Días santos
El aparato de propaganda del PP, RTVE, nos obsequia cada Semana Santa con los correspondientes Marcelino, pan y vino, o similares
Artículo 16 de la Constitución. Apartado 3: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Vale. Lo de que mantendrán las consiguientes relaciones con las demás confesiones debe de ser un chiste, malo, pero un chiste.
Durante años, los viejos nos cansamos de ver entrar en las catedrales a Franco bajo palio. Desde entonces, la Iglesia Católica gozó y goza de unas prebendas económicas inimaginables. Hace casi 41 años que murió el golpista y 39 desde que se aprobó la Constitución. Pues como quien oye llover.
El aparato de propaganda del PP, RTVE, nos obsequia cada Semana Santa con los correspondientes Marcelino, pan y vino, o similares, o esa estupenda Ben-Hur que hace tiempo sabemos es un canto a la homosexualidad gracias al talento de Gore Vidal y a algunas de sus frases como la de “no hay nada tan triste como el amor no correspondido”, que le dice Mesala al zurupeto de Charlton Heston, el único que no se enteró de nada, ni siquiera de las miradas lascivas que le lanzaba el cónsul Arrio cuando el de la Asociación del Rifle exhibía músculos en la galera.
Mientras tanto, el personal que puede, naturalmente, llena los hoteles costeros: Benidorm, Canarias, Torrevieja..., la misma televisión que nos ofrece en directo misas, procesiones, Via Crucis o El día del Señor nos informa que la ocupación hotelera alcanza el 95%. Días atrás supimos que Rita Maestre ha sido condenada a pagar 4.320 euros por ofensas a sentimientos religiosos cuando para muchos la ofensa es que las universidades públicas dediquen varias docenas de metros cuadrados a capillas católicas, o que Patrimonio Nacional, el de Berlanga o el del Estado, indistintamente, subvencione con 900.000 euros las misas en el Valle de los Caídos y las diócesis sigan sin pagar impuestos e inmatriculando todo lo que se mueve. Es la aconfesionalidad entendida como una de las bellas artes.
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