Isla de palabras

Al cúmulo de octubre recoge una amplia selección de la poesía de Andrés Sánchez Robayna y completa la radiografía ofrecida por otra antología reciente, El espejo de tinta (2012). El prefacio de Yves Bonnefoy da testimonio de una obra en marcha que escapa a la abstracción de la razón pura, pero que también desconfía del exceso de realidad. El universo lírico se articula en torno a un conjunto cerrado de símbolos que obedecen a una suerte de trobar clus isleño: el “lienzo del mar”, la “efigie de la piedra” y el “fuego material”. Clima (1978), Tinta (1981) y La roca (1984) proporcionan la pauta de una epifanía telúrica que se expande en aguafuertes impresionistas o se incorpora a la reflexión metadiscursiva.

Por su parte, la década transcurrida entre Palmas sobre la losa fría (1989) y Sobre una piedra extrema (1999) certifica la construcción de un paisaje auroral que aún no ha caído bajo el yugo de la historia: “Estuvo siempre allí / el árbol de mis juegos, se diría que estaba / antes del tiempo ya, como un dios del origen”. En el siglo XXI aparece la mejor entrega del escritor: El libro, tras la duna (2002), un volumen cosmogónico que proyecta la autobiografía intelectual en la pantalla del mundo exterior. Finalmente, La sombra y la apariencia (2010) aporta una de cal y otra de arena: la transitoriedad de la percepción y la inmanencia del signo, el “paraguas del dolor” (el 11-M en ‘Madrid, para una elegía’) y el lenitivo de la belleza. Si la musa atlántica de Robayna ha crecido a la sombra de JRJ, los cinco inéditos incluidos aquí avanzan hacia una reviviscencia machadiana y consagran la “palabra en el tiempo” como principio del impulso creativo: “Así has de ser: / palabra, / destino de palabras”.

Al cúmulo de octubre. Andrés Sánchez Robayna. Visor. Madrid, 2015. 285 páginas. 12 euros