En el umbral del mundo
'No estábamos allí', el nuevo libro de Jordi Doce, supone una inflexión en su poesía, que tiene ahora un acento más narrativo
La escritura de Jordi Doce (en sus libros poéticos y de ensayo, de notas y aforismos, incluso en sus traducciones) es fruto de un pensamiento poético que es el reflejo de una unidad de “tono” —entendido en su sentido etimológico como el de una cuerda tensada— en la que reside la presencia y la fuerza de su poesía. En No estábamos allí, ese tono dibuja un clima y un paisaje donde “la extrañeza es una forma de atención / una distancia desnuda”.
Ese cambio de relieve —que estaba presente en Perros en la playa (2011) y en Monósticos (2012)— surge de una inflexión tonal que tiene ahora un acento más narrativo, dando entrada al lado imaginativo y expresionista de una mirada “donde vida y sueño se replican eternamente”.
Con una lengua abiertamente concisa, más vivaz, acaso machadianamente ingrávida y ligera, se levantan escenarios que muestran las luces y las sombras de atmósferas y momentos precisos, justo ahí, “cuando el mundo se convirtió en el mundo”. Una vida en suspenso, un tiempo desconcertado y perplejo, con esa “luz tangente” que surge allí donde “la curva del brotar y la curva del horizonte // se confunden”. Una realidad enhebrada al misterio, entre la paradoja y la conjetura, un umbral donde “recordar cómo es el mundo cuando no estábamos en él”.
Poemas inolvidables que, al filo del cuento y de la fábula, arrastran al lector hacia un universo de imágenes filtradas, como “nubes de polen a la luz oblicua de la tarde”.
No estábamos allí. Jordi Doce. Pre-Textos, 2016. 96 páginas. 16 euros
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