Pederastias
Que la emisión de 'La duda' coincida con 'Spotlight' en cartelera indica la pertinencia con la que los creadores estadounidenses agarran los conflictos más ardientes al vuelo
Repasando el domingo La duda en La 1 de TVE, obra maestra del autor teatral, poco prolífico en el cine, John Patrick Shanley, el espectador se queda con la misma pregunta y alguna certeza moral creciente, aparte de la artística: todo lo que echamos de menos a Philip Seymour Hoffman.
Que la historia de una parroquia mediana del Bronx en los sesenta coincida con la brillante Spotlight en cartelera indica la pertinencia con la que los creadores estadounidenses agarran los conflictos más ardientes al vuelo y ofrecen espectaculares resultados en la ficción.
La duda basa su inquietante brillantez en la arquitectura de un sofisticado despiste. La razón no se nos revela amable. En su más espantoso sentido, queda en manos del monstruo al que da vida y pericia inquisitiva la genial Meryl Streep. Sin embargo, ese cura con ademanes de humilde apóstol y secretos ardientes en la sacristía, utiliza sus encantos de demonio perfumado por el Concilio Vaticano II para, lo más probable —siempre nos quedará la duda—, beneficiarse al monaguillo cuya madre está dispuesta a lo que sea con tal de sacarlo de las alcantarillas.
En Spotlight, aparte de la descomunal investigación que puso en pie The Boston Globe al airear un caso de abusos masivos de curas pederastas en la apacible Boston, los títulos finales ofrecen una pista. Aquel caso azuzado por un grupo de pertinaces periodistas comenzó a cerrar el grifo de la impunidad para los violadores con sotana que quedaban a resguardo del pecado mayor ocultado por la Iglesia a todos los niveles: desde Roma a cualquier parroquia perdida en el culo del mundo.
Dentro de la lista de todos esos lugares donde se han producido abusos, incluyen Granada. ¿Solo? Cuando en España se aborde el asunto en toda su siniestra dimensión, el pasado impacto del daño causado en otros lugares podría quedar en una mera anécdota.
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