Redefiniendo la comedia romántica
La comedia romántica ya no es lo que era. Y la televisión ha ayudado mucho a que así sea. Una vez comprobado que las historias con sobredosis de azúcar ya empalagan, los tiempos modernos pedían otro concepto de comedia romántica. El amor ya no es lo que era. Y dónde mejor para demostrarlo que en la televisión, que tampoco es la que era. Una reciente hornada de títulos, con protagonistas con una amplia colección de imperfecciones y con relaciones y comportamientos tóxicos, han sido los encargados de renovar el género para encaminarlo hacia el antirromanticismo.
You’re the Worst y Catastrophe son dos de los máximos exponentes del género. Ambas con dos temporadas ya emitidas y ambas aprovechando inicialmente el choque entre lo británico y lo estadounidense para dirigir la historia a derroteros diferentes. Mientras que la primera eligió en su segunda entrega abordar el complejo mundo de la depresión con una curiosa mezcla de comedia y drama que volvió a situar a sus personajes y al espectador en una situación incómoda, la segunda se reivindicó como uno de los grandes títulos televisivos de 2015 con un humor sin miramientos ni complejos del que ni ellos mismos están a salvo.
En esta lista se podría incluir también The Mindy Project, que logró despegar precisamente cuando pasó de tratar de imitar las comedias románticas a buscar su propio tono jugando con la relación entre con dos protagonistas imperfectos. No ha llegado a España la británica Scrotal Recall, también muy recomendable y en la que un hombre tiene que comunicar a sus exparejas que tiene una infección de clamidia, lo que sirve para echar la vista atrás a relaciones en muchos casos desastrosas y esporádicas.
A la lista se acaba de sumar Love, la serie que Netflix estrenó el pasado viernes. Creada por Judd Apatow, es una historia ligera y fácil de engullir en un fin de semana. Él, un aspirante a guionista, es el bondadoso y paciente tutor de la joven estrella de una serie (lo que, de paso, da pie a la autoparodia centrada en el mundo televisivo). Ella es una productora de radio con un carácter complicado y autodestructivo. El azar hace que se conozcan en una tienda y que, por extraño que parezca por sus diferentes formas de ser, congenien.
Lejos de ser la comedia romántica perfecta y con un resultado un tanto desigual (algún buen gag y diálogos ingeniosos se encuentran al lado de otros que son prácticamente la nada), sus protagonistas se hacen querer precisamente porque insisten una y otra vez en demostrar que no son perfectos. Nadie lo es.
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