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La ciencia busca su sitio en la parrilla de televisión

La divulgación trata de llegar a más público con nuevos formatos que no logran cuajar

Eduard Punset, presentador del programa 'Redes' (1996-2013).
Eduard Punset, presentador del programa 'Redes' (1996-2013).CARMEN SECANELLA
Javier Salas

La ciencia en la tele, para millones de españoles, tiene la dicción engolada y el acento catalán de Eduard Punset. Su mítico Redes, que se alargó casi dos décadas en la parrilla desde la televisión pública, dejó un hueco que nadie ha cubierto todavía en el imaginario colectivo. ¿Por qué no hay un programa referente y popular sobre ciencia en España? Aunque yendo un poco más allá cabe preguntarse también: ¿Acaso basta con un único programa de divulgación?

“El panorama actual es desértico y poco alentador”, lamenta América Valenzuela, periodista y divulgadora. Añade que lo poco que hay está arrinconado en canales especializados de ciencia y aventura, que por cierto suelen dar demasiado lugar en su programación a espacios muy poco compatibles con el rigor científico. “No creo que sea suficiente con un par de programas en la pública, las privadas deberían atreverse, porque hay patrocinadores y podría generar mucha audiencia”, defiende Valenzuela, que cuenta con un microespacio específico en el Canal 24 Horas.

En las últimas temporadas televisivas, pareció moverse algo, como si los programadores vieran que había una oportunidad interesante. Órbita Laika, que estrena en breve su tercera temporada, quiso aprovechar el creciente interés por la ciencia del público español con un espacio desenfadado, pero inteligente y para adultos. Consiguió hacer ruido desde la noche de La 2 y eso animó a lanzar nuevas apuestas y a probar nuevos formatos.

El último programa de la anterior etapa de Órbita Laika.

“Algunos programadores descubrieron que la ciencia interesa más de lo que se pensaba, también gracias a Internet y a las nuevas webs que están teniendo mucho éxito”, asegura Pere Estupinyà, que en septiembre estrenará en TVE su programa de divulgación El cazador de cerebros. Estupinyà, que se crió televisivamente en las bambalinas de Redes, se muestra convencido de que esta eclosión de nuevos programas de divulgación se consolidará: “No es una burbuja, hay un interés social por usar la ciencia para explicar las cosas del mundo”.

José Antonio Pérez Ledo, que prepara un programa de divulgación para un canal privado, cree que “hubo un microboom que duró unos meses y que se abortó de pronto”. En poco tiempo, tras Órbita Laika, surgieron Yo mono en TVE y ADN Max con Xavier Sardá. Además, llegó a España el Cosmos de Neil deGrasse Tyson prologado por Carlos Sobera. Ninguno funcionó como se esperaba, lo que explicaría el frenazo del que habla Pérez, que dirigió las dos primeras temporadas de Órbita Laika. Esta nueva temporada no cuenta con ninguno de los miembros del primer plantel (ni dirección, ni presentador, ni colaboradores), muy críticos con la adjudicación de horarios nocturnos al espacio, y por eso se apellidará La nueva generación.

Extracto de 'ADN Max'.

Valenzuela, Estupinyà y Pérez coinciden en que estas apuestas no eran muy creíbles, por formato, por inversión, por promoción, por el lugar en la parrilla… “Nosotros habíamos logrado medio millón de espectadores en la noche de La 2, pero sus audiencias fueron un bluf”, señala Pérez, “y eso dejó la sensación de que no había público suficiente y se aparcaron intentos reales en privadas grandes de hacer algo”.

¿Hay público suficiente? Lo que no hay es cultura de ciencia televisiva. Es una cuestión de costumbre, de generar un caldo de cultivo que despierte interés, diagnostica Pérez. “No puede ser que cada vez que se lanza un programa de ciencia se reciba como un acontecimiento, como si fuera una gesta titánica”, asegura. Pero hace autocrítica: “Lo cierto es que ningún programa ha conseguido buena audiencia. No hemos descubierto cómo hacerlo”. “Continúa siendo algo minoritario”, apunta Estupinyá, que se muestra optimista sobre el tándem que Órbita y su Cazador de cerebros pueden formar juntos en la parrilla.

Valenzuela cree que ese interés se podría crear a partir de un “referente”, un nuevo Punset. “En EE UU tienen a Neil deGrasse Tyson, en Reino Unido a Brian Cox; hace falta alguien nuevo que sorprenda y que genere magnetismo. Estas figuras ayudan mucho a que la gente se interese por la ciencia, tienen un entusiasmo contagioso”, propone la periodista.

Cómo debe ser la divulgación televisiva

El modelo de Redes, con premios Nobel y densos temas de gran enjundia, frente a los experimentos de El hormiguero, un microespacio de experimentos explosivos entre bailes, chanzas y famosetes. En realidad, todo debería tener cabida: del mismo modo que en política hay programas de humor, tertulias circenses y plúmbeos espacios de entrevistas. "Lo malo es que hay poco presupuesto, la mayoría de los formatos son añejos, estáticos, enciclopédicos, demasiado tradicionales. Falta naturalidad", asegura América Valenzuela, quien cree que con esa naturalidad la gente le perdería el miedo, como ha pasado con la economía, que ya se ve en prime time y hasta con pizarra.

Por su parte, José Antonio Pérez Ledo habla de que deberían convivir en la parrilla perfiles como el suyo, de "cuentista", con el de divulgadores como Pere Estupinyà: "Yo quiero hacer programas que a mí me gusten, que sean entretenidos y que de paso enseñes algo de ciencia". Ambos coinciden en que sus medios, comparados con cadenas anglosajonas, están a años luz de distancia: Cosmos o la BBC hacen programas que competirían en recursos con Hollywood. "Quien debería apostar en serio es la tele pública, con más visibilidad y más inversión. En la actualidad parece que saquen cosas por puro compromiso, porque se supone que deben cumplir y ya", denuncia Pérez.

Estupinyà cree que se explora poco la opción de darle a la ciencia pequeñas secciones dentro de otros programas, como magacines o informativos generalistas. Así se podría ir creando un consumidor habituado a estos contenidos. En este sentido, Valenzuela opina que en los informativos "cada vez hay más interés y se trata con mayor seriedad". "Ahora van más allá del típico cierre del informativo anecdótico y bonito con un cohete despegando: se dan las noticias de importancia", celebra.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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