La dama excéntrica
Eva Blanch brinda una novela sobre la escritora y editora Esther Tusquets que tiene mucho de juego privado algo repetitivo
Superintelectual, generosa, mandona, excéntrica, deslumbrante, manirrota, caprichosa, imprevisible, ludópata, manipuladora… son algunos de los atributos de la escritora Emma Thomson, juzgada por quienes la trataron o conocieron. La escritora es Esther Tusquets, protagonista de Corazón amarillo sangre azul, de Eva Blanch, la cuñada, en la novela y en la vida real, porque ficción y realidad van aquí estrechamente unidas.
La llegada imperiosa de la escritora enferma a casa del hermano y los trastornos que provoca son el desencadenante para que la cuñada, que atraviesa una crisis matrimonial, se ponga a escribir esta novela. Así, de un lado la obra discurre por los últimos meses de la vida de Emma narrados en primera persona por su cuñada Clara. A la vez, estos capítulos alternan con el relato en tercera persona de los encuentros que la narradora mantiene con un diseñador que trabajó para la escritora y editora, una presentadora de un reality de Telemadrid (con rasgos de Cristina Tárrega), el fotógrafo Blai Pons (Oriol Maspons), la poetisa (Marta Pessarrodona), una amiga del Colegio Alemán, la secretaria (Carme Giralt), el poeta (Gimferrer) y Ada (Ana María Moix). Entre todos van desgranando anécdotas y facetas de la protagonista correspondientes a distintas etapas de su vida. Nada que no se supiera dada la abundante chismografía y la propia carga autobiográfica de la obra de Esther Tusquets.
A quienes conocimos (algo) el mundo aquí novelado nos choca el modo casi rencorosocon que se hace comparecer a Ada
Están muy presentes también el hermano (Óscar Tusquets) y la hija Ginebra (Milena Busquets), que aconsejan a Clara cómo debe escribir en escenas presididas por una comicidad caricaturesca y prosaica, que cansa y aburre cuando se repiten, nada más empezar la novela. El humor inteligente aparece al caracterizar a un personaje real, con guiños al lector que pillarán quienes conozcan la realidad convocada. En la parte final, diversos monólogos —puestos en boca de Ada, de la madre de la escritora y de su hija—, más un breve y último texto de Emma, reactivan el interés de esta lectura, siquiera sea por la variedad de registros empleados y por el tono más íntimo, confidencial y auténtico. A quienes conocimos (algo) el mundo aquí novelado nos choca el modo casi rencoroso con que se hace comparecer a Ada; y la ausencia de Néstor, el hijo, en un libro que tiene mucho de divertimento familiar y juego privado
Corazón amarillo sangre azul. Eva Blanch. Tusquets. Barcelona, 2015. 276 páginas. 18 euros
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