Tragedia planetaria
En La máquina natural, primera novela de Ignacio Fernández, se percibe pronto la tensión de un mundo a punto de desaparecer
En La máquina natural, primera novela del argentino afincado en Barcelona Ignacio Fernández (1978), se percibe pronto la tensión de un mundo a punto de desaparecer. Cuando uno lee una novela de antelación, sabe que su autor se enfrentó a un vacío que debió llenar con su imaginación sin que por ello perdamos, los lectores, el sentido de la realidad que se nos describe, la que desaparece y la que la reemplaza. No conozco todo lo que en Argentina se escribe en este género, pero destacaría a Marcelo Cohen y Pedro Mairal, dos excelentes exponentes de la narrativa de antelación en lengua castellana. En La máquina natural, unos hombres y una mujer embarazada llegan un día a la cabaña de un anciano que vive como un ermitaño. Los forasteros vienen empujados por algo que sucede en Buenos Aires y se extiende por todo el país. La gente abandona sus casas y huye. El Ejército se hace cargo de la innominada situación de tragedia planetaria. Y es aquí donde el arte del autor hace presencia. Comenzando por la elección de la elipsis como mecanismo de representación. Las casas abandonadas, la repentina escasez de servicios básicos, la sensación de que todo está por acabar, sin saberse nunca cuál es el origen ni el destino de semejante colapso. En medio de lo que sucede, una mujer que ha perdido a su único hijo hace ya tiempo, destaca como un indicio sobrecogedoramente humano. Esa mujer y el solitario anciano. Juntos se quedan a esperar el retorno a los comienzos. La máquina natural es una narración sin fisuras. Excelentemente narrada y mejor pensada para hacernos pensar.
La máquina natural. Ignacio Fernández. Baile del Sol, 2016. 178 páginas. 13 euros
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