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Nathan Fillion: “Me gustaría que Castle terminara con una bala en la cabeza”

El actor habla sobre la octava temporada de la serie y la posibilidad de su próximo final

Pablo X. de Sandoval
Nathan Fillion, protagonista de 'Castle'.
Nathan Fillion, protagonista de 'Castle'.

Hay actores cuyo parecido con los personajes que les han hecho famosos impresiona. Nathan Fillion es uno de ellos. Cuando se sienta con la prensa en la falsa mesa de reuniones de la falsa comisaría del Distrito 12, habla y se mueve como Richard Castle, el novelista detective que lleva ocho temporadas resolviendo crímenes en televisión. No es un actor hablando de su personaje, es el personaje. Bromea, arquea las cejas y se repite las preguntas a sí mismo en tono reflexivo. “¿Cuánta confianza tengo en que haya una novena temporada? Intento ser feliz con lo que tengo. Si una puerta se cierra, se abrirán otras”.

Las posibilidad de que esta sea la última temporada flota en el aire en la entrevista con Fillion en los decorados de Castle, en los estudios Raleigh que ocupa ABC en el centro de Hollywood. La serie, que arrancó en 2009 y cuya octava temporada emite en España primero el canal AXN y después —en abierto— Cuatro, ha actualizado con éxito el formato de comedia romántica detectivesca, una oferta que en su día labraron series como Luz de luna o Remington Steele.

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El show ha mantenido el interés sobre todo alrededor de la tensión romántica entre el escritor Richard Castle y la detective de homicidios Kate Beckett (la actriz Stana Katic). En este tiempo se han liado, se han casado y se han medio separado. En esta temporada, vuelven a estar juntos pero aparentan no estarlo. “Yo dije al principio que no debían estar juntos, porque la gente cambiaría de canal. Creo que lo estiramos todo lo que se podía sin llegar a molestar a la gente. Había llegado el momento de que estuvieran juntos. Pero una vez que lo haces, ¿cuánto dura? Había que volver a agitar las cosas”, explica Fillion.

Esta temporada mantiene todos los elementos de marca de la serie, en la que el público ha disfrutado con argumentos de todo tipo. “Hemos hecho tantas cosas raras que ya no me sorprende nada. Hemos sacado aliens, vida en Marte…”. En el episodio que estaban rodando mientras atendían a la prensa había “un genio en una lámpara”. Todo al servicio de la comedia romántica entre los dos protagonistas.

Castle no es una serie sesuda de crímenes, esa no es su gracia. “Una vez conocí a un CSI de verdad, de los que estudian crímenes. Me dijo: ‘A mi mujer le encanta tu serie, pero a mí me cabrea. Tu personaje nunca lleva guantes, lo toca todo, contamina la escena del crimen. ¡A estas alturas debería estar acusado de 17 asesinatos!”, se ríe Fillion. “Le cabreaba por lo poco realista que es. ¿Es como la vida real? No, gracias a Dios. La gente quiere relajarse y dejarse llevar”.

“Dije al principio que Beckett y Castle no debían estar juntos”

Canadiense de 45 años, Fillion había hecho de todo antes de lograr este papel. “Yo aprendí muy pronto que esta industria es, sobre todo, cambiante. No hay garantías, siempre hay una alfombra debajo de ti que pueden quitar en cualquier momento. Te acostumbras. No lo hace más fácil, pero te lo esperas. Tuve un trabajo que me duró tres años en Nueva York. Trabajaba todos los días, me sentía a gusto. Me mudé a Los Ángeles y tuve dos trabajos seguidos. Luego estuve desempleado un año entero, yendo a castings cinco días a la semana, pagando mi alquiler a crédito”. Por eso, dice, ha llegado a “un estado zen” en el que no se obsesiona con el posible final de la serie, o de cualquier trabajo.

Castle ha disfrutado y disfruta, de una legión de fans muy fiel, una base muy amplia en todo el mundo que hasta permite vender novelas firmadas por el personaje principal. Los signos de cansancio, sin embargo, se han hecho evidentes. “Si Castle tiene que terminar, me gustaría que fuera a lo bestia, con una bala en la cabeza”, ríe Fillion. “Algo que me asegure de que nadie recupera este personaje. Muere conmigo”.

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Sobre la firma

Pablo X. de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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