Leer con los cinco sentidos
El libro de regalo resiste y vuelve cada temporada ampliando su margen temático. Desde Patti Smith hasta la cocina de Ottolenghi, un repaso por las novedades de 2015.
Libros de mesa —literalmente, de mesa de centro, esa en la que se sirve el café a las visitas—, libros bellamente editados para hojear y palpar, normalmente pesados, hechos con papel si no satinado, al menos de alto gramaje, libros capricho, libros regalo si es que se aceptara tal categoría. Existían ya en el siglo XIX y en el XX tuvieron su esplendor. Ahora, en el XXI, cuando sólo un clic nos separa de que brille en nuestras pantallas prácticamente cualquier obra literaria, los coffee-table resisten y vuelven cada temporada ampliando el margen temático que abarcan.
Por ejemplo, si se desplazara esa imaginaria mesa de café hacia la cocina, ahí aparece Jerusalén. Crisol de cocina del mundo, del chef británico de origen israelí Yotam Ottolenghi, propietario de varios restaurantes en Londres y absoluta estrella del género de recetarios vistosamente editados. Con los más de medio centenar de recetas que reunió en este volumen ilustrado, dio sabor a la multiculturalidad de la antigua ciudad y se convirtió en un best-seller en el mundo anglosajón. En ese mismo mundo, MFK Fisher está considerada como la primera escritora seria en el género gastronómico, y El arte de comer reúne sus mejores textos en un volumen con más contenido que ilustración.
De viajes más imaginarios que gustativos tratan Atlas de islas remotas, de Judith Schalansky, y Atlas de la España imaginaria, dos volúmenes de tamaño más reducido y manejable que el de los libros de regalo al uso. Si en el primero se ofrece una interesante descripción y clasificación de medio centenar de islotes remotos con datos sacados de informes científicos y tratados de historia, en el segundo, Julio Llamazares escribe, por ejemplo, sobre Jauja (un pueblo entre Córdoba y Sevilla), Babia o los cerros de Úbeda, y Navia remata la faena con sus fotografías.
La fotografía es sin lugar a dudas un tema recurrente y brillante entre los libros de gran formato. Y aunque fueron sus cuadros con los que se labró la fama, el mexicano Rufino Tamayo (1899-1991) fue un excelente y particular fotógrafo. Tamayo. Fotógrafo en Nueva York rescata las imágenes en color tomadas con película Kodachrome, que el artista sacó entre 1937 y 1949, cuando vivió en la ciudad estadounidense. Una coetánea de Tamayo, artista surrealista española exiliada en México, protagoniza Cinco llaves del mundo secreto de Remedios Varo, un libro que reproduce y ofrece una interpretación del trabajo de la enigmática pintora.
Otro volumen fotográfico a tener en cuenta, esta vez en puro blanco y negro, es Josef Koudelka. Nacionalidad incierta, el libro que fue traducido con motivo de la exposición retrospectiva dedicada este otoño al maestro checo de la agencia Magnum en Madrid. Pero más allá de la edición lujosa, desde hace unos años lo que marca el ritmo en el amplio mundo de la edición de volúmenes de fotografía son los codiciados fotolibros, diseñados y en muchos casos autoeditados por los propios artistas. Un buen principio para entender la corriente puede ser Under 35, el fotolibro-catálogo de Ivory Press, o Zonians, el trabajo de Matías Costa que reconstruye la nostalgia de aquellos americanos que durante un siglo trabajaron en el canal de Panamá. Nostálgico aunque mucho más cercano y sorprendente es Varietés, volumen ajeno a los fotolibros que reúne imágenes de revistas y cabarés españoles desde los años veinte a los setenta.
La música es otro gran tema entre los libros de regalo (no por nada, Sex de Madonna ostenta el honor de ser el más vendido en la historia). Entre las novedades de este año destaca Mis mejores canciones de Patti Smith, un volumen de gran formato con todas las letras que ha compuesto y buenas fotografías, en el que la legendaria cantante retoma el tono de sus memorias en la introducción y escribe: “Encontrar las palabras que llevamos dentro es lo que nos impulsa a cantar. Puede ser un himno, una esquirla de rebelión o una plegaria adolescente. Descubrimos la inspiración donde podemos, en una vieja guitarra arrinconada o en un garaje…”.
¿Qué queda en la lista? Pues la lista, o más bien, listas mismas reunidas en el libro de Shaun Usher, que recorrió archivos y bibliotecas para elaborar esta compilación. Dime qué tienes pendiente de hacer, qué es lo que no quieres olvidar, aquello que debes dejar enumerado y obtendré tu retrato. Esa parece ser la filosofía que guía Listas memorables, donde uno puede curiosear desde los recados de Marilyn Monroe hasta los de Winston Churchill.
Hay quien sostiene que el primero que habló acerca de los libros de regalo fue Montaigne en el siglo XVI. En Sobre unos versos de Virgilio se lamentaba del destino que pensaba que tenían sus escritos: “Me apesadumbra que mis Ensayos sirvan a las damas como de adorno y mueble de sala”. Así que como homenaje o para no llevarle la contraria cabe cerrar este breve repaso a los volúmenes regalo con la edición completa de Los ensayos, del propio Montaigne, un libro que ya va por la séptima edición y que sin duda entretendrá a cualquier visita a la hora del café.
Listas memorables. Shaun Usher. Salamandra
Tamayo. Fotógrafo en Nueva York. Fotografías de Rufino Tamayo y texto de Pablo Ortiz Monasterio. Editorial RM.
Jerusalén. Crisol de culturas. Sami Tamimi y Yotam Ottolenghi. Salamandra.
El arte de comer comer. MFK Fisher.
Atlas de islas remotas. Judith Shalansky. Nórdica.
Atlas de la España imaginaria. Julio Llamazares y Navia. Editorial Nórdica.
Zonians. Matías Costa. La Fábrica.
Under 35. Ivory Press.
Varietés. La Fábrica.
Los ensayos. Michel Montaigne. Acantilado.
Mis mejores canciones. Patti Smith. Lumen.
Cinco llaves del mundo secreto de Remedios Varo. Atalanta.
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