El veneno de la ficción
Los 16 relatos de 'Las lágrimas necesarias' apuestan por la recreación evocadora de ambientes musicales y atmósferas poéticas
Los 16 relatos de Las lágrimas necesarias no buscan la tensión narrativa ni se complacen en el efectismo de los giros argumentales, sino que apuestan por la recreación evocadora de ambientes musicales y atmósferas poéticas. Como los enfermos de literatura que pueblan las páginas de Vila-Matas, los personajes hiperestésicos de Ángel Rupérez contemplan el mundo exterior a través del tamiz de la ficción, pues “la mente está infectada por historias irreales y actúa como si estuviera en un relato inventado, no en la pura realidad”. Sin embargo, frente al autor de Bartleby y compañía, aquí prevalecen el enfoque afectivo y la impresión psíquica sobre la sinuosidad intelectua. Las adicciones librescas y los azares vitales configuran un tapiz brumoso; una cartografía de afinidades electivas donde se mezclan el Oxford de Javier Marías, el París de Patrick Modiano, el Nueva York de Miles Davis y la casa familiar de Gil de Biedma en Nava de la Asunción.
La tenuidad de las tramas se pone al servicio del poder cauterizador de la lectura o del embeleso de la imaginación. Por ello el escritor difumina las barreras cronológicas para conversar con Scott Fitzgerald, como le ocurría a Owen Wilson en Medianoche en París, o para sumarse al cortejo fúnebre convocado por Schubert en La muerte y la doncella. Así sucede también en el relato que da título al conjunto: una fabulación sobre el destino de la última carta que Manuel Machado escribió a su hermano Antonio. Los cuentos de Rupérez, que complementan su labor poética, demuestran que el veneno de la ficción no tiene antídoto.
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Autor: Ángel Rupérez.
Editorial: Izana.
Formato: versión Kindle y tapa blanda (171 páginas).
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