la mirada que me interesa: hacia lo tradicional, empaparme de eso y a partir de ahí mirar para adelante. Nadie crea de la nada”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.