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FOTOGRAFÍA

La hoja de contacto; diario de un fotógrafo

La hoja de contacto, registro íntimo del quehacer del fotógrafo, ha quedado hoy en desuso. Una exposición muestra algunas de las más emblemáticas del siglo XX, reivindicando su valor.

Versace Dress, Back View, El Mirage, 1990
Versace Dress, Back View, El Mirage, 1990Herb Ritts Foundation, Cortesía Fahey/Klein Gallery, Los Ángeles

No todo disparo de un fotógrafo es certero. Las hojas de contacto así lo confirman. Desvelan el camino por el cual el autor captó ese preciso instante, en ocasiones, destinado a convertirse en obra maestra. “Una hoja de contacto está llena de correcciones, llena de detritus. Una exposición de fotografías o un libro es una invitación a un banquete, y no está dentro de las normas hacer a los invitados meter la nariz en las cacerolas y sartenes, y mucho menos en el cubo de desperdicios...”, decía Henri Cartier-Bresson.

Mirar los contactos de un fotógrafo es como leer su diario, hurgar en su rutina, allí donde todos los impulsos, fallidos o acertados, quedaron grabados. La galería Fahey /Klein de Los Ángeles nos invita a ello a través de Contact; una muestra colectiva que agrupa algunas de las fotografías más famosas de la moda, de la historia y de la cultura del siglo pasado junto a sus correspondientes hojas de contacto. Obras realizadas por William Claxton, Harry Benson, Steve Schapiro, Herb Ritts, Philp Stern o Julian Wasser, entre otros. Pero ¿por qué mostrar aquello que el fotógrafo desechó?

Versace Dress, Back View, El Mirage (Hoja de contacto), 1990
Versace Dress, Back View, El Mirage (Hoja de contacto), 1990Herb Ritts Foundation, Cortesía Fahey/Klein Gallery, Los Ángeles

Relegada a la historia por la fotografía digital, la hoja de contacto fue una herramienta fundamental en los días en los que la mayoría de los fotógrafos trabajaban con película. Era la primera impresión realizada de los negativos, el boceto del fotógrafo. Servía tanto a los fotógrafos como a los editores gráficos para evaluar el total del trabajo y elegir la mejor imagen. Esta quedaba señalada por las marcas realizadas en rotuladores de vivos colores, normalmente, en rojo. La secuencia de las tomas desvela no solo el método de trabajo del artista (por qué eligió una y no otra, cuántas amplió o cómo la cortó, ¿fue la imagen final el resultado de un método laboriosamente organizado? ¿o fue el fruto de la tan esperada serendipia?) , sino también el contexto en el que se tomó la instantánea.

Los contactos de Versace Dress, Back View, donde la modelo Christy Turlington posa bajo una vaporosa nube de seda negra, revelan la precisión con la que trabajó Herb Ritts .“La consistencia de la deslumbrante visión de Ritts permanece clara y persistente en toda la secuencia. Cada disparo varía ligeramente, capturando el juego sutil entre la luz y la sombra, algo innato dentro de la estética y el estilo de Ritts”, escribe el galerista David Fahey. De la misma forma los contactos de Stephen Somerstein, nos trasladan al momento en el que Martin Luther King daba su discurso frente a los 25,000 manifestantes que marcharon a favor de los derechos civiles entre Selma y Montgomery. Pero también nos muestran a una joven Joan Baez al pie de los escalones del Capitolio. Así, los contactos de una de las sesiones de retratos que Lawrence Schiller realizó a Marilyn Monroe durante el rodaje de El Multimillonario, conservan los tachones que realizó la actriz en las imágenes que no fueron de su agrado.

Marcel Duchamp jugando a la ajedrez con Eve Babitz, 1963
Marcel Duchamp jugando a la ajedrez con Eve Babitz, 1963Julian Wasser, Cortesía Fahey/Klein Gallery, Los Ángeles

Las hojas de contacto nos recuerdan que una obra de arte no es sino la última etapa de todo un proceso. Resulta interesante destacar que hasta el 2000 la emblemática agencia Magnum examinaba aquellas de los fotógrafos que aspiraban a formar parte de su equipo. Considerando que estas eran más reveladoras acerca del estilo de un fotógrafo y de su manera de pensar, a la hora de trabajar, que las imágenes finales.

Dr. Martin Luther King, Jr durante su discurso a 25,000 participantes de la marcha de Selma a Montgomery, en favor de los derechos civiles , Alabama, 25 marzo, 1965
Dr. Martin Luther King, Jr durante su discurso a 25,000 participantes de la marcha de Selma a Montgomery, en favor de los derechos civiles , Alabama, 25 marzo, 1965Stephen Somerstein, Cortesía Fahey/Klein Gallery, Los Ángeles

Sustituidas en la actualidad por aplicaciones informáticas como Lightroom, son vestigios de una época en la que el número de disparos tenía un límite para el fotógrafo. El autor debía pasar por el cuarto oscuro, para conocer el valor de su obra. “Aun pienso que no saber que 'tienes' al final de una jornada realizada con película, proporciona intensidad al trabajo. Es un misterio, una sorpresa. En la actualidad todo el mundo pasa más tiempo mirando a las pantallas, primero a la de la cámara y luego a la del ordenador", señalaba Susan Meiselas en el libro Magnum Contact Sheets (publicado por Thames & Hudson). Amante de la disciplina y del rigor de la fotografía analógica, Gilles Peress se expresaba de la siguiente manera en el mismo libro: ”Con la película seguías el rastro de lo que habías disparado en tu cabeza, y las tardes se dedicaban a hacer una recapitulación mental del trabajo realizado: las demandas técnicas de la edición digital sobre el terreno, suponen en el peor de los casos 'menos reflexión, menos inteligencia, y menos tiempo pensando' ”.

Contact. Fahey/Klein Gallery. Los Ángeles. Hasta el 8 de febrero

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