Stéphane Duroy: las cicatrices de la historia
A través de sus libros el artista indaga en las pautas que se repiten una y otra vez en nuestra historia. Le Bal exhibe su obra
Durante más de cuarenta años ha recorrido Europa Y ensanchado horizontes hasta llegar a Estados Unidos, en busca de su identidad y de la memoria de una Europa sacudida por dos guerras mundiales. Stéphane Duroy (Bizerte, Túnez, 1948) ha encontrado su voz en la fotografía ahondando en la consciencia histórica. En unas huellas que se tornan cicatrices y que evidencian aquellos errores y pautas que se repiten una y otra vez en nuestra historia.
Stéphane Duroy, Again and Again es el resultado de su periplo por el lado más sombrío de Europa y Estados Unidos. Se trata de la primera exposición retrospectiva del artista y se puede ver hasta el 9 de abril en la sala parisina Le Bal. Una mirada cargada de fatalismo histórico que llega en un momento oportuno, en el que Europa manifiesta su declive y Trump accede al poder.
Nacido en Túnez, tres años después de que la paz se restableciera en el mundo, su fascinación por la historia se vio alimentada por los relatos que oyó contar a sus abuelos acerca de la Primera Guerra Mundial. Comenzó su andadura como fotógrafo de prensa a los 26 años, después de finalizar sus estudios de leyes. El fotoperiodismo ofreció al inquieto Duroy la suficiente adrenalina para satisfacer una vida que hasta ese momento él consideraba aburrida. También la posibilidad de ser testigo presencial de momentos históricos. Así llegó a ser galardonado con varios premios World Press. Pero las publicaciones para las que trabajaba dejaron de ser el soporte adecuado para dar rienda suelta a su creatividad y comenzó a considerar los libros como el formato más adecuado para indagar en dos de sus obsesiones: la historia y la memoria. “Me interesaba intentar comprender el impacto de la historia en el ser humano, de la historia con mayúscula, y cómo puede resultar en el exilio”, apunta el autor.
Desde 1977 hasta 2002 posó su mirada en la división de clase de la sociedad británica, en los estragos causados a la clase trabajadora durante los años del thatcherismo. La Guerra Fría y la Europa del Este poscomunista, así como la caída del muro de Berlín, son otros temas que ha tratado.“Comencé a trabajar en el Berlín oriental en 1979, era como trabajar en una especie de prisión, pero también podía ser como un teatro donde la imaginación podía crear todo tipo de situaciones”. De ahí una de las fotos más impactantes de la muestra, en la que Duroy consiguió captar el muro de Berlín mientras se desplomaba. “Estados Unidos como esplendido símbolo de esperanza, y de los grandes sueños prefabricados en los que nadie cree, cerraba el círculo”, señala Duroy. “Cuando la gente no puede aguantar más la miseria y las dificultades de la vida, la única salida que tiene es el suicidio o abandonar su país en busca de un nuevo sueño", añade. “La memoria es muy importante. Por una parte, para poder entender el mundo se necesita la historia, pero por otra parte demasiada historia podía ser algo muy oneroso, bloquea, y se convierte en un impedimento en la vida. Es por eso por lo que cuando se es un exiliado, como los emigrantes europeos que llegaron a América huyendo del fascismo, es necesario olvidar, romper con la memoria para poder alcanzar lo que se desea”.
Resulta curioso que las obras se muestran colgadas en una pared forrada con papel pintado. “Lo utilizo en casi todos mis proyectos. Para mí el papel pintado simboliza una cierta quietud, lo cotidiano, el confort. Habla de la historia de la familia, de la privacidad, dice muchas cosas sobre el ser humano”, recalca el fotógrafo. Las obras forman parte de sus libros L'Europe de silence, (1979-89), Distress (2011) y Unknown (2007-17) “Soy un fotógrafo que hace libros. Esto supone una gran disciplina para mí. Cuando hago un libro, soy yo quien decide todo: la maquetación, el orden de las imágenes, el significado del libro, el texto que acompaña a las imágenes”, explica Duroy.
Pero de la misma forma que la historia no puede ser reescrita, si lo pueden ser los libros. Así, Duroy ha elaborado 29 distintas versiones de su libro Unknown. “Partiendo de la primera versión he hecho desaparecer algunas fotos, pintado otras y añadido elementos nuevos. Se trata de un nuevo concepto de la fotografía. Pero aun así sigo considerándome un fotógrafo, ya que para transformar mis libros necesito alimentarlos de nuevas imágenes”, explica Duroy. "A mis casi 70 años quiero ir más allá de la fotografía e intentar algo nuevo. Esto hace que mi vida sea muy interesante en la actualidad”. Su entusiasmo no parece contradecirse con su pesimismo: “Soy bastante pesimista, pero al tiempo me gusta la vida. Caemos siempre en los mismos errores, pero aun así la vida sigue su curso. La vida para mí es una gran tragedia, al tiempo que algo maravilloso. Si miramos al siglo pasado vemos que ciertamente fue una gran tragedia, pero aun así somos capaces de creer en los sueños. Es muy difícil para los humanos aprender algo, porque las nuevas generaciones tienden a olvidar la historia y comienzan de nuevo cometiendo los mismos errores”.
Stéphane Duroy, Again and Again. Le Bal, París hasta el 9 de abril.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.